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17.04.17

¡Sea a Dios toda la gloria por los buenos y santos sacerdotes!

Cinco horas nos hemos dejado gastar en la Vigilia Pascual. Cinco horas que pasaron volando.

Oh, si! La Vigilia Pascual no fue perfecta pero fue la más digna celebración que fuera realizada en mi parroquia más allá de la última década.

Sí, porque también las parroquias pasan por su Viernes Santo.

De hecho, muchas parroquias, son el modelo a escala de lo que en la Iglesia universal sucede cuando a la persona a quien Cristo ha delegado autoridad, pasa de largo de su responsabilidad hacia las almas.

Sin embargo, el Señor, tras habernos hecho probar las durísimas consecuencias, escuchó nuestra plegaria y ha enviado a un párroco que, por ejemplo,  se sienta a confesar revestido con su estola durante algunas horas a la semana dentro del templo. No sentado en su oficina (mientras realiza otras tareas), no sin estola y no mediante cita previa sino como debe ser.

De tener un buen y santo sacerdote cuidando de nuestras almas es que, por ejemplo, Benjamín, acompañado de su esposa e hija, no se pierde celebración litúrgica; también asiste a diversos actos de piedad, ora en familia y en comunidad. Lo veo confesarse y hacer caridad.

Siempre se les ve en paz y sonriendo.

Ayer domingo le pregunté por qué asistía también a misa de Gloria si lo había hecho a la Vigilia Pascual y dijo que por no haberlas tenido tan bellas y al alcance de la mano por muchos años.

Si, no se puede negar, so pena de ser hereje, que la gracia posee el poder para suplir las graves carencias de un párroco; pero el caso es que, cuando tenemos buenos y santos sacerdotes, queda perfectamente en evidencia el profundo y expansivo efecto transformador de la gracia.

De tal manera que, no tiene la menor importancia que durante el proceso de reconstrucción de una parroquia los coros continúen eligiendo canciones infantiles para el momento de la Comunión cuando, lo verdaderamente importante, sucede en silencio en lo profundo de cada alma debido a la gracia que es derramada por la buena y digna administración de los sacramentos, a facilitar el crecimiento en la oración así como a ofrecer la frecuente recepción de la Eucaristía.   

Sobre este aspecto centremos nuestra atención y no lo perdamos jamás de vista ya que, sin lugar a dudas, bajo el cuidado de un buen y santo sacerdote, continuaremos experimentando las consecuencias de haber hallado el sepulcro vacío tras el drama del Viernes Santo.  

¡Sea a Dios toda la gloria por los buenos y santos sacerdotes!.

 

16.04.17

Cantos infantiles para la Vigilia Pascual? No, por favor!

“Si lloramos es sólo porque nos oprime el peso de nuestros pecados y si nos alegramos es porque nos ha justificado su gracia, pues fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. Llorando lo primero y gozándonos de lo segundo, estamos llenos de alegría.” San Agustín

Nunca he entendido por qué le resulto atractiva a los niños en edad pre-escolar por lo que, cuando me encuentro con ellos, termino teniendo bellísimas conversaciones. 

Anoche, durante la Liturgia del Fuego, me encontré con par de niñas encantadoras. Una de ellas me mostraba sus anteojos nuevos mientras me contaba lo feliz que estaba porque ahora en la escuela podía leer más rápido. Quiso demostrármelo leyendo del misal.

Cosa curiosa que con los perritos me pasa como con los niños: les gusto y desconozco la razón.

Tal cosa la descubrí cuando fui catequista de niños en edad pre-escolar y también mientras estuve a cargo del grupo de niños a quienes, en un proyecto como voluntaria, ofrecí estimulación temprana.  

Esto lo menciono para destacar el hecho de que distingo perfectamente las necesidades de niños y de adultos a las que, me parece, la gracia me ayuda a solventar apropiadamente.

Es de ahí que descubro que no todos tenemos la misma sensibilidad.

Por ejemplo, existe una variedad de canciones infantiles que la renovación carismática ha hecho suyas y que los adultos utilizamos como cantos para la Comunión u otros momentos de la Santa Misa.

Resulta singular debido a que uno supone que, si un centenar de personas se ha quedado durante más de cinco horas a una celebración litúrgica, no es porque su fe se encuentre en la etapa de requerir alimento blando tal como el que requiere un crío, sino porque –al haber sido robustecidos con la gracia-  buscan el alimento sólido que es la Vigilia Pascual.

