Te nombro "encargao"
En las parroquias aparecen de cuando en cuando personajes, normalmente ociosos, pero con ganas de que trabajen los demás en cosas que básicamente sirven para poco, pero entretienen.
Te encuentras con Manuela, prejubilada desde los cincuenta y siete, soltera y sin más tarea que pasear a Fifí, que de repente un día aparece por la parroquia y te suelta: “aquí lo que vendría bien sería un centro para señoras de mi edad, que pudiéramos acudir alguna mañana, hablar de nuestras cosas, leer el periódico y tomar café”. Otro día es Paco, que ha pensado que podría estar bien que en la parroquia hubiera un equipo que se encargara de organizar eventos deportivos y campeonatos de mus, dominó, oca o parchís. Infinita la bondad y la solidaridad de Paulita, acercándose a los setenta, y muy preocupada por los niños, y que ahora, cercanas las fiestas de Navidad, piensa en los pobrecitos que no tienen juguetes y sugiere organizar una recogida masiva. También se agradece la sugerencia de Pablo, que tiene en casa a su madre con ochenta y seis tacos, y propone un centro de mayores y que haya gente que vaya a buscar a su casa a los que no pueden salir por sus propios medios.

El fin de semana está siendo muy intenso. Estamos embarcados en plena campaña del kilo y mañana se inaugura el economato. Esto quiere decir que el día hoy se presenta calentito: seguir en el centro comercial al menos hasta las dos de la tarde, transportar en coches particulares hasta la parroquia todo lo recogido, y la tarde para colocar, poner precios, y dejar todo como un jaspe. Mi compañero y yo, naturalmente, misas y confesiones toda la mañana.
Al correo de un servidor llegan cosas de lo más variopinto. Acabo de ver que me ha llegado uno nada menos que desde Amnistía Internacional pidiéndome, no se lo pierdan, mi firma a favor de las Pussy Riot, con el argumento de que llevan más de un año en prisión por cantar una canción protesta en Moscú.





