Profecías para el 2014
La gran ventaja con que juegan los adivinos de chichinabo, los que salen por ejemplo cada año en la prensa rosa y la tele de la víscera, que no del corazón, es que los españolitos en general somos gente de flaca memoria y nada dados a tomar notas de lo que nos dicen. Si a esto añadimos que la gran mayoría son gente avispada y en consecuencia poco dados a concretar, pues aviados estamos. Así cualquiera profetiza.
Pues este año hemos tenido la novedad de las adivinanzas católicas. Se mezcla un poco de eso de que “quien tiene hambre con pan sueña”, con otro poco “de ilusión también se vive”, se añade una pizca de “Rouco fuera”, una rodaja de “feminismo” y unas gotas de “primaverina”, y te puedes encontrar con cualquier cosa.

El sábado regresé a mi parroquia anterior. No suelo ir demasiado. Mejor, apenas la piso. Pero hay ocasiones en las que resulta imposible el resistirte.
No dejo de ver en estos días gestos especiales hacia los más desfavorecidos. Que si un restaurante invita a comer a no sé cuántos pobres un menú que no baja de los ochenta euros. La asociación X organiza una gran cena para cientos de menesterosos. El cardenal de J. sirve las mesas en un comedor social. Los amigos de Y reparten por la calle regalos y bocadillos. La parroquia de Z saca a los reyes magos a la calle para que dejen regalos a los sin techo. Los jóvenes de San Serenín acuden a cantar villancicos a los viejecitos de la residencia.





