Nuestros señores diputados no tienen vergüenza
O al menos algunos, con la presidenta, Meritxell Batet, a la cabeza.
Leo, escucho y me asombro con la noticia de que el Congreso de los Diputados abrirá sus puertas la próxima nochebuena para repartir alimentos a personas sin hogar y en riesgo de exclusión social. Parece ser que, al no poder celebrar una cena, digamos normal, a causa del coronavirus, el acto consistirá en la entrega de comida preparada para llevar «a última hora de la tarde del día 24 de diciembre, así como, eventualmente, de un pequeño obsequio institucional». Para la entrega el Congreso abrirá excepcionalmente sus puertas esa tarde y la señora presidenta buscará voluntarios entre diputados y personal de la cámara. Además, qué buenos son, el Congreso correrá con todos los gastos.

En Braojos estamos haciendo este año la novena a la Inmaculada que culminará el próximo lunes, día 7, con el rezo del día noveno y una solemne eucaristía de vigilia. Ayer viernes, cuando llegué a Braojos después de haber celebrado misa en Piñuécar, nevaba con ganas y la temperatura era la que se pueden imaginar. A las siete de la tarde, que es cuando comenzamos el rosario y la novena, que acabamos cada día con la santa misa, no apetecía para nada salir de casa, y menos pensando que nuestra iglesia estaría fresquita.
Lío porque aquí no hay quien se aclare.
Lo contaban de un ordenanza en un ministerio cualquiera. Acababa de tomar posesión el nuevo ministro y, como es natural, llegó al ministerio con nuevas ideas y dando órdenes desde el primer momento, hasta en los detalles más pequeños. Aquel ordenanza no perdió los nervios. Apenas exclamó: “hay que ver cómo son estos interinos”.





