Me retiro a los cuarteles de invierno
El fin de semana está siendo muy intenso. Estamos embarcados en plena campaña del kilo y mañana se inaugura el economato. Esto quiere decir que el día hoy se presenta calentito: seguir en el centro comercial al menos hasta las dos de la tarde, transportar en coches particulares hasta la parroquia todo lo recogido, y la tarde para colocar, poner precios, y dejar todo como un jaspe. Mi compañero y yo, naturalmente, misas y confesiones toda la mañana.
Mañana… mañana otra locura.
Aprovechando esta vorágine y la bendición del economato, estoy diciendo a los voluntarios que servidor se retira a los cuarteles de invierno en lo que toca a Cáritas. Es decir, que el proyecto queda en sus manos, que yo estoy ahí apoyando, echando una mano, dando la cara y lo que sea menester, pero que la coordinación y el funcionamiento es cosa de ellos. Hasta ahora he ido por delante, me ha tocado tirar del carro, animar, poner en marcha, moverme, moverlos… Ya está todo listo. Desde mañana… servidor se retira a un segundo plano.

Al correo de un servidor llegan cosas de lo más variopinto. Acabo de ver que me ha llegado uno nada menos que desde Amnistía Internacional pidiéndome, no se lo pierdan, mi firma a favor de las Pussy Riot, con el argumento de que llevan más de un año en prisión por cantar una canción protesta en Moscú.
Es una de esas frases que te sueltan como si hubieran descubierto la penicilina, la clave de la piedra de Roseta y la cuadratura del círculo a la vez. Frase además que debe pronunciarse con los ojos semi cerrados y voz de trance místico, y a la que debe responderse con un oh de admiración como si nos hubieran desvelado, por fin, el misterio de la Santísima Trinidad.