Disolución de la Fraternidad de los Santos Apóstoles. Sería bueno saber por qué
Nadie pone en duda las competencias de la Santa Sede para crear o suprimir institutos religiosos. Hasta ahí podíamos llegar. La Santa Sede entiende que una fraternidad, asociación o lo que sea mantiene una vida no es conforme a la doctrina de la Iglesia, es motivo de escándalo, no respeta derechos de otros, niega verdades de fe o no se sujeta al derecho canónico y no solo puede suprimir, sino que debe suprimir la institución.
Dicho esto, parece conveniente que, a la vez que se suprime, se informe a los fieles de las razones para ello. Los católicos somos gente adulta y hoy no vale eso de que aquí no se entera nadie. Todo se sabe. Ya saben eso que se dice por Roma: “secreto pontificio es algo que todos conocen, incluso el papa en algunos casos”. Pues eso.

Es lo que hay. Durante dos domingos, dos voluntarios, adoradores de Madrid, han anunciado en las misas de los tres pueblos la intención de poner en marcha en Braojos un turno de adoración nocturna. Este pasado domingo hemos mantenido una primera reunión para poner en marcha todo.
Un día por semana me reúno con tres o cuatro “Rafaelas” de alguno de mis pueblos. Una de ellas es una excelente cantora que tiene en su repertorio cantos no sigo antiguos, sino algunos antiquísimos. Hace no mucho me sorprendió con uno a la Virgen de origen claramente medieval.
Acaba de comenzar la campaña del IRPF y me estoy encontrando con católicos de buena fe que me plantean la cuestión de la famosa crucecita. Cuento, para los lectores de fuera de España, que, en la declaración anual de impuestos, los españoles tenemos la posibilidad de señalar con una crucecita el deseo de que una pequeña parte de nuestros impuestos se haga llegar a la Iglesia católica. También tenemos la posibilidad de marcar otra casilla para que otra cantidad vaya a diversas ONGs.