El ciudadano de la Ilustración y de la Revolución francesa será exterminado por el sujeto digital

Entrevistamos al escritor José Sierra sobre su libro Sobre la pandemia y la política. El presente libro es una continuidad de las tesis del anterior trabajo: Orden cultural versus Orden digital…pero adaptadas y concretadas a la situación derivada de la declaración mundial de pandemia y a la aceleración de algunos de los procesos que allí ya se describían. (Parte 2)

¿Vivimos un cambio de paradigma como nunca hubo antes?

No. Creo que se trata del advenimiento del orden digital que está desplazando al orden analógico.

La digitalización, la automatización, la conjunción hombre-máquina, la robotización… todo esos fenómenos no son teorías. Como tampoco son teorías el impacto que está provocando el despliegue de esos fenómenos en el sujeto. Tampoco es teoría todas aquellas consecuencias que están produciendo su implementación, en el ámbito de los sentidos y de las percepciones, en el plano de los procesos de pensamiento, en las formas en que se generan nuevas dependencias tecnológicas o sanitarias, en la eliminación del factor trabajo ante máquinas automáticas, en la licuación de la familia sustituida por una exterminación de la finalidad del sexo convertido en puro placer…otra cosa es que se quiera ignorar.

No se trata, pues, de un nuevo paradigma. Es una hecatombe civilizatoria de sustitución total y absoluta de un modo de existencia basado en la razón y sus derivados (sea la teología, sea la política o sea la economía) por otro orden de existencia que se fundamenta en la información pura.

Este nuevo poder solo podemos entenderlo desde la materia de la que está constituido: información (bits y dentro de poco de qubits). Y tenemos que comprenderlo abarcando también tanto aquellas aplicaciones que procesan la información como a través de las infraestructuras en red que permiten su circulación.

El destino final del sujeto es la de convertirse en objeto, un objeto orgánico pero un objeto al fin y al cabo que existirá en la duplicidad del mundo que ha creado la información pura. Nada de alma, de espíritu, nada de salvación. Todo eso carece de sentido en un universo descarnado donde el hombre es tratado como una máquina y confundido después por una máquina.

Seguramente podríamos estar, por primera vez, frente a un acto estricto de creación: la de un sistema universal expansivo, integral y total que propende a la sustitución del principio de realidad natural por el universo artificial y de síntesis y del principio lógico, el del pensamiento, por la inteligencia digital que reduce todo a información y desecha todo lo demás.

Me censuran mucho con quienes hablo y muchas veces que sea tan brutal y que no tenga esperanza. Ya no hay absolutamente nada que pueda escapar de este agujero negro que representa el orden digital: una atracción fatal que engulle todo lo que se aproxima en el horizonte de su singularidad, los hijos de la oscuridad.

Malos tiempos para los hijos de la luz.

¿Cuál es el fin último de este Nuevo Orden Mundial?

No lo sé. En el libro soy muy reacio en utilizar terminología caduca o de semántica dudosa: posmodernidad, capitalismo, globalismo, élite mundial… y Nuevo Orden Mundial.

Para cierta teoría la globalización sería la fase actual del capitalismo que ha alcanzado a todo el mundo y a todas las esferas, no solo las comerciales. Un mundo global gobernado de facto por una élite global muy consciente y activa que tiene un programa que ejecutar y que está reflejado en las propuestas del Foro Económico Mundial, en la Agencia 2030 de la ONU o en los supuestos planteamientos conspiratorios de varias organizaciones mundiales de los grandes plutócratas reservados o secretos. Pero eso son meras hipótesis.

Esa teoría sostiene que esa élite mundial tiene representantes muy destacados y archimillonarios: la familia Rockefeller, Bill Gates, George Soros, etcétera.

Se trata de un modelo de interpretación simplista y que sigue conservando las esencias del modelo de buenos y malos tanto de la crítica marxista a la burguesía como de la del liberalismo respecto a la aristocracia: unos malos, muy malos, que se organizan para explotar y expoliar al mundo en su beneficio y unos buenos, muy buenos, que los sufren y que se organizan para revolucionar el mundo en el sentido de la igualdad y de la libertad. Por ahí ronda, sin duda, el mito eterno de la liberación.

Pero no estamos ante un Nuevo Orden Mundial sino ante un conflicto interno del orden analógico, un conflicto a muerte, como en todo enfrentamiento entre potencias analógicas.

Se trata del conflicto entre quienes defienden los principios y los valores del capitalismo del carbono y los que sostienen los principios y los valores del capitalismo del silicio o del grafeno.

El libro describe la situación actual remitiéndose a esa dinámica de conflictos entre partes opuestas del mismo orden cultural o analógico. Por ejemplo, Rusia y China están en tensión bélica con Estados Unidos y el resto de los países occidentales no solo por una cuestión de hegemonía geopolítica o de acaparamiento de los recursos del planeta, también por el distinto sentido de la existencia y la forma de gestión y ordenación de las sociedades.

La diversidad mundial engendra polaridad, enfrentamiento, choque y desafectaciones. Aquí, en un escenario de permanentes conflictos históricos, parece operar la infatigable ley eterna que ordena la perpetua competencia entre diferentes hasta la aniquilación completa del otro.

Mientras el orden analógico exista, presenciaremos esos conflictos irredentos. Sin embargo, lo que los hace actualmente temibles y definitivos sería que los medios para la destrucción de uno también sirvan para acabar con el otro. Y aquí, como en el dislocamiento de la seducción o en la locura desatada, no existe ni cálculo ni mesura.

El orden digital, por su parte, sigue su curso en paralelo al orden analógico, ni se mezcla ni pretende acabar con el orden analógico. No hace falta porque, ciertamente, quienes forman parte del orden analógico, con su soberbia y su poder, ya parecen que pueden hacer el trabajo de exterminio solos y sin necesidad de ayuda.

¿Hasta que punto lo que cuenta en el libro es algo perfectamente constatado y comprobable, lejos de peregrinas teorías de la conspiración?

Bueno, no participo de ninguna teoría de la conspiración. Me limito a hacer planteamientos y propuestas teóricas atrevidas que huyan de lo académicamente correcto o aceptable.

Pienso que la mal denominada vacuna contra el virus no tiene como finalidad reducir la población, por ejemplo. Desde hace tiempo en los países occidentales las tasas vegetativas de la población (la diferencia entre muertos y nacidos) son negativas: hay más muertos que nacidos. En España, pongo por caso, estaríamos reduciendo población desde hace décadas sino se hubiera inmiscuido la política permisiva de inmigración masiva e indiscriminada… que, ciertamente, tampoco se necesita.

Me constan que existen diversas alternativas médicas y de productos muy eficaces que la que proporciona el tratamiento universal de la vacuna y con menores consecuencias secundarias. Pero eso responde, evidentemente, a la pretensión de eliminar a los restantes competidores de las grandes farmacéuticas quienes se han adueñado, en el discurso sanitario público, de la vacuna como ‘solución única al virus’ y, por tanto, del fabuloso negocio que eso supone.

Sin esa calculada exclusión de otras alternativas de curas del virus y sin la imposición de un relato uniforme sobre la pandemia, la verdad, no hubiera podido implantarse del modo en que se ha impuesto la cultura de la enfermedad que no es más que una respuesta o solución artificial a un virus artificial para crear adictos.

No creo que haya un puñado de elitistas neomalthusianos que busquen la ruina del mundo occidental y la eliminación calculada y sistemática de los que sobran, de los inadaptados o de los rebeldes. Es una forma muy simplista de ver y entender las cosas que están sometidas a múltiples variables y a funcionamientos de sistemas muy complejos difíciles de modelizar o normalizar en normas.

Ahora bien, todo ese conjunto de saberes menores y de teorías que se denominan negacionistas, no presentan el mismo nivel intelectual de rigor y de seriedad. Se puede encontrar planteamientos muy rigurosos y estudios perfectamente catalogables como científicos que, por cierto, no han sido rebatidos en sus mismos términos salvo por exabruptos e improperios.

Pero también podemos comprobar la existencia de teorías conspiratorias distintas de las estigmatizadas como negacionistas. No puede negarse la existencia de otras propuestas, políticas, ideologías o como quiera decirse, que defienden grupos de toda condición, partidos políticos de todo el espectro y muchas personas en los países occidentales que tienden y llevan al mismo resultado que las teorías de la conspiración: políticas que se implementan como si fueran una bendición para salvar el planeta y a la especie de su exterminación cuando no son más que la consecuencia de su destrucción.

