Un sínodo raro, pero raro. Y no sé por qué algunos están tan contentos
Un sínodo raro donde los haya. Empezando por que ha sido sínodo “extraordinario”, es decir, fuera de lo ordinario, de lo normal, hasta por pura definición.
Extraño, raro y lo que queramos, que no hayamos podido conocer las aportaciones de cada interviniente en el mismo, que no sabe uno la razón si se supone que vamos hacia una iglesia adulta, transparente y participativa, más aún cuando en otros sínodos sí se daban a conocer.
Sorprendente que hayamos conocido dos relatio, una que salió precipitadamente y hasta con traducción aunque no oficial en el “Bollettino”, y que a muchos padres sinodales pescó con el paso cambiado, tanto que en las reflexiones posteriores de los círculos menores, esta vez sí publicadas, algunos grupos se lamentaban por ello.

La mejor cosa que ha hecho hasta ahora el sínodo sobre la familia ha sido
Cuando un párroco llega a su nuevo destino, lo hace para suceder a un compañero que antes que él, con sus luces y sombras, pero aceptando siempre su buena voluntad y su deseo sincero de servir al evangelio y a los fieles. El compañero anterior es merecedor de todo el respeto, el aprecio y el agradecimiento por la labor realizada.
Cosas que uno escucha y le hacen pensar. Una reflexión que ayer mismo me hacía un feligrés muy bien formado, que se ha leído la “Relatio” y tampoco sale de su asombro. Porque además de asegurar que hay cosas en ella que van directamente en contra del magisterio de la Iglesia, tanto que me afirmaba -yo también lo afirmo- que con un trabajo así no pasaría el examen un alumno de teología, hay otra cosa que le duele aún más si cabe.
Ayer, al acabar la jornada, cuando salí a la calle un rato con el buenazo de “Socio” –“Socio es mi perrillo”- me encontré con unos feligreses que me preguntaron a bocajarro: “oye, ¿es verdad eso de que los divorciados que se han vuelto a casar pueden comulgar y que la Iglesia acepta las parejas de hecho y las parejas de homosexuales?” Mi respuesta: “no me consta”. Y ellos de nuevo: “pues lo acaban de decir en la tele”.