¿Qué está pasando con el amor?

¿Qué está pasando con el amor? ¿Estamos llamando amor a lo que sólo son amoríos? Sobre el amor se han llenado muchas páginas de libros y revistas. Hay excelsos artículos, muchas veces románticos que nos hacen exultar al comprobar que la entrega es algo maravilloso. El dejarse absorber voluntariamente el yo, mi yo, por la persona amada que llega a formar así algo indivisible con la que ama, porque es parte de mi persona. Y no es una entrega ni una invasión dolorosa. Es voluntad afirmada, consciente de que ahí está la felicidad de la persona amada, que es a la vez mi felicidad al ser vivida y compartida.
Y no es una felicidad utópica o vivida como algo pasado de moda. Como una instantánea que puede ser superada por la siguiente, y no es así. El amor ha entrado en el tiempo con una sucesión de episodios que van reafirmándolo y reclama la palabra fidelidad.

Pero hoy, en la época de las citas a ciegas ( el amor es ciego pero no tanto, ni tonto) la fugacidad de lo transitorio “exige” otros tipos de amor, el amorío que siempre existió y era algo censurable, como ave extraña en el común “ gallinero” de la sociedad. Era algo execrable, algo despreciable que reprobaba la sociedad normal.

Hoy el amorío se exhibe y es excitante su “proclamación” en los medios. Da la impresión de que el amor verdadero, el amor sin veleidades, ya no existe. Ha sido desplazado por el amor del “papel cuché”; el que se pregona y vende. El verdadero problema es que se ve, llama la atención y es seductor, seductor como el mismo mal. Y como aquello que seduce, tiende a imitarse con un mimetismo peligroso que lo equipara con el éxito en la vida. Todo ello induce a la falta de compromiso, utilizar al otro para mi satisfacción, que es la muestra del egoísmo, que puede ser a dúo y la ruptura es algo preanunciado. En la ruptura alguien sufre y se siente humillado y su reafirmación es la destrucción del otro o de la otra.

Las consecuencias las estamos viendo y la ignorancia no quiere ver los orígenes. Se rompen la cabeza los ministros de igualdad y los políticos cuando están inmersos en valores, habitualmente, sólo económicos o tecnológicos. ¿Cómo es posible?, se preguntan. Yo denuncio. Sí, es la falta de valores transcendentales que serían cuna de la fidelidad y sin cuna no puede criarse la maravillosa criatura que es el amor fiel.

Alfredo Hernández Sacristán

4 comentarios

  
em
¿Cómo aprenderemos a amar si nos hemos creído que somos, cada uno, el centro del universo? ¿Cómo aprenderemos y sabremos amar, si al Amor le hemos hecho a un lado? ¿Cómo aprenderemos a amar, si nos sentimos la medida de todas las cosas?
¿Cómo amar si el otro y yo no somos personas? ¿Cómo aprender a amar?
Que Dios nos de un corazón de carne...
29/10/10 5:30 PM
  
antonio grande
Para entender y hablar bien del amor primero hay que creer en el Amor osea en Dios. Después viene todo lo demás. Porque hay pocos que creen en el amor, el amor se está mueriendo.
31/10/10 2:00 PM
  
antonio grande
Pues que no se explica como lo manda la Iglesia. Que hoy la gente no cree en el amor. Y todo porque no se vive a lo cristiano. Sólo el amor es digno de fe. Osea que el no cree en Dios como lo enseña la Iglesia tampoco sabe nada de lo que es el amor. Ni le importa.
05/11/10 10:13 AM
  
mackely jean
que estas pansando con el amor- estasmos llamando amor a l9o que solo son amorios-
18/12/11 1:58 AM

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