Dónde están los anticonciliares
Ese por lo visto es el problema. Lo que pasa en esta Iglesia nuestra es que parece ser que algunos sectores siguen sin admitir el concilio Vaticano II. Eso ha afirmado hace unos días el papa Francisco: “El problema es precisamente éste: que en algunos contextos el Concilio aún no ha sido aceptado“.
Es verdad, aunque me temo que se están disparando los tiros conscientemente en la direción equivocada.
Estoy explicando liturgia on line cada jueves a las 20:30 h. a través de mi cuenta personal de Facebook. Los videos ahí quedan en la web de san José de la Sierra. He querido ser honrado y hacerlo directamente con los documentos de la Iglesia. Comenzamos por leer y explicar despacito “Sacrosanctum comcilium", seguimos por la “Instrucción general del misal romano” y ahora estamos con “Redemptionis sacramentum".

Esta mañana, a la hora del desayuno, me he fijado en el cestillo de las medicinas que ocupa un lugar estable en la cocina de la casa parroquial. He vuelto la vista atrás, mucho más atrás, y pensaba que un servidor, hace años, no sabía qué era eso. Lo más que había en casa era una caja de aspirinas para el caso de algún dolorcillo de cabeza o un catarro imprevisto, alcohol, agua oxigenada, tiritas y mercromina y ya.
Aquí el que no se consuela es porque no quiere. Los hay emocionados por el proceso sinodal en España. Hacen bien. Las emociones son libres. Los ridículos, también.
He vuelto feliz de Santa María de Refet. Socio tanto o más que yo. Volveremos.