El interino

Lo contaban de un ordenanza en un ministerio cualquiera. Acababa de tomar posesión el nuevo ministro y, como es natural, llegó al ministerio con nuevas ideas y dando órdenes desde el primer momento, hasta en los detalles más pequeños. Aquel ordenanza no perdió los nervios. Apenas exclamó: “hay que ver cómo son estos interinos”.

Se nos acusa en ocasiones a los sacerdotes que llegamos a la parroquia y hacemos exactamente lo que nos da la gana sin contar con nadie. Y no niego que falte razón. Es un extremo, pero real como la vida misma. Llega el nuevo párroco y desde el primer día ordeno y mando tal vez apoyado por una hermana o una persona de su confianza. Pone misas, quita misas, arregla esto, desarregla lo otro, no da cuentas, gasta en cosas no del todo justificables, impone horarios y modos, que para eso es el párroco y no hay más que hablar.

También existe el otro extremo en parroquias que me voy a permitir llamar históricas o mejor con historia. Parroquias en manos de una familia, un grupo, una hermandad que son los que “de toda la vida” se han hecho cargo de todo. Gente que “de siempre” ha controlado el dinero, los horarios, la pastoral, las costumbres y hasta el último florero, y Dios le libre al cura de salirse del guion. Saben perfectamente lo que se hace, cómo se hace, lo que se gasta en qué y cómo, porque “siempre se ha hecho así”. La parroquia son ellos y el párroco un pobre interino, que apenas tiene otro margen que el de celebrar la misa, eso sí, respetando los horarios de toda la vida, el derecho de Maruchi a hacer las lecturas, el de Puri y Chelito de arreglar las flores y el de Juan y Carmina de contar la colecta y llevarla al banco. Eso sí, si usted tiene que comprar algo nos pasa la factura.

Dios le libre al cura de hacer alguna observación:

-        En adviento sería bueno quitar algunas flores.

-        Pues siempre las hemos puesto así y a los curas de antes no les parecía mal.

-        Es lo que pide la liturgia.

-        Pues otros curas no lo veían igual.

-        Es igual. Quiten esas flores. Y no vuelvan a poner las de plástico.

El cura acaba de firmar su sentencia de muerte.

Estas cosas ocurren por desidia de los curas, uno tras otro por eso de no liarla, y porque desde arriba tampoco tienes apoyo, así que se van conquistando parcelas de poder

Conste que en parte puedo llegar a entender esta postura. Parroquias ha habido en las que algún cura ha cometido auténticos desaguisados, amén de pequeños o grandes desfalcos. Casos así han fomentado la desconfianza y el temor.

Pobre parroquia a la que le toque un párroco mandón. Pobre párroco al que le toque una parroquia de mandones donde él es apenas un interino al que se le juzga y controla por si acaso. Es lo que hay.

Una de las cosas que me gusta transmitir en el blog es cómo se ven las cosas desde el otro lado del altar. Los fieles tienen una percepción de las cosas, los curas otra. No digo que ni una ni la otra sean perfectas, digo que hay que ver todo en su conjunto. Y que el cura dictador es una desgracia, pero no es desgracia menor la parroquia en manos de cuatro generalmente con escasa o nula formación. Pero es lo que hay.  

19 comentarios

  
Cen
La frase donde dice “y así se van conquistando parcelas de poder” es totalmente esclarecedora... ¿se trata entonces de poder? ¿Un poder que deduzco del artículo corresponde a priori al párroco, pero que a veces “es conquistado” por grupos de laicos..?

He venido a servir y no a ser servido. Sepárense del gobierno parroquial todos aquellos, laicos o sacerdotes, que pretendan ejercer poder. Y pónganse a servir.
01/12/20 10:43 AM
  
Diácono
El laico que chantajea con su colaboración al párroco es una lacra, pero el cura mandón también abunda, pero yo, lo que llevo peor es una variante del segundo: el mandón camuflado. Se trata del párroco muy popular y guay (generalmente progre), muy de "contar con todos" de boquilla, muy sinodal y "de base", muy de reuniones continuas y de que "la parroquia es de todos", pero luego, cuando rascas, ves que es todo mentira, y que hace lo que le da la gana sin contar con nadie. Es muy sinodal si le das la razón, si le contradices eres un infocatólico ultra que no te dejas "guiar por el Espíritu", que naturalmente siempre está con él, contigo nunca. Prefiero un cura párroco que mande y ya está, sin cuentos.
01/12/20 11:01 AM
  
