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29.06.25

Qué pasa en la Iglesia. Nº 73

1. Conversión de Clodovis Boff

2. Beneficios de rezar el santo rosario

3. Gran crecimiento del Islam

4. Los 10 mandamientos en las escuelas de Texas

5. Jornada eucarística juvenil en Covadonga

6. Atentado suicida en Damasco

7. Interesante nombramiento en España

8. Profesión perpetua de la hermana Maria Zhang Yue

27.06.25

José Antonio Satué para Málaga

Trasladar a un obispo de diócesis no debería ser noticia. Como el cambio de parroquia para cualquier sacerdote, pero hay cosas que ciertamente sorprenden.

D. José Antonio Satué era hasta ahora obispo de Teruel - Albarracín. Una diócesis, en números, de las más pequeñas de España. 90.000 habitantes, 259 parroquias y 98 sacerdotes. Menudo ascenso pasar a Málaga: de 90.000 a 1.300.000 católicos, 251 parroquias y aproximadamente 300 sacerdotes. 

Dicen que José Antonio Satué fue el niño bonito de Omella, que lo rescató de Huesca para trabajar en el Vaticano, consiguió su nombramiento episcopal para Teruel y además lo colocó en el dicasterio para los obispos. No está nada mal. Omella era buen valedor, tengamos en cuenta que pertenecía al selecto grupo del G 9, esos cardenales que constituían el consejo de colaboradores más cercanos del papa Francisco. Satué, además, andaba por esa famosa comisión de ayuda al nuncio Bernardito para el nombramiento de obispos.

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24.06.25

Esos ex que siguen incordiando

Siempre he tenido claro que cuando uno se va de una parroquia o una diócesis lo mejor que puede hacer es desaparecer de ahí. Y si por circunstancias sigues viviendo como obispo o párroco emérito dentro de la misma parroquia, hacerlo sin entrar para nada, sin meterte para nada en la actividad del sucesor. 

También están los obispos o sacerdotes que acabaron su ministerio pastoral en su lugar correspondiente, fueron trasladados de diócesis o de parroquia pero convencidos de que sin ellos no pueden vivir en lo que fueron sus anteriores destinos. Todos conocemos casos y nunca para bien.

Imaginen ese sacerdote que sigue en contacto con sus parroquias anteriores, se sigue reuniendo con aquellos grupitos que tuvo en su momento y de paso, a distancia pero con fuerza disfrazada de sutilidad, mangonea, sugiere, dicta en la parroquia y malmete más arriba. Pasa poco, pero pasa.

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21.06.25

19.06.25

Es que en la primitiva Iglesia se hacía o el truco de qué más da

La capacidad de manipular de algunos católicos es infinita. Los argumentos, risibles, pero seguimos esgrimiéndolos con el convencimiento y la contundencia del que acabara de entender y descubrir la fórmula mágica de la cuadratura del círculo.

Leer y estudiar es cosa que hoy no se lleva y punto. Habiendo televisión, fútbol y prensa rosa no va a andar uno leyendo la historia de la Iglesia, los documentos conciliares, incluyendo, cómo no, todo el Vaticano II, las directrices de los obispos. Bah. Tiempo perdido. Basta con manejar con cierta desfachatez un par de principios.

Principio primero: antiguamente.

Es que antes, es que la primitiva Iglesia, los tiempos apostólicos, los usos de los primeros siglos. Por supuesto que todo eso sin leer demasiado, no sea que nos llevemos cualquier sospresa desagradable.

Ya saben que servidor a todo dice que sí, para sacar luego las conclusiones pertinentes:

¿Como en tiempos apostólicos? Genial. Vende todo lo que tienes y ponlo a los pies de los obispos. 

No tanto… pero sí pensar en lo de antiguamente. 

Muy bien. Entonces estaremos de acuerdo en celebrar la misa coram Deo, recuperar el latín y el canto gregoriano y el velo para las mujeres. 

En la Iglesia tenemos una cosa que se llama Tradición y otra que se llama Magisterio. Una y otra van viviendo, estudiando, reflexionando y fijando las cosas que pueden discutirse. Por ejemplo, en la liturgia. Celebrar como lo hacemos hoy es fruto de mucho estudio, mucha reflexión, mucho sopesar y mucha búsqueda de la mayor gloria de Dios y bien de las almas. No por capricho ni por un “se me ha ocurrido".

Por tanto el argumento de volver “a lo de antes” es bastante peligroso, y si no imaginen a cualquier sacerdote con túnica, desplazándose a pie o a caballo y sin el último teléfono móvil.

Cuando aportas estos argumentos te llega el principio número dos. 

Principio segundo: qué más da, con el corolario: “no creo que a Dios le importe mucho”

Efectivamente qué más da. Qué más da que el sacerdote cobre a fin de mes o no cobre, qué más da celebrar con el misal de Pablo VI o con el de Juan XXIII, a Dios le da igual que recemos en español o en latín, un sacerdote no es mejor por llevar sotana, clergyman o una camiseta (tampoco peor). 

Perfecto. Entonces, y según esto, ¿puedo celebrar misa por el modo extraordinario, utilizar el latín y vestir la sotana? Total si da igual… ¿O es que hay unos iguales más  que otros? 

Argumentos, estudio, documentos y buen razonamiento. Lo de antes es una ridiculez. Así me lo cantaban de niño: “antiguamente se llevaba el ombligo en la frente, pero vino una mudanza y ahora se lleva en la panza". Total es igual y no creo que a Dios le importe mucho.