Benedetti, 8 - Mateo 25, 2
Cáritas viene arrastrando desde hace algunos años un serio problema de identidad católica, aunque algo se va superando. Más aún, Cáritas vive un claro complejo de confesionalidad que le lleva a vivir su realidad como algo vergonzoso que se hace necesario disimular y diluir.
He pasado toda la mañana en una reunión con gente de Cáritas. En ella, entre otras muchas cosas, había un apartado, trabajado por gente hace alguna semanas, donde aparecían textos que deberían estar en las raíces más profundas de la institución. Sobre esos textos la gente, reunión especialmente de directivos y técnicos, debía votar para ver cuáles consideraban los más fundamentales. El más votado, uno de Benedetti: “No te quedes inmóvil al borde del camino”, con ocho votos.

Servidor tiene sus devociones por lo eclesiástico, San José por ejemplo, y tiene sus devociones por lo civil. Si se trata de devociones farmacológicas, la aspirina, y si comerciales, El Corte Inglés y las tiendas de chinos.
Pura demagogia y de la barata el grito de que la catedral de Córdoba, la casa cural de Villataludes, la ermita de Sotolamina y el linar de la Virgen son propiedad del pueblo. Yo es que no sé quién es ese señor. Por lo visto el tan pueblo no tiene NIF, ni CIF, ni cotiza a hacienda, por lo cual es un concepto incapaz de poseer.
Me van a permitir hoy un pequeño divertimento. ¿Se han dado cuenta las infinitas posibilidades con que uno se encuentra en la parroquia a la hora de pasar el cepillo en misa? Yo he observado al menos las siguientes variantes:





