Beato Francisco Palau: "Nuestros pecados son la causa de todos los azotes que afligen a España"

No demos la espalda a Dios ¿Hacemos bien la oración? ¿Recurrimos al Espíritu Santo para hacer bien la oración? ¿Vivimos santamente? ¿Por qué vienen los castigos a nuestra patria? La causa de los mismos el Padre Palau la veía sin dudarlo en nuestros pecados. Lo peor es pensar que todo va bien, normalizar la situación decadente de nuestra época.
Les invitamos a reflexionar con el beato en este vídeo:
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2. Siempre existe mal. Entonces siempre se puede usar, en cualquier situacion humana, ese planteamiento.
3. Nunca ha existido una realidad conocida por los hombres (“fuera de adan y eva”) situación diferente. Como sabemos cuando hubo menos pecado en Espana? Hay siglos donde podemos decir q como población general hubo menos pecado? Como se prueba eso? Y como era diferente el pais entonces? O si espana esta mejor es porque hay menos pecado y si esta peor es porque hay mas?
Estas disquisiciones filosoficas tan propias de nuestra construccion “romana”, que aportan al bien de los pueblos, al sufrimiento de los debiles, a la conversion interior, a nuestra vida de piedad, a nuestro crecimiento en la caridad? Es una discusión circular que nos lleva al punto de partida, por definicion. Y ese punto de partida son los dogmas de fe, como no puede ser de otra manera. Y los dogmas de fe son lo que hemos tenido que aceptar para que nueatro edificio filosófico no se caiga
Encima dice que la tradición teológica católica transmitida durante 20 siglos es un callejón sin salida circular… madre mía, los herejes están que se salen.
Francisco Palau, presbítero
Porque sospecho que en el juicio divino —que no mira apariencias ni etiquetas— causan mucho más daño ciertos pecados que se cometen con sotana o con teclado que con hormonas adolescentes. Me refiero a las deformaciones públicas de la fe católica en blogs, foros o púlpitos, envueltas en un barniz de ortodoxia ruidosa; a las soberbias desobediencias al Misal Romano por parte de quienes se autodenominan "tradicionales", pero celebran como si fueran los autores del canon; o a la gula espiritual de quienes consumen polémica tras polémica sin saciedad, alimentando más su vanidad que su alma.
En cambio, los pecados de impureza de tantos adolescentes, nacidos en una época hiperpansexualizada, bombardeados desde la infancia por imágenes, normas rotas y soledades profundas, quién sabe si no estarán casi eximidos a los ojos de Dios, que ve la fragilidad, el entorno, el dolor, y la intención.
No es relativismo moral, es realismo espiritual: la conciencia, la luz recibida, la soberbia que impide arrepentirse... Todo eso pesa más que muchos actos exteriores.
Tal vez los “azotes” que sufrimos hoy no vengan tanto de la lujuria del pueblo como del orgullo religioso de los “buenos”, que a veces prefieren tener razón a tener fe, y doctrina sin caridad antes que cruz con compasión.
Quien no reacciona ante el implacable castigo que acarrea su penosa situación no puede esperar nada más que castigos cada vez peores. Hasta que la humillación sea total, y habitemos en la caverna más profunda del infierno.
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