El ecologismo, una de cuyas ramas sería la denuncia del calentamiento global, es una teoría de la conspiración acientífica y determinante en la ejecución de políticas mundiales muy bien subvencionadas que, en el fondo, solo pueden alcanzar justo aquello que pretenden evitar: la destrucción del planeta y de sus sistemas primarios (energéticos, acuáticos, alimentarios, económicos, urbanos, etcétera) y, por tanto, producir un dramático impacto para los equilibrios precarios del comportamiento de las poblaciones.

Esa es la paradoja del ecologismo militante: que se constituye en un acelerador de la destrucción del planeta y de la población cuando ejecuta sus objetivos de preservación del medio y del calentamiento global.

Pero esa labor, suicida, también la podemos ver con la plasmación práctica del ideario feminista y su permanente ataque a la familia y al sexo biológico. Desde hace unas décadas también opera la ultradeterminación de la ideología del género con la consiguiente obligación de ser algo, lo que sea, siempre que no seas ni un hombre ni una mujer, dualidad afectada por el patriarcado.

Dentro de poco se debatirá sobre el ingreso mínimo vital como fórmula no tanto para asistir al necesitado de forma extraordinaria o de fuerza mayor y coyuntural, sino como medio para producir un ‘estilo de existencia’ adocenado, sin vigor, sin intensidad ni energía, siempre subordinado y dependiente a un destino sinsentido: la economía de la parvedad.

No me extenderé sobre el multiculturalismo, sobre la migración, el racismo positivo, los veganos, el nudismo y otras ideologías al uso.

No sé si esas propuestas son teorías de la conspiración positivistas al modo en que se habla de las otras, las negacionistas. Tienen muchas cosas en común y comparten idéntico desprecio por la complejidad y, sin duda, no son saberes científicos.

En ese sentido no es posible exigir, como indica su pregunta, constatación o comprobación a ese conjunto de saberes dispersos porque no estamos en el ámbito de la formación del pensamiento científico.

Es el debate científico el que ha padecido la exclusión más radical y de malos modos en todo este asunto de la pandemia. Se ha cercenando todo debate, todo intercambio de ideas o de perspectivas y de visiones tanto en el mundo de los medios de comunicación como también en los medios académicos y científicos.

No puede exigirse a esos saberes, negacionistas o positivistas, una aplicación rigurosa de los métodos científicos, de unos procedimientos técnicos, de unas condiciones de análisis, mediante la constatación de la falsabilidad de las hipótesis intentando refutarlas mediante un contraejemplo y que la comprobación o reproducción del método aplicado para alcanzar cierta hipótesis pueda realizarla cualquier otro científico.

Pero lo curioso, dicho sea de paso, es constatar que la inmensa mayor parte de los planteamientos supuestamente científicos sobre el virus y la enfermedad (el coronavirus) adolecen precisamente de seriedad y rigurosidad científica.

La literatura sobre el virus y la enfermedad es un torrente tortuoso y contradictorio, a veces lacerante, de opiniones imaginativas y de sinsentidos… seguramente formulados con la finalidad de ser suministrados y canalizados a través de los medios de comunicación y de información.

Esta situación de estupideces encadenadas se produce no tanto por la versatilidad del virus sino porque los supuestos expertos no saben de qué hablan y a la población no les importa nada más que su propio miedo y quieren ser consolados aunque sea con verdades falsas o falsas verdades.

A veces he estado tentado de pensar que esa patente confusión propiciada sobre el virus y la enfermedad podría deberse al hecho de que no existe el virus y, claro, ¿cómo puede hablarse con rigurosidad de algo que no existe? Para hablar de la nada tenemos la metafísica, pero para hablar de la nada del virus tenemos el totum revolutum de saberes confusos que pretenden dar cuenta de él.

Conviene, en todo caso, no mezclarse con esos saberes, de uno y otro lado, salvo para conocerlos lo justo, separar el grano de la paja, tener una voz propia, dudar de todo hasta alcanzar el convenimiento íntimo, y buscar hasta el agotamiento en el océano del sentido y de la verdad de las cosas.

¿Qué consecuencias prácticas tendrá para la vida del ciudadano?

El ciudadano de la Ilustración y de la Revolución francesa será exterminado. En su lugar tendremos al sujeto digital.

Todo el elenco de derechos del hombre serán sustituidos por uno y único: el derecho a estar conectado.

Y el ciudadano, desintegrado, se regirá por un único principio: convertirse en digital o desaparecerá.

¿Qué es lo que aportará al lector la lectura del libro?

