Sr director,

Le escribo en nombre de un grupo de amigos que compartimos una gran preocupación por el avance del aborto en nuestro país. Fuimos parte de aquella gran manifestación a favor de la vida que se celebró en Madrid el pasado 17 de octubre. Aunque sabemos que el gobierno no piensa hacer caso al clamor de la calle, al menos toda España pudo ver que somos muchos los que no nos quedamos de brazos cruzados ante el mal, cuya peor cara es sin duda alguna el aborto.

Creemos que la unidad en la defensa de la vida es un valor fundamental y por ello estamos realmente tristes y preocupados ante la noticia de que los organizadores de la manifestación se han peleado y dividido. Los motivos que alegan para esa división parecen más bien propios de peleas de patio de colegio o de luchas por conseguir salir primero en la foto. Nos negamos a dar la razón a ninguna de las partes en conflicto, porque el hecho de que hayan llegado al extremo de separarse demuestra que todos son culpables.

Apelamos a su responsabilidad ciudadana y cívica para que busquen la forma de volver a colaborar unidos en la defensa de la vida. Seguro que es más lo que les une que lo que les separa. Su división sólo sirve para que los que están a favor del aborto se froten las manos de satisfacción. Así que en nombre de los que son eliminados antes de nacer, reclamamos ¡Unidad, unidad y unidad!

Mariano Martínez Vizcaíno

En el último artículo del Sr. Juan A. Monroy, publicado el 23 de octubre del corriente en Protestante Digital, fiel a su estilo de radical y hasta parecería … de enfermizo anti catolicismo, nombra el hecho del crecimiento de los evangélicos en América Latina. Lo nombra como si fuese algo saludable y muy beneficioso para este sufrido continente. Este señor, no deja de darme sorpresas y asombro en sus escritos, siempre subjetivos y parciales.

Pero me veo en la obligación de confirmar lo dicho por Monroy. Si es verdad, el peor rostro del protestantismo y de las sectas está aquí presente en Latinoamérica y va ganando cada vez más terreno, representado principalmente por la Iglesia Universal del Reino de Dios (Pare de Sufrir), los Testigos de Jehová, los Mormones y una infinidad de diminutos ministerios personales de tinte pentecostal evangélico, diseminados por todo el continente, sin afiliación a organización alguna y sin más autoridad que la misma Biblia. Esto forma parte de la alienante realidad del protestantismo latinoamericano, alienante realidad que hace escapar a sus fieles las reales exigencias del cristianismo, y ubicarlos en una burbuja donde la esperanza en el progreso material y en muchos casos sanaciones, factores que se constituyen más bien en las razones del porqué creer.

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Sr Director,

Socialmente, las cosas están mal, bastante mal, para ser sinceros. Lo podemos ver en los periódicos, en la actualidad más palpable. ¿Están en España las cosas peor? Quizá. O quizá no mucho peor que allende. Pero la pregunta clave es: ¿se puede hacer algo? ¿Estamos condenados a sufrir las penurias de un sistema cada vez más totalitario sin poder mover un dedo?.

Hablemos de España. En España, entre siete y nueve millones de españoles acuden con asiduidad a la misa dominical. Entre el 75% y el 90% se considera católico, y los no-creyentes y ateos apenas alcanzan una cuarta parte de la población (los datos varían entre estas cifras según fuentes). Es decir, esto son datos objetivos, no se los inventa nadie. Con esto no quiero decir otra cosa sino que nos encontramos en España, y no en Yemen, Rusia, Suecia o Ruanda.

Hagamos un sencillo ejercicio de aritmética. De los 35 millones de españoles con derecho a voto, tomando una participación promedio del 75%, resultan 26 millones de votantes. De ellos, aproximadamente 21 millones votan a los dos partidos mayoritarios, aproximadamente 1 millón a partidos de los considerados de “extrema izquierda”, unos 2,5 millones a partidos nacionalistas, y el resto, 1,5 millones, a otros partidos menores. De nuevo, datos públicos y notorios, irrefutables.

Ahora extrapolemos estos datos a la población definida como católica y que, por lo visto, practica. Seamos conservadores: digamos que hay “sólo” 7 millones, es decir, una previsión pesimista. Y supongamos también que la participación en este colectivo “baje” al 60%, debido a múltiples causas, como el descontento o la existencia de un colectivo de personas mayores que pueda no votar, niños, etc. En cualquier caso, tendríamos ¡4,2 millones de católicos practicantes! con derecho a voto en cada convocatoria electoral. Y eso sin contar los no-praticantes o no-creyentes que defienden los postulados de los principios no-negociables (derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, verdadera libertad religiosa, etc).