Mi párroco, por cierto, lo notó al acto. Así lo hizo ver al final de la celebración.

Pues bien, la elección de esos cantos, que no dudo es hecha con buena intención, viene a ser como que, tras haber pagado por un tiquete carísimo para escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven, el conductor de orquesta te salga con una versión infantil de la Oda a la Alegría pero, además, a ritmo de salsa o merengue.  

No dudo que, hasta el menos sensible, lo hallaría desconcertante.

Cómo verificar que estoy en lo cierto? Que el coro y el sacerdote observen cuántos de la asamblea hacen palmas o apenas mueven los labios para participar del canto. Eso bastará. 

No tiene sentido buscar las razones por las que se toman estas decisiones; lo que habría que hacer es, sencillamente, asegurarse de tomar mejores la próxima vez ya que, de todos modos, con o sin cantos infantiles, la gracia se encarga de hermosear el alma que se despierta cada mañana de su vida para incansablemente descubrir que el sepulcro está vacío.

Una y otra vez. Siempre vacío.

¡Aleluya!

20.03.17

"Fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder" (Ef 6, 10-17)

“11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. 12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
13 Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. 14 Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. 15 Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. 17 Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” Efesios 6, 10-17

Una gran cantidad de católicos se devana los sesos tratando de comprender cómo ha sido que hemos llegado a tal nivel de confusión.

Por supuesto que es necesario conocer y reflexionar sobre la realidad; sin embargo, muchos yerran al enfocarse únicamente en responsabilizar a personas concretas o hechos específicos.

Noten que Pablo lo expresa claramente: “la lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio”.

Cosa que hemos de tomarnos literalmente o mejor no lo hacerlo del todo. .

Pablo ha dicho que el enemigo es el demonio; por tanto, al demonio hemos de resistir.

- “Pero, ¿cómo?", se preguntarán, “si los ataques nos llegan de fuera en la figura del odio y el desprecio de Dios?”; pues sí, los ataques nos llegan de fuera pero es la vida del alma la que Dios desea preservar. 

Alma que ha sido creada para de ser revestida con la fuerza de su poder.  

Una vez revestida el alma, será fácil comprender el valor de nuestro cuerpo, ya sea para ayudar a Dios a preservarlo o, simplemente, para entregárselo como ofrenda agradable.

Un alma revestida con el poder de Dios opondrá valiente y digna resistencia al enemigo en las múltiples formas y medios en los que se presenta, principalmente, en la figura de la Mentira.

Si, muchos hoy en día han establecido alianza con la Mentira.

Lo hacen incluso como expresión cultural tal como cuando afirman que harán algo que no tienen la menor intención de hacer o cuando utilizan eufemismos para encubrir o negar la verdad y la justicia.

Así como “los espíritus del mal que habitan en el espacio” descritos por el apóstol, miles de mentiras circulan por doquier apropiándose de diversos medios y tomando diferentes formas.

De los efectos de dicha alianza, es que nos resulta cuestión de vida o muerte, consolidar la nuestra con Dios.

Alianza que profesamos en el Credo.  

Ya lo dijo papa emérito Benedicto XVI, rezar el Credo con frecuencia es fundamental debido a que contiene las verdades con las que está elaborado “el escudo de la fe” a cuyo contacto se apagarán las flechas del enemigo, según describe el apóstol.

¡Eso! Lo primero con lo que revestir el alma es con las verdades de fe contenidas en el Credo. .

Segundo, para qué ceñir la cintura con la verdad y tomar de coraza la justicia? Por una simple razón: sujetar los pantalones.

Suena de chiste, lo sé, pero es real que, por la imprudencia de no ceñirse adecuadamente, nos veamos en peligro de muerte por caérsenos los pantalones.

Si, rían, pueden hacerlo pero solo permitan preguntarles: acaso desconocen el efecto que ejerce en el cerebro el ajustarse adecuadamente el cinturón? Pues, ¡eso!

Al tiempo que nos ceñimos con la Verdad la cintura, tomamos la coraza de la Justicia con la que cubriremos el torso, la espalda, deltoides y hombreras para evitar vernos doblegados por ataques frontales o a traición.

Verdad y Justicia van unidas debido a que si una de faltara no existiría Misericordia.

Un guerrero sería el primero en tenerlo claro ya que ha hecho elección por la causa de Dios ha sido en razón de la Misericordia que ha tenido con su alma.

