Una hora de confesión en Lancaster

En octubre de 2012 comenzará el Año de la Fe que terminará en la fiesta de Cristo Rey de 2013. Una iniciativa estupenda con indicaciones concretas. He estado leyendo algunas de las propuestas, unas fantásticas, otras más bobas (a mi entender, claro). Eso ocurre siempre.
Tenemos tiempo para irnos preparando, y quizá huir de planteamientos pelagianos o semi-pelagianos que oscurezcan que la Fe es un don gratuito, que tiene que ver más con la Gracia y con «estar en gracia» que con floridos ejercicios de musculatura intelectual.
En este contexto, le daría el primer premio al obispo de Lancaster, Michael Campbell, que con esa intención ha escrito una carta pastoral a las parroquias y escuelas de la diócesis para que al menos haya una hora de confesión diaria durante los miércoles de la Cuaresma.
Desde el 29 de febrero hasta el Miércoles Santo, todas las iglesias estarán abiertas de 7 a 8 de la tarde con los confesionarios funcionando. El lema de la ‘campaña’ es bueno: «la luz está encendida para ti», un juego de palabras traducible a todos los idiomas (creo).


Leí ayer dos casos en los que un sujeto decide contratar los servicios de una prostituta y cuando acude ‘la profesional’ resulta que es su hija. No voy a entrar en detalles escabrosos, así que si eran las expectativas que generó el titular recomiendo abandonar la lectura aquí.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que el arte religioso tenía como objetivo dirigirnos a Dios y explicarnos sus misterios. Hoy apunta más bien al ombligo peludo del artista. Un tiempo en el que las obras de arte eran catequesis en estado puro, ‘propaganda‘ en su sentido más pleno. Ya fuesen escenas bíblicas o los conceptos más abstractos.
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