Los olvidados e imprescindibles mandamientos de la Iglesia
Cuando uno era niño de catequesis, había cosas que se aprendían desde el principio y para toda la vida: mandamientos de Dios y de la Iglesia, sacramentos, pecados capitales y obras de misericordia. La verdad es que sabiendo eso uno tenía más que de sobra para conocer y vivir los fundamentos de lo que sería su vida de fe. Eran formulaciones exactas, básicas, evaluables y más que suficientes.
Al grito de abajo la memoria, tenemos una amplísima generación de católicos sin más fundamento doctrinal que lo importante es amar y compartir. Con ese equipaje a la espalda no es extraño que el catolicismo esté realmente bajo mínimos.

Lo de menos es lo que significan las palabras. Lo verdaderamente importante es saber cuál es la palabra de moda y meterla donde sea y como sea.
Me pregunta Rafaela, y no es la única, que si se vacuna o no.
Durante todo el tiempo de cierre de templos en Madrid en la primera parte de la pandemia estuve transmitiendo en directo las celebraciones litúrgicas desde la parroquia de La Serna del Monte. Los medios, como pueden imaginarse, de lo más rudimentario. Tan solo un teléfono móvil y una tarifa plana para datos. Técnicamente, pues, muy limitado.





