Comuniones, bautizos. A ver si vamos superando la territorialidad parroquial
Parece mentira, en esta era de la globalidad, la unión europea y lo de sentirse ciudadanos de un mundo que necesita el vuelo de una paloma, lo tiquismiquis que luego nos ponemos los curas con la cosa de la territorialidad. Que si has hecho un bautizo de unos que viven en mi parroquia, que por qué en la parroquia de tal aceptan a cualquier niño en catequesis e incluso ¡horror de los horrores! que en el colegio de tal hacen la comunión niños de mi parroquia y yo, nada menos que el señor cura párroco, al margen. No hay derecho.

Hace un rato he abierto, un día más, el buzón de la correspondencia. Orondo y abundante durante el curso, preñado entonces de noticias, convocatorias, urgencias y posibilidades, ahora deviene en magro y casi inexistente. Apenas alguna cosa del banco, facturas mínimas de suministros y anuncios de la ultima pizzería abierta en la zona.
En resumidas cuentas, y para que no haya dudas.
He decidido que me voy a tomar un respiro de redes sociales unos cuantos días. Entre el blog, el facebook y el correo semanal de la parroquia anda uno, a estas alturas, un tanto saturado.
Los peces pican porque los pescadores son listos y ponen el cebo más apetecible. Los humanos pecamos porque el tentador despliega ante nuestros sentidos goces, sensaciones, satisfacciones personales, destellos de la más alta felicidad. Y si no, piensen un poco.





