Willy Toledo y Aberasturi
Recuerdo un sacerdote, hace años, en una celebración eucarística. Justo momento de la consagración y unos mozalbetes riendo y bromeando y hasta remedando los gestos del sacerdote. El buen cura paró en seco la celebración y les dijo: “de mí os podéis reír lo que queráis y llamarme de todo, pero que a nadie se le ocurra faltarle al respeto a Dios. Por ahí no paso”.
Me he acordado de este sacerdote al enterarme ayer de la rueda de prensa de Willy Toledo en el centro pastoral San Carlos Borromeo, un centro de la iglesia católica. Willy Toledo es un individuo acusado de ofensa a los sentimientos religiosos por ciscarse en Dios y en su santísima Madre. Una cosa sin importancia, parece ser.

En estos tiempos de modernidad y adelantos, “alantos” que dicen en mi pueblo, es divertido comprobar cómo lo que se nos vende como el summum de la modernidad es todo un compendio de las más antiguas barbaridades y de las herejías más clásicas.
Mala cosa es vivir de filias, fobias y prejuicios. Mala cosa las obsesiones, que llevan a convertirse en el conejito aquel de las pilas que repite, y repite, y dura y dura.
En el campo o en plena urbe, aquí el que se aburre es porque quiere. Braojos de la Sierra posee un templo parroquial de lujo y un archivo parroquial espléndido. A partir de ahí es cosa de uno aprovechar posibilidades, conocer, estudiar, satisfacer curiosidades.





