Gran éxito pastoral en Braojos: el libro de los muertos
A lo mejor les parece una cosa sin sentido, pero la iniciativa pastoral más aparentemente boba está teniendo un éxito increíble.
De momento he comenzado por Braojos. He tenido la paciencia de hacer una base de datos simple con los datos de los últimos libros de difuntos, que abarcan desde 1889 al día de hoy. En total, algo más de setecientos registros. Me ha resultado curioso porque las partidas de defunción que se conservan en los libros parroquiales aportan datos interesantes, por ejemplo, la causa de la defunción.
Seguimos. Una vez que está la base de datos, es muy fácil, gracias al ordenador, clasificarlos y organizarlos a capricho. Y es lo que he hecho: ordenar los datos por meses, días y años, de forma que hoy sé perfectamente los difuntos cuyo aniversario se celebra cada día del año.
Sabido esto, el paso siguiente ha consistido en ir imprimiendo estos datos mes a mes, de forma que el día primero de cada mes colocamos en un atril, a los pies de la Dolorosa, un librito con los aniversarios de ese mes concreto.

Recuerdo un sacerdote, hace años, en una celebración eucarística. Justo momento de la consagración y unos mozalbetes riendo y bromeando y hasta remedando los gestos del sacerdote. El buen cura paró en seco la celebración y les dijo: “de mí os podéis reír lo que queráis y llamarme de todo, pero que a nadie se le ocurra faltarle al respeto a Dios. Por ahí no paso”.
En estos tiempos de modernidad y adelantos, “alantos” que dicen en mi pueblo, es divertido comprobar cómo lo que se nos vende como el summum de la modernidad es todo un compendio de las más antiguas barbaridades y de las herejías más clásicas.
Mala cosa es vivir de filias, fobias y prejuicios. Mala cosa las obsesiones, que llevan a convertirse en el conejito aquel de las pilas que repite, y repite, y dura y dura.





