El pecado mortal ha dejado de existir
Me van a perdonar que hoy me pase al enemigo. Acabo de decidir que por esta vez y sin que sirva de precedente, que no quiero aficionarme, me pido ser abogado del diablo y defender su causa. Además, lo voy a hacer con apariencia, al menos, de sana teología. En fin, se lo tomen como divertimento y ganas de incordiar.
Partamos de las tres condiciones necesarias para que un pecado sea mortal: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento”. Nada que objetar en lo de materia grave. Pero me van a permitir que enrede en las otras dos condiciones.

A los demás, ya, ni les cuento.
Oigan, que ustedes dirán lo que quieran, pero no es nada fácil tratar de razonar o argumentar con alguien y que la única respuesta a tus argumentos sea llamarte carca, fascista, retrógrado, fundamentalista, fariseo, infocatólico y de paso machista, misógino y destructor del espíritu del concilio, amén de poco misericordioso. Como pueden imaginar, servidor, con argumentos de tal calado, prefiere dedicarse a otras cosas.
Hace ya bastante tiempo, cuando servidor mantenía un blog en wordpress, comencé un apartado que titulé
Lo de esta mañana en portada de Religión Digital ya no son dagas florentinas ni cuchillos cachicuernos, es un ataque combinado de fusilería y artillería pesada, con apoyo aéreo. Hartos de escuchar y leer eso de que no se debe juzgar y que hay que respetar, Jesús Bastante se despacha con un titular en el que acusa abiertamente al arzobispo de Burgos de estar tras las filtraciones contra Osoro, Blázquez, Omella y Gil Tamayo. Pero la cosa sigue en titulares, afirmando también que Fidel Herráez lidera la oposición a las reformas del Papa Francisco en España.