Retablo del feligrés coñazo
Ustedes tendrán su visión del párroco plasta, están en su derecho. Nosotros, la del feligrés pesadito. Sin más intención que sacar unas risas de mis lectores, les dejo unos cuantos cuadros que componen un simpático retablo.
Diccionario de la Real Academia Española.
Coñazo: “Persona o cosa latosa, insoportable”.
Lunes Santo. Dos horas en una celebración penitencial ayudado por varios sacerdotes. Cuando estás ¡por fin! cerrando el templo y te esperan los compañeros para tomar algo juntos (que bien merecido se lo tenían) llega doña María. ¿Me podría confesar? Ya sé que no es hora, pero es que con tanta gente me agobio. Y he pensado, seguro a D. Fulano no le va a molestar…
Noche de invierno. Un frío que pela. Diez de la noche. Sales a la calle a pasear al perro para irte a casa, cenar y descansar un poco. D. Fulano, D. Fulano… ¿le queda lotería? Sí, algo hay. ¿Me podría vender dos papeletas? ¿Ahora? Sí, es que vienen mis hijos a cenar y así ya se la llevan. Coges al perro, abres la iglesia, buscas la lotería y cortas las dos papeletas. Cierra la iglesia, controla al perro. Ahí tiene. Disculpe, ¿me podría dar otra? Para dar también al nieto.

Tan larga como previsible. Religión Digital colocaba ayer en primera una extensa entrevista con el P. González Faus para que nos contara su visión de la Iglesia ahora mismo tras la llegada del papa Francisco.
No está mal encarar el final de año con un poco de humor. Es algo que tiene sus años, pero que acabo de recibir de nuevo. Un trabajo que hay que calificar como excepcional y que supone todo un “esfuerzo” de “ajuste” de personal en el Portal de Belén. Aprovechando que es momento de poner belenes, aquí lo dejo:
Miren ustedes, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Pero es que además hay quien confunde sus sueños con la realidad y encima quien tiene hambre con pan sueña.
En poco tiempo, dos casos. El primero, en vivo y en directo. Reunión de sacerdotes. Uno de ellos, hablando de su parroquia, con miles y miles de habitantes, nos dice que es una parroquia “con poco que hacer”. ¿La razón? Pues que entre los que se van a la parroquia de Santa Veneranda, los que acuden a la de San Serenín y los que tienen a sus hijos en el colegio de las madres gundisalvas, apenas hay unos cientos que acudan a su parroquia. Por tanto poco trabajo: las misas, algunos niños y poca cosa más.