En este sentido, esa “nueva” misericordia que circula influenciando a tantos es tan falsa como auténtica es la Justicia y Verdad divinas.  

A la falsa “nueva” misericordia hemos de resistir.

Ahora bien, como calzado, nuestros pies irán revestidos con el celo para propagar la Buena Noticia; es decir, el apóstol indica que el calzado adecuado es el “interés ardiente por la causa de Dios”;  calzado que, no solo nos hará resistir de pie, durante más tiempo sino que nos llevará lejos, hasta donde se encuentran las almas indefensas.

Siguiendo las instrucciones del apóstol, revestiremos la cabeza con el casco de la salvación ya que en la sesera se ubica lo razonable que es no solo la alianza propuesta por Dios sino el que de ella derive nuestra santificación para mayor gloria suya. .

Indica el apóstol que, con la Palabra hemos de revestirnos como de una espada elaborada con la Gracia del Espíritu.

Sin la Gracia que emana de su Palabra, es imposible conocer a Dios y también su causa.

Yerran en su elección del enemigo quienes desconocen su Palabra.

Como dije al principio, es valioso tiempo perdido el concentramos en buscar, juzgar y sentenciar responsables.

Tiempo valioso que habría de haber sido utilizado en revestir el alma.

Si con la fuerza descomunal que en nuestro tiempo Dios le ha permitido tener, el enemigo gana terreno sobre las almas, es porque hemos venido perdiendo el tiempo.

De la Verdad, la  Justicia, el celo para propagar la Buena Noticia, de la Fe y de su Palabra resulta la fuerza del poder de Dios con la que ha sido y será, una y otra vez, menguado el enemigo.

 

18.03.17

La única vida que merece ser vivida

Jesús y María vivieron alegres por ser sus existencias el cumplimiento de la voluntad del Padre.

 

La alegría es fruto de la plenitud de la gracia.

Por gracia es que compartimos su alegría.

La alegría es el fondo común entre Madre e Hijo y, entre ellos y nosotros.

Alegría que es regocijo del Padre por saberse amado.

 

De ahí se ve cuán diferente es la alegría de aquél entusiasmo pasajero fruto de nuestros sentimientos.

 

La alegría no es incompatible con la nostalgia de Dios.

Nostalgia que es un sentimiento de pena por vernos todavía privados de la plenitud de Dios.

Jesús y María poseyeron nostalgia de Dios por haber estado sujetos al tiempo y al espacio.

Ya que la nostalgia es un sentimiento auténticamente humano; así como  la alegría, un don divino.

 

Nostalgia y alegría conviven de forma misteriosa.

La nostalgia, como expresión de nuestra limitación y, la alegría, como fruto del don ilimitado.

 

Por eso la alegría es capaz de ordenar los sentimientos.

Ordenándolos los transforma en aliados.

Así es como, al igual que Jesús y María, contribuimos con la gracia en el cumplimiento de la voluntad del Padre.  

Quien se alegrará al saberse amado.

Así es como Le damos gloria

Gloria que redunda en nuestra santificación.

 

Por eso me atrevo a afirmar que la vida de la gracia es la única vida que merece ser vivida.

 

13.03.17

¿Podría haber mayor alegría?

¿Qué podría complacer más a Dios Padre que regresáramos a casa?

¿Qué clase de padre sería si no hubiera previsto nuestro regreso?

Y, si no fuera el propósito, ¿tendría sentido que nos hubiera heredado su capacidad para amar, su libertad, inteligencia y voluntad?

Y, si a pesar de habernos hecho a su semejanza, ¿de qué nos valdría sufrir si no fuera porque es el camino de regreso?

Si así no fuera, ¿habría sido necesaria la encarnación y muerte del Hijo?

Ya que, ¿quién mejor que Jesús (y María, por llena de gracia) habría conocido el sentido de su existencia y previsto el desenlace?

Y, ¿qué sentido tendría sufrir si no fuera hacerlo con alegría, día tras día, hasta llegar al último?

¿Podría haber mayor alegría que poseer la certeza de estar camino a casa?

¿Podría haberla?

Vas de regreso por lo que, con el auxilio de la Gracia, rechaza con firmeza aquello que pretenda robarte la alegría.

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Mucho que antes no me había pasado ha sucedido para que pudiera expresar con un poco de sentido las anteriores líneas.

Mucho, pero finalmente aquí voy alegre, camino de regreso.

 

«Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti»

San Agustín