El reino del chismorreo y la rumorología
Eso del chismorreo y de la gente chismosa es cosa que de siempre ha preocupado al papa Francisco. No pierde ocasión de denunciarlo y afear esa conducta. Es verdad que en la Iglesia se da mucho eso del rumor, del qué sabes de esto, qué se dice, parece ser… Sería bueno que nos preguntásemos por qué.
Oficialmente vivimos en una Iglesia transparente, dialogante, sinodal. Una Iglesia en la que todos somos protagonistas, todos corresponsables, todos partícipes, todos implicados en la vida eclesial. Iglesia de obligatorios, o casi, consejos pastorales en cada parroquia, diócesis. Oficialmente, porque en la práctica, y a la hora de la verdad, nadie sabe nada. Muchos compañeros me preguntan cosas: “tú que te mueves por esos mundos de la comunicación, qué sabes de…". Me dicen que en estos tiempos de sinodalidad, comunicación y apertura hay menos transparencia que nunca. Por eso surgen los rumores y hasta los chismes, porque cuando nadie sabe nada porque nadie cuenta nada, las cabezas sde ponen a dar vueltas, a sacar conclusiones por su cuenta y hacer conjeturas más o menos disparatadas.

La pastoral parroquial no es tan complicada. Mi idea fundamental de par qué estoy en una parroquia y cómo estar es muy simple. Creo que la gran misión del sacerdote es que sus fieles puedan vivir en este mundo con dignidad material y moral y lleguen después a la vida eterna.
Me maravillan esas personas que hacen gala de un equilibrio y una estabilidad a prueba de bombas, dicasterios, información politica y cansancio personal. Las hay que, efectivamente, mantienen impasible el ademán pase lo que pase. Quizá es que han sido educadas en el más puro estoicismo, en la impasibilidad absoluta. Luego están los que se sienten afectados por las cosas pero se lo tragan y disimulan, tal vez por aparentar una fortaleza de la que realmente carecen y vivir de una imagen que tape o al menos disimule la fragilidad de cada cual.