David Cameron y el discurso de la «sociedad rota»
¡Qué envidia los ingleses! Aquí tenemos a Rajoy mimetizándose con el ambiente y a Zapatero queriendo «extender derechos a los inmigrantes» a la vez que los destierra a «escuelas para negros».
No voy a hablar de política, aunque ganas no faltan, pero el leit motiv del post es un discurso de David Cameron en el deprimido barrio de Gallowgate (Glasgow) —para hacernos una idea, un barrio del «cinturón rojo»—. Discurso que debería pasar a la historia, quizá por eso no ha trascendido en la prensa española.
El pasado lunes, ante un auditorio que también está pasando las de Caín, Cameron ataca la neutralidad moral —el relativismo— de la sociedad británica, como primer paso para superar la crisis. No les engañó con 400€, ni con monos, ni con matar niños y ancianos. Después de hablar de lo bonito que es Glasgow, de lo importante que es para su partido; de las innumerables iniciativas para ayudar a los desfavorecidos, de identificar los problemas reales —sin circunloquios, sin mentiras, casos concretos—; después de decir que desgraciadamente las cosas no van bien, realiza un extraordinario análisis social (y creo que no me he pasado). Un discurso, que gira en torno a la sociedad rota (quizá mejor traducción sería desquebrajada, pero los bisílabos son más «marketinianos»). Os transcribo el momento estelar, traducción y negritas mías —sabréis disculpar—:
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