El caso es que se me estaba ocurriendo... (y un vídeo al final)
Estando en mi parroquia de la Beata María Ana Mogas, en Tres Olivos, en Madrid, mis feligreses se echaban a temblar en cuanto me escuchaban decir: “el caso es que se me estaba ocurriendo…” Es más, algunos, en plan de broma, hay me decían que no más de dos ocurrencias al año.
Estos días de confinamiento forzoso son días también para la creatividad. Bastó una pequeña sugerencia para lanzarme a la retransmisión en directo y ¡vive Dios! que con gran éxito, porque ayer, por ejemplo, me han dicho que más de doscientas conexiones la siguieron en directo, lo que significa que bastantes más personas, ya que sé de varios casos que siguen la misa en familia.

Hoy celebra su gran día nuestra parroquia virtual de San José de la Sierra. Lo hacemos de un modo extraordinario, puesto que la crisis sanitaria, ya a nivel mundial, nos obliga a una permanente reclusión.
Cada uno de los sacerdotes estamos viviendo estas excepcionales circunstancias de forma muy diversa. Mi reconocimiento muy especial a los compañeros capellanes de hospitales y tanatorios y también a aquellos que están sufriendo esta epidemia en zonas de especial incidencia. Su trabajo, al igual que el de tanta gente en mil lugares, es realmente heroico.
Ya ven. Y yo que me creía que la misa de hoy iba a ser en absoluta soledad. Ni mucho menos. Al revés. Todo lo contrario.
Los distintos libros de D. Camilo, escritos maravillosamente por Guareschi, deberían ser de lectura obligatoria en el seminario, y libros de cabecera para todo párroco rural.