Juan Antonio
La cosa, como bien dice, no es tan sencilla. La parroquia está formada por todos (tanto el sacerdote como los fieles) y aunque es cierto que las Puri (y con todo el cariño...dado que están ahí) hacen y deshacen...también es cierto que están ahí cuando se va un cura, cuando viene otro con ideas de blanco a negro...o a amarillo. Las "puri" (benditas sean), dan la continuidad necesaria a la gente, sus tradiciones, sus cariños y su trabajo.
Es cierto que, al final, ese grupo de gente toma "el control" y es bastante complicado para el sacerdote entrar en él, pero también lo es que, sobre todo en pueblos pequeños hoy en día o parroquias chiquitas en la ciudad, los sacerdotes van y vienen...y las "Puri" se quedan aguantando los grupos de catequesis, etc...y normalmente con muchísimo entusiasmo pero, en general, con una formación bastante pobre.
Lo que tendría que hacer las diócesis es formar y educar a esa gente y el sacerdote apoyar en dicha formación, más como un "coach"...a no ser que pretenda quedarse ahí con las "Puris"...
Es una opinión simplemente.
01/12/20 11:50 AM
  
Neri
Creo que para los buenos sacerdotes este problema de conciliación es relativamente sencillo siempre que se trate de templos diocesanos.

La ayuda de esas mujeres y hombres es innegable, pero un buen cura sabrá dirigir convenientemente esas colaboraciones.

Puede que alguna decisión necesaria levante alguna pequeña ampolla, pero es seguro que el sacerdote sabrá sanarla sin que supure.

Creo firmemente que dentro del templo, sea iglesia, capilla, ermita u oratorio; se deben seguir las directrices que marque el sacerdote, ya que él representa al mismo Cristo, y es quién más sabe sobre Liturgia.
Y si se tratara de uno de estos curas "innovadores" con el canon, basta con cambiar de iglesia.

Dado que este último caso no es el de D. Jorge también resultaría edificante que usted nos contara como ha ido solventando esas pequeñas taifas entre sus feligreses habituales.

¡Ave María, padre!
01/12/20 1:21 PM
  
Diácono
Dice Neri: "Y si se tratara de uno de estos curas "innovadores" con el canon, basta con cambiar de iglesia".

No, no es eso. Lo que ha de cambiarse es al cura, mandarle a paseo. Los fieles tienen el derecho de recibir la liturgia que manda la Iglesia, y los ministros de cumplirla. Lo que ocurre es que los fieles se quejan poco, y los obispos no intervienen casi nunca, haciendo dejación de su autoridad.

Así nos luce el pelo.
01/12/20 1:51 PM
  
doiraje
Es una descripción muy exacta de la gran mayoría de las parroquias. Más allá de los condicionantes que puedan existir, una parroquia siempre tendrá el sello que le imprima su párroco. ¿Que es un cura pasivo, que deja hacer a los que de facto mandan desde siempre?, así será la parroquia. ¿Que el párroco hace valer su legítima autoridad, sea poniendo orden en el caos que hereda o al contrario?, la parroquia será reflejo del ejercicio de esa autoridad.

Y como usted bien dice, es lo que hay. Tanto por parte de la feligresía como del clero. Es un error idealizar el componente humano que forma parte de la Iglesia, pues, aun en sus escalas más básicas, son un reflejo de la naturaleza pecadora que llevamos dentro. En las pequeñas comunidades parroquiales, como en cualquier otra realidad humana, aparece con presencia notable el afán de poder, la manipulación del otro, las envidias, los complejos de todo tipo, la maledicencia, la vanidad, etc., etc.

Uno, ante lo que hay, prefiere no entrar. Bastante tenemos todos con el mundo y sus habitantes como para encontrarlos también en estos entornos. Eso sí, con el agravante de que los pecadores de siempre se llenan la boca de Dios, mientras pecan impecablemente. Prefiero mil veces los que entran de frente.
01/12/20 1:54 PM
  
maru
Pues sí, D. Jorge, la descripción que hace, lamentablemente, ocurre en muchas parroquias y ya llevamos muchos años.
01/12/20 3:23 PM
  
