(Agencias/InfoCatólica) La misa pontifical celebrada por el cardenal Burke en la Basílica de San Pedro sigue dejando noticias. No solo la cobertura mundial realizada por medios y agencias de todo el mundo, también por detalles como el protagonizado por el cardenal Simoni.
Entre los prelados presentes en la misa, presidida por el cardenal Raymond Burke, se encontraba el cardenal Ernest Simoni Troshani, figura emblemática de la resistencia cristiana al comunismo. A sus 97 años, proclamó con fuerza desde el púlpito la oración de exorcismo del papa León XIII, compuesta en 1890.
El cardenal albanés Ernest Simoni, ex prisionero del comunismo, invocó las palabras del exorcismo compuestas por el Papa León XIII en 1890, recordando que la lucha espiritual contra el mal sigue estando en el centro de la fe católica y que se recita al final de la Santa Misa y ahora puede seguir recitándose de modo privado.
Nacido en 1928 en Albania, el cardenal Simoni sufrió persecución desde su juventud. Ordenado sacerdote clandestinamente, fue arrestado la Nochebuena de 1963 por celebrar una misa considerada «ilegal» por el régimen. Condenado a muerte antes de que su pena fuera conmutada por veinticinco años de trabajos forzados, soportó torturas, trabajos forzados en minas y alcantarillas, y vigilancia constante por parte de las autoridades. A pesar de todo, continuó celebrando la misa de recuerdo y escuchando las confesiones de sus compañeros de prisión. Liberado en 1981, siguió siendo considerado un «enemigo del pueblo» y fue obligado a trabajar en las alcantarillas de Shkodër. Solo tras la caída del régimen comunista en 1990 pudo ejercer libremente su ministerio.
En el altar de la Cátedra de San Pedro, este mismo sacerdote, condenado a muerte por celebrar misa, recitó la oración de exorcismo de León XIII, nacida, según la tradición, de una aterradora visión en la que el Papa escuchó al demonio jactarse de poder destruir la Iglesia en cien años. Profundamente conmovido, León XIII escribió esta oración para fortalecer a los fieles en el combate espiritual.
El cardenal Simoni proclamó solemnemente:
«Imploremos al Dios de la paz que aplaste a Satanás bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres ni dañar a la Iglesia... Expulsamos de vosotros todo espíritu impuro, todo poder satánico, todo ataque del enemigo infernal... en el nombre y por el poder de nuestro Señor Jesucristo».
Según relata Tribune Chrétienne, para muchos de los fieles presentes, esta oración, pronunciada en la iglesia más grande de la cristiandad, fue un momento de gracia y claridad espiritual. En un mundo donde el mal a menudo se disfraza de progreso o tolerancia, el gesto del cardenal Simoni sirve como recordatorio de que la lucha entre Dios y Satanás no es cosa del pasado: continúa hoy en los corazones y en la propia Iglesia. En un momento en que se tiende a desestimar la dimensión sobrenatural de la fe, el anciano exorcista albanés recordó lo esencial: la victoria pertenece a Cristo. Su oración, recitada en San Pedro, resuena como un llamado a la conversión, la vigilancia y la esperanza: prueba contundente de que Dios no ha abandonado a su Iglesia.