Me gustaría aportar una sola: que reflexione y piense. Pido lo imposible, pero en algo tengo que parecerme al Calígula de Albert Camus.

10 comentarios

  
Marta de Jesús
Pues un poco desalentador, cachis.
No creo que estemos en la era de la información. Más bien de la desinformación. La ideología de género y sus inventos, pej, no están basados en información, sino en mentiras flagrantes aceptadas incluso por católicos. Ustedes creen que se basan en subjetividades. Pero no. O no solo en eso. Lanzaron tales teorías que se verían todos ustedes creyéndose cualquier cosa menos hombres heterosexuales. Y a nosotras las hembras llevaría a creernos cualquier cosa menos mujeres heterosexuales. En otros muchos temas igual. Cuando nos damos cuenta de lo pequeñitos que somos, nos hacemos conscientes de la necesidad de Dios para salvarnos. Y de que solo Dios basta.

En mí brilla la Esperanza y la Fe. Que también lo haga la Caridad, la más importante de las tres. Dios hará surgir un resto fiel 💓✝️🕊️🛐, del que le pido formar parte. Y nos protegerá, como al pueblo de Israel antes de Jesús, hasta su segunda y definitiva venida. No sé cómo. Pero eso creo.
04/02/22 11:07 AM
  
Nova
Que algo sea una hipótesis no quiere decir que sea falso. Y no todo son hipótesis, también hay hechos. Por ejemplo, el hecho de que existen elitistas malthusianos; ellos mismos se han revelado como tales, en palabras y en hechos. Además, bastante de lo que este señor plantea son hipótesis francamente.
Me encanta la respuesta final. Por lo visto, todos somos idiotas, menos él, que es el único que reflexiona y piensa. Pues hale, estupendo, oye.
Que conste que la entrevista me parece buena, no obstante. Todas las entrevistas de Javier Navascués lo son.
04/02/22 5:39 PM
  
Cos
Se trata de un modelo de interpretación simplista y que sigue conservando las esencias del modelo de buenos y malos tanto de la crítica marxista a la burguesía como de la del liberalismo respecto a la aristocracia: unos malos, muy malos, que se organizan para explotar y expoliar al mundo en su beneficio y unos buenos, muy buenos, que los sufren y que se organizan para revolucionar el mundo en el sentido de la igualdad y de la libertad. Por ahí ronda, sin duda, el mito eterno de la liberación.
Se trata del conflicto entre quienes defienden los principios y los valores del capitalismo del carbono y los que sostienen los principios y los valores del capitalismo del silicio o del grafeno.
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Estoy de acuerdo en que poco a poco se esta conformando una dictadura totalitaria de tipo tecnológico que se expresa en dos características: la capacidad de control del individuo y la reducción de éste a información. Además de la ruptura de la diferenciación entre natural y artificial y otras cosas que ha propuesto el autor: la búsqueda de la narcotización del individuo, la ruptura de las comunidades naturales, etc.
El globalismo está claro que no lo explica todo dentro del orden político mundial, siguen existiendo grandes potencias y grandes espacios de confluencia geoestratégica, pero lo significativo del globalismo es que actúa y es un actor transversal que puede llegar a penetrar las grandes potencias. Algunos creen que el globalismo tiene una impronta anglosajona, otras veces pareciera que China está detrás impulsándolo, pero también podríamos identificarlo con el escenario que dibuja el autor del nuevo orden digital. La tres afirmaciones no lo explican completamente, creo.
En cualquier caso aquí lo que nos importa no es tanto que el globalismo pretenda derrotar al "capitalismo de carbono" -curiosa coincidencia entre capitalismo de silicio y capitalismo financiero-, sino que en el orden político anula la capacidad de decisión de las naciones -el caso de España es especialmente patético- y, en el orden espiritual, se contrapone al orden cristiano, la economía de la salvación y los deberes para con Dios, nuestro Señor. Y, por supuesto, no cabe en ningún caso la falta de esperanza. Hoy como hace mil años, y como siempre ha sido, estamos y seguiremos estando en manos del Señor.
¡Cristo Impera!¡Viva Cristo rey!
05/02/22 10:28 AM
  
Cos
Por cierto, hay una palabra que sobrevuela toda la entrevista aunque el autor no la nombra, que es posthumanismo. Quizá no le guste.
05/02/22 2:04 PM
  