Carmen Clara
Gracias por su amable y real articulo. Cuanta razón tiene. Pobrecitas Puris si si . Mandonas sin formación y creyéndose imprescindibles Y cuando viene un nuevo cura ahí están dando la plasta. Más valiera que la parroquia empezará de cero y se renovara el espíritu de mangoneo. La Iglesia ganaría, además cada sacerdote tiene su personalidad que eso no equivale a cambiar la liturgia ni menospreciar a nadie. No olvidemos la Gracia de Estado. Si mi vecina me impusiera su magnifica cocinera posiblemente no la soportaría. ¿ lo entendemos?
01/12/20 3:36 PM
  
claudio
Estimado Padre, hubo una vez en la historia alguien que dijo lo más importante era la estabilidad del párroco en el cargo, pero, siempre un pero, ma non troppo y así se escribió, estable, inestable, interino, temporal, provisorio para siempre, pero nada se ha establecido para los (FEP) fieles empoderados parroquiales:
Canon 522 El párroco debe tener estabilidad y por tanto debe ser nombrado por tiempo indefinido; sólo puede ser nombrado por el Obispo diocesano para un tiempo determinado, si este modo de proceder ha sido admitido, mediante decreto, por la Conferencia Episcopal.
Allí empezó todo y algunas CE tienen un plazo de 5 años, de esa forma se consagró el IPD (Interinato Parroquial Demoledor), que le otorga al Obispo un poder imperial.
Un sabio que conocía la realidad por llevar las señales en el cuerpo ordenó que “El Obispo ha de tratar de comportarse siempre con sus sacerdotes como padre y hermano que los quiere, escucha, acoge, corrige, conforta, pide su colaboración y hace todo lo posible por su bienestar humano, espiritual, ministerial y económico.” (Pastores gregis, n.47).
01/12/20 3:57 PM
  
JUAN NADIE
El problema que usted señala es uno de los mas difíciles desde que el hombre es hombre. El de las relaciones humanas, y eso que hablamos de Iglesia donde debemos presuponer a todos la mejor intención.
Además aunque hay una autoridad moral y jerarquica que es la del sacerdote, no es como una empresa donde el de abajo tiene que obedecer, con lo cual es todo mas complicado.
En mi opinión el Jefe es el principal responsable de todo. El cura. El debe saber cuando decir no, y cuando tener mano izquierda de la mejor manera posible. En cualquier caso tratar con el PUBLICO es lo mas dificil que hay. Y un cura esta todos los días tratando con el público, y algunos un poco desnortaos. Creo que la solución es paciencia mutua, y tratar de buscar un entendimiento, respetando la autoridad del cura, que para eso esta. Y si se equivoca pues decirselo respetuosamente. Aunque a veces hay curas que responden de manera extrañisima para un persona consagrada a Dios. De la misma manera que hay fieles desnortados, tambien hay algunos curas, vamos a decir, extraños.
01/12/20 4:53 PM
  
Reverenda Madre Gundisalva
Hombre, reconoce que lo normal es el cura mandón que administra "su" cortijo. De los otros yo no he conocido ninguno... Y mira que ya tengo mis añitos y he vivido en diferentes partes del mundo mundial!
Y es que... "el sacerdocio imprime carácter".
De todas formas a un mandón se le aguanta, al que no se le aguanta es al prepotente, al chulo y al que se cree el rey del mambo. Que haberlos, haylos! Y a esos no los aguanta ni la más santa de las Rafaelas jajaja
01/12/20 5:14 PM
  
Roberto
Digo yo que en los seminarios debe de haber un discernimiento de aquellos que realmente tienen carisma de pastores y no meros administradores de ritos y ceremonias.
Hablo de habilidades sociales, cierto carácter de liderazgo (ni autoritario, ni pasota); con capacidad de tomar iniciativas, decisiones, y de aglutinar y conocer a la gente que le rodea para aconsejar, sugerir, orientar.
Por supuesto, hombre de Dios, de oración, etc , no perfecto, porque nadie lo es; pero que tenga un perfil mínimo para ejercer de presbítero.

¿Y el laicado? Es que en el laicado falta muchísima formación; vamos a empezar por ahí, formación bíblica, moral, espiritual, doctrinal, etc. Uno ve gente muy voluntarista y buena para hacer cosas, pero eso no basta, luego vienen las crisis, los problemas de las relaciones humanas, que siempre hay , y si no hay recursos y herramientas para superar , se acaba pereciendo.
Que el diablo existe y mete el morro por donde puede.
01/12/20 6:54 PM
  
