9.02.25

Impasible el ademán y dos buenas noticias finales

Me maravillan esas personas que hacen gala de un equilibrio y una estabilidad a prueba de bombas, dicasterios, información politica y cansancio personal. Las hay que, efectivamente, mantienen impasible el ademán pase lo que pase. Quizá es que han sido educadas en el más puro estoicismo, en la impasibilidad absoluta. Luego están los que se sienten afectados por las cosas pero se lo tragan y disimulan, tal vez por aparentar una fortaleza de la que realmente carecen y vivir de una imagen que tape o al menos disimule la fragilidad de cada cual.

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2.02.25

Es su hora, no la mía

Estoy muy agradecido por sus palabras de ánimo. Cuántos son los que me dicen que voces o escritos como los míos hacen falta en la Iglesia. Quizás no. 

Las cosas en la Iglesia parece que van bien. Muy bien. Tan bien que los obispos, incluyendo cardenales por supuesto, no tienen nada que decir. Apenas alguna voz disonante que por ser aislada es ahogada rápidamente. Algunos me dicen que agradecen mi libertad y mi testimonio. En privado, claro. Si los señores obispos no tienen nada que decir, ni sobre la situación actual de la Iglesia ni en apoyo a sus hermanos que sí se atreven, yo menos. 

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1.02.25

Mejor acabar con la hermandad

Estoy de fiestas en los pueblos. La verdad es que llevando cuatro parroquias lo raro sería no tenerlas. En pocos días, procesión de minerva en Braojos, que organiza la hermandad sacramental. Fiesta de la Virgen de la Paz en Gandullas, de la que se encarga su hermandad, y la hermandad de la Virgen de las Candelas de Piñuécar dispuesta para mañana, su gran día. 

Hay que elegir entre lo óptimo y lo que hay. Y lo que hay son apenas restos de lo que fue y que hoy es casi nada. Por eso no es de extrañar que surjan voces, entre los fieles o el mismo sacerdote, que opinen que para eso mejor suprimir la hermandad. Algo de esto me contaron en Gandullas, que tuvieron un párroco empeñado en acabar con ella porque no tenía sentido. No sabemos, me dijeron, a usted que le parecerá. 

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29.01.25

Lo siento por el pobre cura

Hace unos días saltó a todos los medios que el cura de Basardillo y Torrecaballeros, siguiendo las normas de la Iglesia, había negado la comunión a una pareja gay conviviente. 

La cosa se lió porque hoy rápidamente se acude a las redes, a la prensa y a todos los medios y el linchamiento mediático del cura fue tema durante días. De poco o nada sirvió la nota, magnífica por cierto, que sacó el obispado de Segovia a los pocos días. Hasta la ministra de igualdad tomó cartas en el asunto y exigió una entrevista con el presidente de la conferencia episcopal, D. Luis Argüello, para dejar claro que, según la ministra y según el colectivo gay, negar la comunión eucarística a una pareja gay conviviente va  contra la constitución, nada menos. Entrevista hubo, D. Luis se explicó perfectamente y la ministra siguió en sus trece. 

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27.01.25

Cuatro iglesias, cuatro reclinatorios

Lo de la libertad es una filfa si nos llenamos la boca con la palabreja pero luego, en la práctica, usamos mil añagazas para impedir su ejercicio. La nueva democracia, que se dice. Creemos y apostamos por la libertad, pero con tantas condiciones que hacen imposible su disfrute. Y ahora vamos a las parroquias y a lo de recibir la comunión.

No voy a entrar en disquisiciones teológicas, exhibición de documentos magisteriales que probarían A o B, ni mucho menos lanzamiento ad hominem de revelaciones privadas. Tampoco lo voy a admitir en comentarios. Una catarata de textos con el mensaje de Nuestro Señor a san X, los pseudo éxtasis de la vidente Pepita y las cartas que mal fotocopiadas nos llegan a las parroquias sobre el modo de recibir la comunión eucarística ni me inquietan ni añaden cosa alguna a mi forma de considerar el asunto. Tal vez servidor sea más simple que el asa de un cubo. Tampoco sería tan mala cosa. 

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