San José era carpintero, luego hablemos de la confesión, que es lo mismo
Contaban que aquel sacerdote sólo hablaba de la confesión. Y llegó el día de San José. La gente se dijo: por fin tendrá que hablar de otra cosa. Llega la homilía y dice el buen sacerdote: “San José era carpintero, luego fácil que hiciera confesionarios. Así que vamos a hablar de la confesión que es lo mismo”.
Hoy sigue ocurriendo. Hay gente que se celebre lo que se celebre, sean las lecturas las que sean, no sabe salir de lo mismo: “hay que estar con los pobres”, lo cual está bien pero no deja de ser un barato reduccionismo del evangelio.
Convertíos y creed la buena noticia
Hay que estar con los pobres
¿Tú eres el Hijo de Dios?
Hay que estar con los pobres
Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón
Hay que estar con los pobres

Yo creo que está fuera de duda que desde hace tiempo los católicos estamos viviendo un auténtico martirio moral que se viene agudizando en los últimos tiempos. Basta decir que eres católico para tener que aguantar lo indecible. Si además de católico, practicante, entonces apaga y vámonos. Católico de primera comunión y bautizo de la niña, pase. Católico de medalla de la Virgen del Carmen y escapulario de la hermandad, bueno. Pero católico de misa los domingos ya es preocupante. Como poco, fascista.
Lo primero aclarar que lo de “desventuras” no es más que una manera de titular, porque en la capilla de adoración perpetua todo lo que hay son “venturas” y de las grandes.
Me acaba de llamar un conocido. Vaya papeleta. El padre, anciano, completamente dependiente. La madre hospitalizada con un ictus severo. Dos hermanos. Uno viviendo fuera de Madrid, el otro trabajando horas y horas por un sueldo mínimo y mal viviendo en un piso compartido. La casa de los padres totalmente inadaptada. Imposible. La madre, ahora en un hospital de larga estancia, será dada de alta en un par de meses.