Martinna
En el mundo estamos de interinos, pero en la iglesia estamos para toda la eternidad.
Aquí somos iglesia militante y allí seremos triunfante Gracias a
Dios. En la iglesia estamos para ser perfeccionados. Para eso tenemos que “tener la mente de Cristo” por eso somos llenos del Espíritu Santo que nos guía en pensar,ser, hacer, etc. conforma nuestra vida, nos santifica.
Hablando coloquialmente podemos hablar de las Puris, las Rafaelas, los sacristanes, las hermandades, los cofrades, los curas, los beatos o capillitas y demás...Por los comentarios parece que es lo mismo ser feligreses que ser comunidad de vecinos o cualquier agrupación, club o asociación. Por eso se da por descontado que las relaciones y actividades son más o menos igual. Son iguales y con los mismos problemas, fallos, deficiencias porque nacemos, crecemos, y morimos en la iglesia sin desarrollarnos como creyentes. Tenemos las mismas maneras mundanas en la iglesia que en el trabajo, educados, buena gente aunque pecadores, decimos que es nuestra naturaleza humana. porque no estamos verdaderamente convertidos a Dios, somos hijos de Dios, ciudadanos espirituales en proceso de santificación.
Debemos tener la mente de Cristo, es decir pensar como nos enseña, tenemos que leer y vivir según todo el N. Testamento y la Biblia. Es nuestra obligación orar y conocer las enseñanzas de Dios. Los párrocos, los feligreses, tenemos que vivir según la Palabra de Dios. Los párrocos no mandan lo propio sino lo de Dios, y los feligreses obedecemos a Dios, y tanto párrocos como feligreses servimos a Dios según lo dispuesto por Dios para cada cual.
El fallo de los católicos es que no vivimos según lo mandado para formar iglesia, cada uno en su casa en familia, y en la parroquia comunidad de cristianos, viviendo el amor mutuo con generosidad, humildad, comunión, servicio, disponibilidad, conviviendo para corregir nuestros defectos, practicar los carismas...
Los obispos son los responsables de que esto sea posible y bien. En vez de ocuparse en diplomacias, políticas, economías , influenciadas por el entorno mundano, su ocupación es el pueblo de Dios a su cargo, tanto seminarios, como párrocos, parroquias, colegios, que se ocupen de visitarlos con frecuencia, con cercanía y diálogo, que apacienten sus ovejas que para eso son nombrados pastores, las personas son sus trabajo, que otros se ocupen de las tareas administrativas.

01/12/20 9:04 PM
  
jose 2 católico español no castellano
Querido D. Jorge:
Lo ha clavado Ud.
El párroco manda siempre.
En la Santa Misa manda el celebrante cumpliendo el ritual litúrgico, y el monaguillo se adapta a cada gusto del celebrante para que esté en lo que tiene que estar sin preocuparse de nada más alejado de él y del altar.
Y cuando el cura quiere quitar a un veterano, que ayuda para remozar, que esté seguro que el joven va a estar disponible siempre, porque si no lo está, hay que alegrarse cuando cuentan de nuevo con los vets aunque sea esporádicamente.
Y a los que ayudamos nos vuelven locos y lo de la pandemia ha sido, y es, un sinvivir con tanto cambio (lo de las colectas en caída libre por el bulo que los billetes contagiaban, para favorecer el dinero digital).
Y aprovecho para compartir que hoy el Señor me ha demostrado que existe y me cuida, y no sé el porqué me lo ha dejado clarito, pero solo decirle que estoy muy contento.
QDLB.
NB: Yo no pasé de monaguillo, y ahí sigo después de 58 años de carrera, y por eso "envidio" a los curas que consagran, aunque no me quejo de seguir en mi infancia espiritual que es una vida más rica y cercana al Paráclito y a nuestra Madre.
01/12/20 9:27 PM
  
Vicente
el párroco debe escuchar todas las voces y luego decidir.
01/12/20 9:49 PM
  
José Mª
Pues verá usted, desde mi pobre punto de vista, lo mismo que el sacerdote que celebra preside la Misa, el párroco es el que dirige la parroquia, con lo que en ambos casos se debe estar a lo que diga y prefiera, eso sí, por supuesto que en ambos casos se debe someter a lo que mande la Iglesia y su obispo, que para algo lo hace en su nombre; con lo que, a los de a pie, nos queda (o debería) el recurso a protestar cuando no se hace como Dios manda y a quejarnos a la autoridad competente cuando no se acepta por su parte esta reconvención. Como siempre digo, cada derecho conlleva obligaciones y, en este caso, ambos (sacerdote y fieles) tenemos que conocerlos para que las relaciones fluyan adecuadamente.
Le rezo su Avemaría.
02/12/20 11:06 AM
  
