Escandalazo del Cardenal Sarah
Mañana del 4 de agosto. La Iglesia universal celebra hoy a san Juan María Vianney, patrón de los párrocos, y, permítanme, muy especialmente de los párrocos rurales. Un lenguaje de vida que hoy nos llevaría a decir, como a los discípulos ante las enseñanzas de Jesús, eso de: “!¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”
Acostumbrados como estamos a un lenguaje light, a lugares comunes y tópicos para justificar una fe que hemos perdido, que un sacerdote hable de llegar al cielo, confiese horas y horas y se pase el día entre mortificaciones, oración, pobreza y confesionario, es todo un escándalo, como lo fue para los curas de los pueblos de alrededor, que no entendían cómo la gente iba a Ars mientras ellos languidecían en unas parroquias moribundas. Así respondía san Juan María Vianney: “¿cuantas horas pasáis en oración, cuántos días ayunáis, dormís en cama o en el suelo? Entonces, ¿qué queréis?