Lo que pueden y no pueden esperar de un servidor
Algo de experiencia va teniendo uno. Más de ocho años en infocatólica, doce utilizando el correo electronico como via de comunicación con feligreses y seguidores y bastante en Facebook y Twitter. Desde esta realidad me gustaría puntualizar algunas cosas sobre lo que esto es y no es, y sobre lo que servidor puede y no puede. Ya se sabe que las obviedades no siempre son tan obvias.
En las formas de comunicación que acabo de citar lo que se llama interacciones se hacen a través de comentarios de los distintos lectores o seguidores. Modero y en consecuencia algunos no aparecen y otros aparecen iuxta modum. No me es fácil responderlos uno a uno. Comprendan que servidor tiene sus obligaciones pastorales. Me parece, además, de gran riqueza el debate generalmente sano y respetuoso entre los mismos comentaristas. No me pidan comentario a cada comentario porque ciertamente no llego.

Mejor, nos estamos quedando ya sin curas. Los datos del día del seminario de este año son escalofriantes en España. Tanto que, por primera vez que yo recuerde, no se ofrecen desglosados por diócesis. Ya imaginamos por qué. 1066 seminaristas mayores en España. Podemos hacer cuentas. 1066 para 70 diócesis. O bien 1066 seminaristas en una población, la española, de algo más de 47 millones de habitantes. Un seminarista por cada 44.000 habitantes. Si tenemos en cuenta que se producirán abandonos, vamos a contar en un futuro próximo con un sacerdote ordenado para cada cincuenta o sesenta mil habitantes. Me da pereza entrar en la media de edad del clero.
Me fijo en las pequeñas variaciones que los fieles introducen en cantos, oraciones y hasta textos litúrgicos.
Es conclusión a la que he llegado últimamente. Los cristianos conservadores han desaparecido como los dinosaurios. Ya. Que quieren saber cómo he llegado a esa conclusión. Y que se lo cuente. Bien. A ello vamos.
Esto es como lo de la gota fría. Siempre vuelve. No sé cuántas desamortizaciones lleva la Iglesia católica en España. Nos suena la de Mendizábal, pero esa fue una. Hubo más: Godoy, José Bonaparte y Madoz, amén de otras pequeñas e intentos varios.