(VaticanNews/InfoCatólica) El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado por unanimidad una resolución que prorroga el mandato de la misión de la ONU en Haití (BINUH), devastada por la crisis, hasta el 15 de julio de 2023, y pide a todos los países que detengan la transferencia de armas pequeñas a cualquier parte de la isla que apoye la violencia de las bandas y la actividad criminal.
La resolución redactada por Estados Unidos y México fue aprobada el viernes por 15 votos a favor y cero en contra de un texto rival propuesto por China que habría autorizado un embargo de armas de la ONU a la nación insular.
Crecimiento de la pobreza
La decisión se produce en un momento en el que la violencia relacionada con las bandas no cesa en el país, en medio de una crisis económica paralizante y una agitación sociopolítica que hace que muchos haitianos huyan a la República Dominicana o a Estados Unidos. Haití, una de las naciones más pobres del mundo, lleva años lidiando con una economía en declive, la inestabilidad política y un creciente brote de inseguridad.
La situación se ha deteriorado aún más tras el asesinato del presidente Jovenel Moise, el 7 de julio de 2021, y el terremoto de 7,2 grados que le siguió en agosto y que mató a más de 2.000 personas y sumió a los haitianos en una mayor pobreza.
Aumenta la violencia de las bandas
Desde entonces, los asesinatos relacionados con las bandas, los secuestros y las guerras territoriales se han incrementado aún más apuntando también a la Iglesia católica, una institución que ha sido durante mucho tiempo un pilar de la sociedad haitiana, con varios religiosos secuestrados para pedir rescate. En el último incidente, una monja italiana, la hermana Luisa Dell'Orto, que dedicó su vida a cuidar de los niños pobres de Haití, fue asesinada el 25 de junio en Puerto Príncipe, durante un robo a mano armada.
Una maldición diaria para los haitianos
Esta semana, las autoridades de la capital de Haití informaron que al menos 89 personas habían muerto como resultado de días de enfrentamientos entre bandas rivales en el violento barrio de Cite Soleil. Condenando esta última racha de violencia, el jefe de la arquidiócesis de Puerto Príncipe, el arzobispo Max Leroy Mésidor, volvió a hacer un llamamiento a las autoridades policiales y estatales, pero también a la comunidad internacional, para que actúen de forma audaz e inmediata para detener la violencia de las bandas.
En un país ya marcado por tanta miseria y sufrimiento, «la violencia y la inseguridad se han convertido en una maldición diaria para la gente», dijo.
Denunció la ausencia total de instituciones estatales que permiten a las bandas actuar sin trabas, pero también la falta de apoyo de otros países.
«Los bandidos parecen disfrutar de una libertad ilimitada. Celebran reuniones para preparar sus ataques. Y lo que es peor, las redes sociales les ofrecen una amplia publicidad, con total desprecio por el sufrimiento y el derecho a la justicia de las víctimas».
Necesidad urgente de desarmar a las bandas
Monseñor Mésidor insistió en la necesidad urgente de desarmar a las bandas: «La gente tiene derecho a esperar una acción inmediata de la policía para desarmar a las bandas ilegales».
La resolución de la ONU
La resolución de la ONU adoptada el viernes insta al gobierno haitiano a reforzar el estado de derecho, a abordar los problemas sociales y económicos, a poner en marcha programas de reducción de la violencia, destacando la necesidad de atacar la violencia sexual y gestionar las armas y municiones. También pide que se aborde urgentemente el tráfico ilícito y el desvío de armas y los flujos financieros ilícitos.