La pregunta tonta es: ¿qué papel han jugado / juegan esos cuatro millones mientras que, en más de treinta años, se han aprobado divorcios, abortos, matrimonios gays, EpC, LOGSE, etc?. La respuesta, tonta también, es: residual, insignificante, marginal, tangencial. Lo justo para llenar dos minutos de telediario tres veces al año y poner en bandeja los comentarios habituales de los medios afines a la revolución. Y esto por no hablar de la división interna que existe dentro de la propia masa social que, se supone, nos representa. Y sobre esto último, la revolución lo sabe perfectamente, lo que le permite apuntarse con toda comodidad al napoleónico “Divide y vencerás” (encarnado en el “yo soy católico” del Sr. Blanco).

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Señor director, le envío copia del email que envié esta mañana a monseñor Luis Ladaria Ferrer, sj, Arzobispo Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien ha tenido la gentileza de responderme dándome las gracias por darle la información y me ha asegurado que la misma le llegará a quien corresponde.

Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Luis Ladaria Ferrer, sj,

Me atrevo a escribirle porque me encuentro en estado de shock al enterarme de que el Institut Borja de Bioética ha manifestado, mediante la publicación de un informe (http://www.ibbioetica.org/es/img/home/BD_57_esp_F), su acuerdo con la futura ley del aborto del gobierno de Rodríguez Zapatero, que en breve será aprobada por las Cortes españolas.

Dicho instituto de bioética está gobernado por miembros de la Compañía de Jesús, a la que usted pertenece, de la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios y por un escolapio. Toda la información sobre este escándalo la puede encontrar en InfoCatólica:

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=4485

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=4501

Además, hemos sabido que desde esa institución se publicó al menos otro informe favorable a la eutanasia. Que en estos momentos en que en España se libra una batalla a favor de la dignidad de la vida humana desde su concepción y contra la cultura de la muerte, unos religiosos se manifiesten de esa manera, causa un escándalo de dimensiones insoportables a un gran número de fieles, entre los que me encuentro.

Por ello le ruego que se tome la molestia de informar de lo que ocurre en Cataluña a los superiores de las órdenes religiosas a las que pertenecen los religiosos que son cómplices de esa infamia, y al cardenal Franc Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; e incluso, si lo cree conveniente, al Cardenal Levada, Prefecto de la Congregación de la que usted es Secretario.

Suya afectísima en Cristo,

Ana

La política socialista Leire Pajín (16 de septiembre de 1976; por lo tanto, 33 añitos recién cumplidos) es secretaria de Estado de Cooperación Internacional. Y secretaria de Organización del PSOE. Feminista dizque convencida (como buena socialista y feminista, completamente partidaria de la ampliación de la ley del aborto, de la aprobación de la llamada píldora del día después, de llamar matrimonio a la unión de personas homosexuales, y ese largo etcétera de reformas morales típicas del laicismo de cortés burgués de la factoría PSOE), es hija de José María Pajín, ex secretario general del PSOE de Benidorm y en la actualidad asesor de la subdelegada del Gobierno en Alicante; su madre es Maite Iraola, concejala –ahora tránsfuga- del PSOE en Benidorm. Así las cosas y dado que sus progenitores viven de la política, obligado es aplicar a la joven socialista Leire Pajín aquello de que “de casta le viene al galgo”.

Y tan de casta: la carrera política de Leire Pajín ha sido meteórica, fulgurante. Fulgurante porque con sólo 23 años la vemos como número dos de la lista de su partido al Congreso, al parecer colocada ahí gracias a las influencias de su padre. Diez años más tarde, ocupa puestos de altísima responsabilidad gubernamental en el grupo socialista.

Por lo que toca a su sueldo –pues los socialistas de hoy día no trabajan por amor al arte de la política auténticamente socialista y militante, claro, ni por sueldos equiparados o equiparables a los de las clases trabajadoras, bueno fuera-, debe rondar los 10.000 euros mensuales, si bien autorizadas voces reclaman que es bastante más elevado; tamaño sueldazo, empero, no le impide entonar, puño en alto, el himno proletario La Internacional, por más que sus emolumentos, como ya sabemos, muy poco o nada tienen de sueldo o jornal proletario y sí mucho de ganancia aburguesante y burocratizante. Vamos, que cualquier parecido con un socialista pacifista y místico como Mahatma Gandhi, pura coincidencia; o parecido con históricos del socialismo en España como Bruno Alonso. En fin.

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