Argia
Comparto un poco la idea de Martinna. Casi nunca he ido a parroquias, pero la única vez que he intentado "entrar", no a oir misa, sino a participar más, en una de un pueblo, me encontré con un grupo de señoras que eran las jefas, y que me miraron como la de fuera, que no pintaba nada, y que debia adaptarse a todas sus costumbres.
Por supuesto duré muy poco. Es decir que daba la sensación, que todo lo hacian más por tradición, que por Fe. Estas señoras pensaban que todos teniamos que ser como borregos, cuando en el evangelio se habla de ovejas, y no de borregos.
En fin que en las parroquias hay gente que a lo mejor no tiene ni Fe solo costumbres, un día comentando con una que en el sermon, el parroco, habia caido en una gran contradicción, ni se habia dado cuenta, era igual lo que predicase. .No les importaba nada lo que decia el párroco. Como tampoco si se guardaba silencio antes y despues de la misa en la iglesia, el párroco era la estrella, se acababa la función, y todo el mundo hablando como en la plaza del pueblo en un dia de fiesta.
Si creian que Jesus estaba en el sagrario, no se les notaba nada.


02/12/20 7:43 PM
  
Juan Mariner
Diácono: cuando un obispo no interviene, casi nunca es dejación, es porque no le interesa intervenir y ya le va bien así. Lo de llamarle "dejación" es para "disculparle", pero ya no cuela en los tiempos que corren. Mantienen a los Forcades de turno y se cargan a los Ballesteres ( pero yo prefiero a Ballester con los ojos cerrados, aunque en determinados asuntos "legionarios" no comparta su visión).
02/12/20 8:04 PM
  
frailevi
P. Jorge una vez más lo clava. Dice lo que tantos pensamos y nos inquieta. Y lo curioso, esto que es grave, no es culpa del gobierno. Así que, como tantas otras muchas cosas importantes, está en nuestras manos solucionarlo. Y está claro que el primer paso para solucionar un problema es plantearle. O sea que muchas gracias.
Ahora viene la discusión y el escucharnos.

El gran problema de Carlos I, no fue él, fue que vino acompañado de su sequito y postergó a los que habían estado sosteniendo el reino. Menos mal que Cisneros murió antes de que llegara, que si no le habría dado algo, al ver tanta ingratitud.

Y no se si esto también ocurre un poco o un mucho, cuando viene un obispo nuevo, de esto intuyo pero no se, si ocurriese tendría consecuencias hacia abajo.
Cuando viene un cura nuevo no suele venir "con los suyos", si suele venir con muchas ganas de hacer algo grande y diferente, y a veces los feligreses responsables, que ciertamente lo son y lógicamente se lo creen, pues no lo asumen tan bien como al cura le gustaría, y hay ciertas resistencias, se dice que por fidelidad al que se fue. Como todos conocen a los responsables y comprometidos de toda la vida, el resto de feligreses les preguntan a ell@s, que tal el nuevo cura, y aunque las palabras son positivas, faltaría más, hay un gestecillo que mosquea.

Y creo que hasta el apóstol Pablo sabia algo de esto o parecido. Por eso todo debe ser cuestión de autenticidad y de tacto. De autenticidad analizando muy mucho nuestra rectitud de intención. Tener claro de cuanto hay de servicio y cuanto hay de querer tener fama, sin asustarse de que la intención no sea perfecta, pues conociendo y asumiendo las propias limitaciones, se asumen y se toleran mejor las de otros y las nuestras.

Y el tacto también es importante. Si a un candelabro se le sustituye pues no pasada nada, pero a un feligrés que se ha estado sacrificando y entregándose durante muchos años, hay que cuidarle, comprenderle y conocer que necesita un tiempo para admitir la nueva situación.

Además yo no termino de entender lo de actuar en comunión. Siempre me ha parecido que en la practica, es vivir de acuerdo con lo que diga el de arriba, que, como en un comentario he leído, el orden recibido le da un poder especial. Ya digo, no lo entiendo muy bien y no es porque no me lo hayan explicado una y otra vez.

Tendemos a creernos que tan bien como nosotros hacemos, cantamos o leemos pues nadie. Y tan buena voluntad como la nuestra, a lo mejor los demás no la tienen. Tampoco hay que preocuparse mucho, la prueba del algodón de una amistad es el conflicto.

Salvo en casos en que los colaboradores de toda la vida en la iglesia, en la parroquia, sean verdaderos intrusos o infiltrados, más interesados en ciertas situaciones de conflictos, entre familias, políticos o de costumbres sociales o festivas, que nada o poco tienen que ver con el mensaje evangélico. Entonces sí, pobre del párroco, que se encuentra con este problema y no tiene el apoyo de su obispo.
Y lo digo porque soy de pueblo y en los pueblos a mayor contacto, conflicto en la misma proporción; conflictos que suelen venir de muy atrás, a veces ni se tiene claro como y porqué empezó. La solución en estos casos suele ser más o menos traumática.
05/12/20 8:26 PM

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