Mártires en la Iglesia y paramédicos en la Cruz Roja

Tuve una interesante conversación con un paramédico que tengo de inquilino en casa.

Mientras me relataba apasionadamente los pormenores de su trabajo me daba cuenta que lo suyo es una vocación.

Entusiasmada, narró lo que, a muy corta edad, fue su primer contacto con la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos allá en su tierra natal. –“He ahí! Lo tuyo es vocación, es decir, un llamado de Dios!”.  

Se le iluminaron los ojos y, como es creyente por mera gracia de Dios (ya que ni siquiera ha recibido la Primera Comunión), pude ver en su rostro que, a través de mis palabras, había recibido confirmación del Señor a quien, dicho sea de paso, ama entrañablemente.

Fue muy interesante ya que, ese mismo día, tenía programada una entrevista para una vacante que solicitó en la Cruz Roja dentro de la ciudadela León XIII, un barrio de los más peligrosos de la capital.

No consigo ponerme en su lugar pero es claro que le apasiona colocar por sobre su propia seguridad la de quienes podrían necesitarla.  

Y, es que, me pregunto, estaría un paramédico atendiendo las exigencias de su vocación si privilegiara su plan para el día o la “eficaz  puesta en práctica de los planes estratégicos institucionales” por sobre lanzarse en medio de la balacera a salvar vidas humanas? Pues no, no estaría respondiendo a su vocación como podría no estar respondiendo un consagrado que privilegiara el “eficaz cumplimiento del plan pastoral diocesano” por sobre la gracia de haber recibido el encargo específico del Señor para llevar la Buena Nueva mediante el contacto personal.

Yo, que soy un simple laico, tan solo observo los frutos que producen acciones concretas como, por ejemplo, párrocos que por cumplir con el “plan” no tienen tiempo para ofrecer el perdón de los pecados o que, por para dar mayor “contenido pastoral” a la santa misa, improvisan.

Dichas acciones me dan mala pinta, tanta como me la dan las de otras denominaciones cristianas que, por ser “muy pastorales”, día a día y a grandes pasos se alejan de las enseñanzas del Maestro.  

Solución no le veo a corto plazo, sin embargo, la gracia podría ofrecer algunas pistas a quienes prestaran atención a lo que sucede en otras diócesis y parroquias del mundo en las que se ha privilegiado, por sobre el “plan pastoral”, la gracia del contacto personal.

Que es otra realidad la suya? Lo es, pero allá –lo mismo que aquí-  somos todos pecadores.

Cielo bendito! Es tan complejo comprender que el único “plan pastoral” que necesitamos es que los consagrados, arriesgando sus vidas a nuestro lado, allanen el camino del Señor para que, por gracia, seamos liberados de los estropicios que provoca el pecado?

Que así como los paramédicos, por gracia, arrebatan nuestros cuerpos de los brazos de la muerte, los sacerdotes, también por gracia, estén decididos a arrebatar nuestro ser del pecado.  

Es todo lo que necesitamos: mártires en la Iglesia y paramédicos en la Cruz Roja.

¡Eso es todo!. 

2 comentarios

  
CATALINA
SI ES VERDAD ,EL PARAMEDICO ARRIESGA SU VIDA PARA SALVAR A LOS QUE ESTAN EN PELIGRO..ASIRAMBIEN HAY BUENOS SACERDOTES QUE LUCHAN POR SALVAR NUESTRAS ALMAS ,SINO,FUERA ASI NO HUBIERAN TANTOS MARTIRES Y, SANTOS A QUIENAS VENERAMOS,RECOONOCIENDO SU GRAN LABOR.
01/03/15 6:25 AM
  
Angel García
El hacer el bien a los congéneres no es apasionamiento, es un estilo de vida, una forma de ser Humano, tal vez por condición o convicción, toda actividad que lleve al bien humanitario es necesaria en la sociedad y usar el raciocinio para no olvidarnos que la especie debe prevalecer en cordialidad, gracias a todas y todos por su esfuerzo, por compartir, por ser parte de nuestra Sociedad
01/11/17 11:41 PM

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