25.08.13

Vegetarianos por el derecho a decidir

Más o menos todos sabemos lo que es un vegetariano: un señor (o señora, perdón) que no come carne. Punto. Los hay más estrictos que también suprimen pescado, lácteos y huevos. Otros admiten alguna o algunas de estas cosas. Pues ya está. Coma cada cual lo que le plazca.

Lo curioso serían otros tipos de vegetarianos. A saber:

Vegetariano que no practica. En su mente está encantado con lo de la lechuga, el tomate, las patatas, la soja y las algas marinas, aunque en la práctica es alguien que practica la elegancia gastronómica de chuletón, solomillo, chorizo de Cantimpalos y morcillas de Burgos. Sencillito: es vegetariano más que nadie, mucho más que esos que no salen del tomate y la achicoria, lo que pasa es que no practica.

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24.08.13

De los nervios en misa (o morcillas las de Burgos)

No siempre es uno el que preside la celebración. Puede suceder que concelebres en la eucaristía, por ejemplo, o que participes como simple fiel en la liturgia. He de reconocer que en ocasiones acabo de los nervios. No me digan por qué, pero hay cosas que me quitan la paz. Que a lo mejor están bien hechas o son convenientes, que en eso no entro, pero que en lugar de ayudarme a entrar en el misterio me sacan de él, de forma que en vez de participar y disfrutar de la ceremonia acabo deseando que aquello termine pronto para poder ir en paz.

¿Puedo poner algunos ejemplos? Evidentemente que sí, y seguro que los lectores tendrán otros mil. Allá van los míos.

Lo que peor llevo son las innumerables “morcillas” (1) interrumpiendo constantemente el ritmo. Vamos a ello. Padrenuestro y rito de la paz sin ir más lejos:

- Fieles a la recomendación del Salvador… porque el padrenuestro es la oración de la comunidad, la oración que nos hace hermanos, en la que hemos de fijarnos en cada palabra, porque no podemos rezar de cualquier manera… bla, bla, bla… ¿Rezamos o no rezamos?

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23.08.13

De confesiones, horarios y estar en el confesionario

Cada vez que aparece el tema del sacramento de la reconciliación, vulgo lo de confesarse, suscita un clamor entre los fieles que se quejan de la poca facilidad que encuentran para acercarse a este sacramento. Muchos templos directamente carecen de horario de confesiones y en no pocos se resuelve con un “estamos disponibles, avisen”.

Para la gente no es nada fácil. Llegan a la iglesia, y cerrada. Van al despacho y encuentran a un sacerdote quién sabe si atendiendo a una persona, charlando con los catequistas, organizando las flores del domingo o hablando por teléfono. Comprendo que es una heroicidad plantarse en medio para decir que si confiesa… No digamos si está el sacerdote en la sacristía con los lectores, tres monaguillos, el responsable del coro y la señora Rafaela: “que si confiesa…

Lo útil y cómodo es que haya un horario MUY AMPLIO de confesiones y con el sacerdote en el confesionario, porque eso es lo que facilita al fiel el acceso al sacramento y es además lo que atrae como un imán a los que no pensaban confesarse pero vieron al sacerdote y… acabaron haciéndolo. He de decir que las grandes confesiones suelen producirse justo en esas circunstancias.

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22.08.13

Confesarse uno para que la Iglesia mejore

El cura Paco, siempre fue Paco para los compañeros, mantuvo siempre su pequeño ten con ten con su madre la Iglesia. No recuerdo cura más fraterno con los curas, ni hombre que quisiera más a su Iglesia. Quizá por eso sufría tanto.

Se ordenó allá por los sesenta, con su sotana como estaba mandado. Tras el concilio se embarcó gozoso en lo que comprendió como la necesidad de “aggiornamento”. Siempre parroquias poco cómodas. Pasó de la sotana a la camisa según entendió que había que hacer en aquel momento. Me decía hace años ¿tú crees que deberíamos volver otra vez a la sotana?

Pasó momentos difíciles. Vital, entusiasta, visceral en ocasiones, cada documento, cada declaración, cada gesto lo estudiaba, analizaba, intentaba vivirlo… aunque algunas cosas le hacían chirriar y le rasgaban el alma. No voy a decir qué cosas concretas, pero a veces nos decía: “si lo dice la Iglesia será así, pero yo no entiendo nada, a mí me parece una barbaridad, un disparate”. Ya. ¿Y qué hacemos?

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21.08.13

En Santa María del Taulat de Barcelona van pocos a la meditación semanal. Afortunadamente.

Nos quejamos de que en demasiadas ocasiones apenas viene gente a las convocatorias parroquiales. Sin embargo hoy he de decir que me alegro de que a algunas llamadas no aparezca nadie o casi nadie. Mucho mejor.

Me han hecho llegar un texto repartido en una parroquia de una ciudad española en el que se da a conocer a los fieles la experiencia de meditación que se lleva a cabo semanalmente en una parroquia de Barcelona. Parece ser que a esta extraordinaria y fantástica experiencia acuden, según se dice en la hojita repartida, entre cinco y quince personas cada semana. Afortunadamente. Menos mal.

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