Gaudete et exsultate . Mis impresiones
He leído con mucho interés la exhortación apostólica “Gaudete et exultate” del papa Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.
Mucho que comentar, mucho que discernir, mucho que meditar, que otros explicarán mucho mejor que este su seguro servidor. Dicho esto, me parece que es un enorme acierto de Francisco recordarnos la esencia de la vida cristiana: la santidad. Así lo leemos ya en el número primero de la exhortación: “Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”.

Un día por semana me reúno con tres o cuatro “Rafaelas” de alguno de mis pueblos. Una de ellas es una excelente cantora que tiene en su repertorio cantos no sigo antiguos, sino algunos antiquísimos. Hace no mucho me sorprendió con uno a la Virgen de origen claramente medieval.
Acaba de comenzar la campaña del IRPF y me estoy encontrando con católicos de buena fe que me plantean la cuestión de la famosa crucecita. Cuento, para los lectores de fuera de España, que, en la declaración anual de impuestos, los españoles tenemos la posibilidad de señalar con una crucecita el deseo de que una pequeña parte de nuestros impuestos se haga llegar a la Iglesia católica. También tenemos la posibilidad de marcar otra casilla para que otra cantidad vaya a diversas ONGs.
Nadie tiene que escandalizarse porque diga que hay monjas memas. Las hay como hay curas memos. Lo que pasa es que, si sus memeces escandalizan y, afectan a la Iglesia, alguien tendría que poner freno a tanta majadería.





