Fiducia supplicans: La «banalidad del mal» en la obediencia alemana
Grafitty de Hannah Arendt | © Wikimedia

Fiducia supplicans: La «banalidad del mal» en la obediencia alemana

 La «banalidad del mal» en la obediencia alemana

¿Se puede separar el totalitarismo Gender del lobbie LGTBIQ+? No

El erotismo gnóstico (herético) que hay en el Libro «La Pasión Mística»

¿Qué hay de la protección de los niños en contra del abuso del menor?

Fiducia supplicans el padrinazgo espiritual de toda pareja en Cristo

La «banalidad del mal» de Hannah Arendt ¿a quién le importa el bien y el mal? Si habían sido puestos a dedo, debían cumplir lo que se les mandaba y no arrepentirse de nada: el «Führer» les respaldaba.

¿Quién les respaldaba en sus decisiones? Viendo a los obispos alemanes, mejor sería una renuncia a tiempo, que ser juzgado por un tribunal Divino[i] (no «divino de la muerte» aunque tiene su lógica). Tenemos el ejemplo del tribunal humano de Nuremberg, donde se juzgaron crímenes de lesa humanidad, donde una filosofa asistente al juicio se sorprendió y acuño el termino: «la banalidad del mal».

Los Nazis sólo se dedicaban a cumplir órdenes del «Führer» arbitrarias, absurdas, malvadas y pervertidas, sólo porque se lo habían mandado; encontrando en ello incluso un placer orgásmico, y tal vez «divino» de ese gnosticismo (Luciferismo) erótico del poder y del sexo. Ciertamente, me pregunto si el mundo y la Iglesia está destinada a revivir reminiscencias del pasado o está de nuevo reviviendo el trance de no hace ni un siglo; precisamente guiado por una mente enferma, colectiva, obsesiva, del príncipe de las tinieblas.

No pretendo comparar el nazismo con la Iglesia alemana, es más, todo lo contrario, y de eso precisamente se trata. El grave problema de la «banalidad del mal» es que no hace falta ser nazi, e incluso se puede estar en contra condenándolo categóricamente. La banalidad del mal no radica en el nazismo, sino en el parapeto de hacer el mal bajo capa de obediencia; vaciando (vano) el contenido de la acción y quedarse con la forma (obediencia) ciega, vacía y contraria a la verdad intrínseca del ser humano, inherente: por nacimiento:

«Según Arendt, Adolf Eichmann no poseía una trayectoria o características antisemitas y no presentaba los rasgos de una persona con carácter retorcido o mentalmente enferma. Actuó como actuó simplemente por deseo de ascender en su carrera profesional, y sus actos fueron un resultado del cumplimiento de órdenes de superiores. Era un simple burócrata que cumplía órdenes sin reflexionar sobre sus consecuencias. Para Eichmann, todo era realizado con celo y eficiencia, y no había en él un sentimiento de «bien» o «mal» en sus actos.»

¿Qué es la teoría de la banalidad del mal?

«Algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. No se preocupan por las consecuencias de sus actos, solo por el cumplimiento de las órdenes».

En cada acto hay que elegir entre un bien, un bien superior, un mal o un mal peor. Desconocerlo es una gravedad, porque las buenas intenciones no basadas en el orden del bien, son un mal: precisamente porque el mal es una ausencia del bien debido.

El primer bien es el sentido univoco de los términos, definamos el clericalismo: rígidos y autoreferenciados, en sus propias ideologías, haciendo de aquello que dirigen un gueto, un lobby particular, ya sea una parroquia o una diócesis (cualquier diócesis podía convertirse en la sede del sucesor de Pedro). Los clericalistas son los únicos aburridos con el mismo tema: seguir en el espíritu del Concilio Vaticano II, no la letra que mata, sino el espíritu (en minúscula) con el que se interpretó esa letra. Esto nos hace volver al tema, de cómo quieren entender ellos Fiducia supplicans

***

Unas citas del libro la pasión Mística, que ya el título ofende la mismísima Pasión de Cristo, los paréntesis son míos:

Pág. 70: «las diferencias entre lo femenino y lo masculino ya no son tan claras y parecen desaparecer»[ii] (cita del libro al final del artículo).

Pág. 88: «el placer sexual es también un acto de culto a Dios». (obvio, en la religión hinduista y budista donde la mujer es inferior y es poseída sexualmente por el varón)

Pág. 88: «es precisamente la unión sexual, como expresión de amor, lo que mejor manifiesta el amor de los esposos» (¿lo que mejor manifiesta?)