África Marteache
Nova: No es el único este señor, las librerías están llenas de libros con parecida temática. Ni es el primero ni será el último. La pandemia ni siquiera ha terminado, aunque le quedan tres telediarios porque la pandemia es, como casi todo, un asunto semántico y los sociólogos y otras yerbas se van a echar sobre el asunto en bandada. La pandemia no lo es por lo que supuestamente significa sino por cómo la llaman, el simple cambio de nombre puede convertirla en gripe y ahora ya toca dar el cambiazo. El asunto es: ¿qué interesa más? ¿Ampliarla para que la digitalización o el transhumanismo, como dice Cos, prosperen o dejarla inconclusa y en barbecho para cuando sea necesaria? ¿Será más conveniente seguir con el mismo virus o ya es suficiente porque la población ha entendido perfectamente que los virus nos acechan y a la COVID le seguirá otro? Un mundo virusizado es un mundo distinto que el que dejamos atrás y está claro que todo lo que contribuya a quemar etapas pasadas es conveniente. Aunque la aparición de la llamada "cultura woke", el LGTBI, la eutanasia y el aborto ya son suficientemente eficaces en cuanto a un reseteo de las mentes, una enfermedad de este tipo, es decir en la que el prójimo es un peligro, es de una eficacia total para fomentar la digitalización.
05/02/22 4:44 PM
  
África Marteache
La sustitución del hombre por el animal doméstico, como único acompañante vivo, ya es un hecho. Si yo tengo un perro y me digitalizo no necesito más: ese es el mensaje. De momento los perros no serán trasmisores de enfermedades porque no interesa, cuando hasta eso sea demasiado parecido a lo humano podemos sustituirlo por las piedras, que también son naturales pero no están vivas, y después hasta estas desaparecerán para que todo lo que nos rodee sea artificial.
05/02/22 4:53 PM
  
Marta de Jesús
Nova, me ha hecho gracia su comentario.

No es que haya que pensar mucho, además. Para lo concreto sí, cada uno en su materia puede aportar, aunque saber las cosas a ciencia cierta, complicado. Más bien vamos avanzando entre bruma. Pero en lo genérico creo que es más fácil la reflexión.
###El Mal está en un momento de mucho poder, al haberse producido un alejamiento de Dios por parte de sus criaturas. Pero Cristo volverá algún día en Gloria y Majestad. Solo hemos de preocuparnos de formar parte de su resto fiel. Sin miedo a la persecución si ésta se produjera. Creo que estamos en ese momento, en el de la formación de ese grupo fiel a Cristo_Dios. No en el propio del Anticristo que sería después, no sé cuándo. Seamos pocos o muchos, siempre con Él###.
06/02/22 12:49 AM
  
José
Todos estos "apocalipsis" que cita el entrevistado, están vistos desde una óptica occidental. Transhumanismo, ideología de género, materialismo dialéctico, malthusianismo, cientifismo etc,etc funcionan desde una óptica occidental postcristiana y si me apuran orientalista para incluir a China y países satélites ( budistas e hinduistas). Pero con quien no cuentan es con el Islamismo que es inmune a esas tendencias disolventes. El Islam se convertirá en el azote de Occidente y no sólo por enfrentamiento, sino por sustitución demográfica y religiosa. Al igual que acabaron con la civilización Romana y Cristiana del Norte de África y de la civilización Persa. Porque una Civilización se cimenta en una Religión, cuando acabas con una Religión esa Civilización se queda sin cimientos y cae como un castillo de naipes.
06/02/22 8:41 AM
  
Carmen L
El entrevistado dice:"Ahora bien, todo ese conjunto de saberes menores y de teorías que se denominan negacionistas, no presentan el mismo nivel intelectual de rigor y de seriedad. Se puede encontrar planteamientos muy rigurosos y estudios perfectamente catalogables como científicos que, por cierto, no han sido rebatidos en sus mismos términos salvo por exabruptos e improperios."
Agradecería poner un ejemplo de esto.
06/02/22 10:59 AM
  
África Marteache
José: Dudo mucho que el islamismo sea inmune a todo esto porque los musulmanes se quedan totalmente pegados a la tecnología, como cada hijo de vecino, y lo que tiene efectos para unos los tiene también para otros. Tienen más sentido de la familia y no andan con perritos por la calle, lo que hace suponer que el efecto será más tardío en ellos, pero ya lo dijo McLuhan: "El medio es el mensaje" y así como la imprenta despertó en ellos menos interés, la tecnología les encanta.
06/02/22 4:02 PM

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