(COPE/InfoCatólica) Como cada penúltimo domingo de octubre, la Iglesia conmemora el Domingo Mundial de las Misiones, o Domund, una jornada destinada a sostener espiritual y materialmente la labor de miles de misioneros que sirven en los lugares más necesitados del planeta.
Este 19 de octubre, las diócesis vascas celebran la jornada con una amplia programación: vigilias de oración, encuentros de sensibilización y testimonios que buscan acercar a los fieles la vida y misión de quienes anuncian el Evangelio en contextos marcados por la pobreza y la desigualdad.
Entre las actividades destaca la participación del misionero capuchino Txarli Azcona, natural de Navarra y con más de cuarenta años de servicio en Ecuador. Su testimonio, compartido en COPE Euskadi, refleja la entrega silenciosa de quienes llevan el mensaje de Cristo hasta las periferias.
Huchas solidarias y gestos que transforman vidas
El Domund tiene también una dimensión solidaria muy visible. Cada año, miles de niños, jóvenes y voluntarios salen a las calles con sus tradicionales huchas decoradas —símbolo de la campaña de este 2025— para recaudar fondos destinados a sostener proyectos educativos, sanitarios y pastorales en los países más necesitados.
Cada donativo contribuye al mantenimiento de escuelas, dispensarios médicos y programas sociales impulsados por los misioneros. Un gesto sencillo que, sin embargo, tiene un alcance profundo: con él se apoya la acción evangelizadora y caritativa de la Iglesia en comunidades donde la ayuda llega a ser vital.
La voz de un misionero desde la Amazonía
Entre quienes dedican su vida a la misión se encuentra el padre Txarli Azcona, capuchino y misionero en el Vicariato Apostólico de Aguarico, en plena Amazonía ecuatoriana. Allí comparte la vida con los pueblos originarios y acompaña sus esfuerzos por preservar su identidad y su entorno.
Azcona alerta sobre la grave situación ecológica de la región: «La Amazonía es una maravilla, pero la estamos destruyendo. Por cada cuatro vasos de agua que tomamos, uno viene de allí. Estamos ante una catástrofe: el exterminio de los pueblos y la destrucción de la naturaleza».
El misionero recuerda que anunciar el Evangelio implica también aprender de las comunidades a las que se sirve: «No somos nosotros los necesarios, sino Jesucristo, que nos libera del poder, del dinero y del individualismo. Los pueblos de la Amazonía nos enseñan a vivir en paz y en armonía».
Una jornada de esperanza y compromiso
El lema del Domund 2025, «Misioneros de esperanza entre los pueblos», resume el espíritu de esta jornada, que invita a colaborar de tres maneras fundamentales: con la oración, con el compromiso personal y con la ayuda económica.
El Domund recuerda cada año que la misión de la Iglesia se sostiene con la fe y la generosidad de los creyentes. Pequeños gestos, como una oración o una contribución, ayudan a mantener viva la esperanza en los lugares donde más se necesita y a extender la luz del Evangelio hasta los confines del mundo.