Pág. 88: «la unión sexual es un acto de amor, éste no hace más que abrir el corazón, y facilita así la contemplación de Dios» (¿la contemplación? ¿en qué capilla? ¿En esta?)

Pág. 91: «Danielou, a partir de un análisis del shivaísmo, hace la siguiente reflexión:

«El gozo es reflejo del estado de perfección, del estado divino.... De la unión erótica a la unión mística hay un paso fácil de dar (La sculpture érotique, París 1973,15)».»

Pág. 93: «Cuando Dios sacó a Eva del costado de Adán, le arrancó el corazón.»

Todo esto en medio de la polémica del Cardenal Fernández con la carta Fiducia supplicans, donde no importa ya el tipo de unión en el que está la «pareja». No hace fata saber de derecho canónico ni de liturgia para darse cuenta que Dios no bendice lo que va contra natura, es imposible, y dar la impresión de lo contrario de forma ambigua, es como el cardenal Gerhard Müller, (prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe) una blasfemia.

Es lógico pues Jesucristo dio la vida por no separar Doctrina de pastoral, porque la doctrina es de donde se puede pastar y donde no. Jesús podía haber curado de lunes a viernes, por pastoral, pero Jesús no podía dejase confundir con un curandero, y el Sábado remitía al día de la creación «hombre y mujer los creo» y el séptimo donde Dios descanso en su obra «y vio Dios que era bueno y lo Bendijo»:

«Y vio Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno (…) Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque ese día descansó Dios de toda la obra que había realizado en la creación.» (Gn 1,31-2,4). Por eso la curación en sábado remitía a que Dios descasaba en su obra; en cambio el hombre peco y ahora es necesaria la recreación en la santidad originaria. Dios es Señor del Sábado y no es el sábado para el hombre; no es el sábado para que el hombre descanse, sino para que Dios descanse en el hombre (en esto se resume toda la teología del Espíritu Santo y la Bendición) , en el hombre sanado del pecado y de la enfermedad, sobre todo del pecado. Por eso lo que Dios no bendice y es contrario a su designio Divino no podemos dárselo a los fieles ni bajo capa de placebo, pues el espíritu del Señor solo puede descansar en una intención recta: «Aquí tenéis a un verdadero israelita en quien no hay doblez.» (Jn 1,47) Porque Dios lo ve todo, ve la doblez de quien se acerca a él, pero Dios lo alabó y habló bien de Natanael (lo Bendijo) pues rechazo la tentación debajo de la higuera (según Santa Catalina Emmerick): «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.».

Dios ve a quien se acerca a pedir una Bendición y debemos ayudar a cercarse a Dios en Espíritu y verdad: «los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque así son los adoradores que el Padre busca. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad.» (Jn 4,23-24)

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Creo que no nos hemos dado cuenta del peligro que corren los niños y su desprotección frente a la nueva manera de entender las uniones de parejas del mismo sexo. Las hormonas de transición y el propio cambio de sexo es lo que propicia el suicidio de muchísimos adolescentes. Esto ya estuvo y está implantado en EE.UU., donde ni siquiera podían hablar a sus hijos sobre su verdadera naturaleza biológica, acusados los padres por el poder judicial, de maltrato infantil.

La bendición de Dios no está sujeta como dice el Cardenal Robert Sarah, al arbitrio de la imposición humana de contradecir el designio divino de la ley natural, sino a bendecir lo que un niño ha de recibir como natural.

La bendición de la unión de parejas del mismo sexo, llámese pareja o unión da igual, deja desprotegido al niño, frente a lo que una unión debe de estar orientada que es a la prole, y si ésta no llega, que esos padres (hombre y mujer) tiendan a dar salud mental al proyecto de Dios para cada vida humana: los niños. Éstos no son ni para vientres de alquiler, ni para las sectas destructivas que hablan de su mutilación, donde la industria médica y farmacéutica ha encontrado un filón, donde se usa el cuerpo humano para blanquear dinero sucio de esas operaciones, que rondan algunas los 40.000 dólares, todo un negocio de los que hacen mercadería con el cuerpo humano:

«Así como surgieron falsos profetas en el pueblo de Israel, también habrá entre vosotros falsos maestros. Éstos introducirán fraudulentamente herejías perniciosas: negando al Dueño que los rescató, atraerán sobre ellos mismos una pronta ruina. Muchos seguirán sus costumbres licenciosas, y por su causa el camino de la verdad quedará infamado; movidos por la codicia, traficarán con vosotros mediante palabras engañosas. Pero su condenación -anunciada ya desde antiguo- permanece en vigor, y su ruina está al acecho.» (2 Pedro 2,1-3)

Pocos pecados hay como el de abusar de un niño, donde Jesús hablo claramente «atarte una piedra de molino al cuello y echarte al fondo del mar» Lc 17,1. La Iglesia protege contra el abuso hacia los niños, y el abuso implica que no se defienda la verdad de la unión de pareja única querida por Dios, en todas sus ramificaciones ideológicas que pretenden socavarla, ningunearla, destruirla o compararla con cualquier tipo de unión.

