Cuatro o cinco para comenzar la adoración nocturna en Braojos
Es lo que hay. Durante dos domingos, dos voluntarios, adoradores de Madrid, han anunciado en las misas de los tres pueblos la intención de poner en marcha en Braojos un turno de adoración nocturna. Este pasado domingo hemos mantenido una primera reunión para poner en marcha todo.
La respuesta, escasita como se pueden imaginar. Cuatro o cinco y ya. Pocos. Es lo que tenemos. Cuando entre las tres parroquias apenas llegamos a los cuatrocientos habitantes, y con una media de edad alta, no podemos esperar otra cosa. Un uno por ciento. No está mal. Ya quisiera una parroquia de ocho o diez mil habitantes contar para un proyecto así con ochenta o cien personas. No digo con un canto en los dientes. Con todo un cantarral.

Un día por semana me reúno con tres o cuatro “Rafaelas” de alguno de mis pueblos. Una de ellas es una excelente cantora que tiene en su repertorio cantos no sigo antiguos, sino algunos antiquísimos. Hace no mucho me sorprendió con uno a la Virgen de origen claramente medieval.
Acaba de comenzar la campaña del IRPF y me estoy encontrando con católicos de buena fe que me plantean la cuestión de la famosa crucecita. Cuento, para los lectores de fuera de España, que, en la declaración anual de impuestos, los españoles tenemos la posibilidad de señalar con una crucecita el deseo de que una pequeña parte de nuestros impuestos se haga llegar a la Iglesia católica. También tenemos la posibilidad de marcar otra casilla para que otra cantidad vaya a diversas ONGs.
Nadie tiene que escandalizarse porque diga que hay monjas memas. Las hay como hay curas memos. Lo que pasa es que, si sus memeces escandalizan y, afectan a la Iglesia, alguien tendría que poner freno a tanta majadería.