Forcades: fer la ... i la Ramoneta
No sé las veces que habré visto la película “Bien venido Mr. Marshall”. Rodada en Guadalix de la Sierra, donde fui párroco nueve años, no me resisto a contemplarla una y mil veces mientras recuerdo calles, plazas y, sobre todo, gentes. Una de las escenas más conocidas es aquella en la que el genial Pepe Isbert, alcalde del lugar, desde el balcón del ayuntamiento, comienza aquello de “como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a dar…”

No conozco a nadie que haya puesto en duda esta regla jugando a “la oca”, salvo algún niño especialmente caprichoso al que directamente se le mandaba a hacer gárgaras. Niños caprichosos de esos que tiene que hacer su voluntad y que si no ganan revuelven las reglas, patalean, chillan, te montan el número y se llevan el tablero que para eso es suyo.
Ni original. Anda que no es viejo eso de hacer cada uno lo que le dé la gana disfrazándolo de responsabilidad moral, conciencia formada, madurez personal y libertad consciente. Cuentos chinos. Eso de obedecer las leyes solo si me parecen justas, como acaba de decir la posible alcaldesa de barcelona, Ada Colau, es viejo viejísimo.