La Iglesia no es para hacer proselitismo barato, y si un cardenal se cree importante, que ponga delante de sus declaraciones y su interés autoreferencial (no usando magisterio anterior), el interés de los niños:

«Les vino al pensamiento cuál de ellos sería el mayor. Pero Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, acercó a un niño, lo puso a su lado y les dijo: -- El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado: pues el menor entre todos vosotros, ése es el mayor» (Lc 9,46-48).

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Suplico confianza (Fiducia supplicans) significa que no hay nada retorcido debajo de esa bendición. De lo contrario sería una traición a la verdad y la justicia, esto es, a la misericordia que merece el menor (el hijo, si lo hubiera, o el padrinazgo espiritual de toda pareja en Cristo). De tal modo que la traición a la verdad es siempre un abuso de autoridad, porque deja desprotegida la finalidad del vínculo.

En confianza suplicante protejamos a los niños, protejamos el vínculo de normalidad donde sentirse seguros en el mundo, sobre todo eclesial.

 



[i] No es que Dios, no condene, ya lo ha hecho y volverá a hacerlo, pues lo le tembló el pulso al condenar a los demonios y a Lucifer de una vez para siempre. También dijo que Él iba a padecer y aunque Pedro se ofuscó en que eso no podía pasarle al Mesías, no le valió para nada, se cumplió tal y como había advertido el Señor.

[ii] (cita de pie de página del libro pasión mística…) Reich, W., La función del orgasmo, México, 1994. Eysenk-Wilson, Psicología del sexo, Barcelona, 1981.

La cita es a esta frase: «las diferencias entre lo femenino y lo masculino ya no son tan claras y parecen desaparecer» y no podía atribuirse más que a un autor gnóstico: «Wilhelm Reich (1897-1957) su teoría sobre las cualidades y ventajas del orgasmo, de la energía que puede producir en el organismo del ser humano. Trata de perfeccionar y desarrollar el acumulador de energía orgánica a la vez que profundiza en su terapia bioenergética».

Las palabras encontradas en el libro La pasión Mística: «agua viva» «azul» «shivaísmo» «Dios» etc. hacen referencia a este libro: La Energia Vital de Wilhelm Reich, del autor que cita el Cardenal Fernández:

 

«¡Prohibido y Quemado por la FDA! "La Energía Orgánica no Existe" declaró un juez de la Corte Federal de Estados Unidos en 1954 basándose en las calumnias de periodistas y de la FDA, ordenando la destrucción de todas las publicaciones que tuvieran la palabra prohibida "orgón". El Dr. Reich fue enviado posteriormente a prisión, donde murió. Esto fue un escándalo peor que el juicio "Scopes Monkey Trial" y aún así, los hechos acerca del Dr. Reich continúan siendo ocultados y tergiversados. En este libro, el científico naturalista James DeMeo, que fue profesor universitario, extrae, de sus extensas investigaciones personales y experimentos, los hechos más relevantes acerca de los descubrimientos de Reich, enfocándolos especialmente en el controvertido Acumulador de Energía Orgónica, que es una forma genuina de Medicina Energética usada en todo el mundo. Aquí el lector aprenderá cómo construir y usar de manera segura las mantas orgónicas y los acumuladores, con detalles de las Aguas Vivas cargadas de orgón procedentes de los manantiales de agua termales y de los balnearios de aguas con propiedades curativas, y muchos otros temas relacionados. Aprenderá a concentrar y trabajar con la azul y luminiscente energía (vital) orgónica usando materiales simples y fácilmente asequibles, y que la atmósfera constituye una fuente de suministro inagotableManual del Acumulador de Orgon: La Energia Vital de Wilhelm Reich, Descubrimientos y Herramientas de Curacion Para El Siglo XXI Con Planos.

1 comentario

Marisol
Muchas gracias por su artículo, estamos necesitados de claridad y usted nos la proporciona
31/01/24 10:23 PM

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