Ángeles a mi lado
Es el amor el que nos une con vínculo de santidad a todos los ángeles buenos y a todos los siervos de Dios; nos aglutina a ellos y nos somete a Él.
San Agustín (La Trinidad 8,8; 12)
Decía santa Teresita que cuando de niña estuvo largo tiempo enferma el Señor le mandaba ángeles a cuidarla. Esos ángeles eran sus hermanas y demás seres queridos que la rodeaban.
Es que, qué más ángel que una persona que te tiene como prioridad en su vida por lo que te cuida bajo cualquier circunstancia y en la medida de sus posibilidades?
En ese sentido también he tenido ángeles a mi lado.
Me parece que el Señor tiene clarísimo que los necesito y por eso los envía con precisión matemática. A veces, por lo inesperado he quedado petrificada y en otras he prorrumpido en llanto fundido en mil abrazos. Uno se dice, ¡cielos!, pero cómo es que este ángel (que resulta ser mi joven vecino) se ha enterado de que necesito tal o cual cosa? Que es lo que he dicho o hecho para que venga a mí con, exactamente, lo que necesito, pero –además- entregándomelo con discreción y cariño?
“Es el amor que nos une con vínculo de santidad…”
El otro día, bastó con que a un amigo dijera: - ¡Qué dura está mi vida, Carlitos! para que sin conocer mis necesidades de inmediato me ofreciera, exactamente, la ayuda que necesitaba.
El conjunto de ángeles que he tenido a mi lado durante estos meses me hace pensar que también aquellas personas que pasan por indescriptibles sufrimientos por causa del estado islámico, por ejemplo, deben también tener sus ángeles.
Deben tenerlos y es que, si no, ¿cómo es posible que lleguen noticias acerca de que no temen dejar la vida en manos de sus verdugos si no es porque saben que tienen la eternidad por delante?
Decía el padre José Fernando meditando el Evangelio:
“Hasta que conoces a Cristo, y, de repente, se rasga en dos la línea del horizonte y se abre la eternidad ante tus ojos. En ese momento, la vida te parece brevísima –pero urgente– y todo tú te precipitas hacia el Cielo. Si tienes la eternidad por delante, ¿qué vas a añorar?”
Pues no, no se añora nada, ni siquiera la propia vida, ya que has tenido ángeles a tu lado.
Has hecho algo para merecerlo? Pues no, no has hecho nada ya que tan solo “es el amor que nos une con vínculo de santidad”.
Es mera gracia que nos aglutina y somete a Él.
“Sólo el sufrimiento es capaz de engendrar almas, y estas sublimes palabras de Jesús se revelan como nunca en toda su profundidad: “Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto"”
Sta. Teresa de Lisieux, Historia de un alma, MsA 81rº
Ha dicho Monseñor Celli que el internet y las redes sociales sirvan para dar testimonio.
Bien, ¡pues, ahí está!
5 comentarios
"Es mera gracia que nos aglutina y somete a Él"
Aglutinante de Cristo, que diría san Jerónimo.
Saludos cordiales
--------------
Alonso,
A esa precisión matemática también la llamo "hechos inexplicables" y es que, ciertamente, no les encuentro explicación sino el que el Señor, verdaderamente, nos cuida como un padre pero que, además, nos da lo que necesitamos -ni más ni menos- en el momento en que conviene.
Bajo esta pedagogía uno nota el alma transformada tal como si ya no le perteneciera y fuera totalmente hechura de Otro.
Y algo bellísimo es que dan muchas ganas de orar y que si no, no pasa nada, se orará de otra forma, quizá, con la propia vida.
----------
Si, también a mi, María de los Ángeles. Leíste completa la entrada en su blog?
Durante estos ocho meses que habrían hecho llorar al mismo Job, hubo tantas circunstancias providenciales, precisas, exactas que si una sola de ellas no hubiera ocurrido no estaría yo aquí hoy -al menos, no de la misma manera-. Esto me hace imaginarme una auténtica legión de ángeles regulando cada paso, cada tropiezo, cada "error", hasta el punto de decir "mira David, esta era la voluntad de Él".
Dirá cualquier ateo que me engaño y quizás tenga razón, sobre todo si en los próximos ocho meses las circunstancias no mejoran. Pero como creyente, como hombre de fe que cree en lo que no se puede ver, me resulta más convincente la explicación de miles de seres espirituales velando por cada aliento de cada uno de nosotros, que las irracionales leyes del azar llevando a cada uno sin rumbo hacia un destino vacío.
Ni el ateo ni yo nos convenceremos de la postura contraria. No después de ver tantas evidencias apoyando la tesis de cada cual. Pero si el destino del hombre es la felicidad, prefiero morir engañado y feliz, creyendo que hay un Dios que me ama y se ocupa de mí a cada segundo; que vivir con la certeza de que todo pudo ser peor si los dados hubieran caído en otro sentido.
-----------
DavidQ,
Qué te parece si nos encomendamos mutuamente?
No debemos confundirlos con las personas que nos benefician misteriosamente en un momento dado. Ellos son reales, la Biblia está cargada de ejemplos.
"A sus Ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos"
Gracias.
--------
Almudena, tienes razón pero por eso he dicho que santa Teresita llamaba ángeles a sus hermanas, tíos y otros seres queridos que la cuidaban.
Gracias,
Almudena:
En un sentido etimológico estricto, un ángel es un mensajero. Para el uso de llevar mensajes, cualquiera de nosotros puede hacerlo y habrá más de una vez que lo hace sin darse cuenta.
Ya retomando la lectura de la Biblia, los ángeles que aparecen allí no son seres invisibles e inmateriales, sino lucen como personas de carne y hueso (leer Tobías o la historia de Abraham) con apenas pequeñas diferencias que los delatan.
Así pues, no sería nada extraño que un ángel se nos apareciera en forma de un desconocido, un pordiosero, un chofer de taxi o una maestra de primaria. Incluso y no me parecería raro, que vinieran en forma de un conocido y luego desaparecieran. Más de una vez le he dicho a alguien "gracias por ..." y esta persona me contesta "yo no hice nada". Uno asume que es por modestia, pero quizás de veras no hicieron nada.
Dejar un comentario