(NCRegister/InfoCatólica) Sor Jean Dolores Schmidt, la querida religiosa católica que alcanzó notoriedad en Estados Unidos a los 98 años como capellana del equipo masculino de baloncesto de la Universidad Loyola de Chicago, falleció el pasado 9 de octubre a la edad de 106 años.
«En sus múltiples funciones en Loyola a lo largo de más de 60 años, sor Jean fue una fuente inestimable de sabiduría y gracia para generaciones de estudiantes, profesores y personal», declaró el presidente de la universidad, Mark Reed.
«Aunque sentimos dolor y una profunda pérdida, también experimentamos una gran alegría por su legado. Su presencia fue una bendición para toda nuestra comunidad y su espíritu permanece en miles de vidas. En su honor, podemos aspirar a compartir con otros el amor y la compasión que sor Jean nos brindó», añadió.
Nacida como Dolores Bertha Schmidt el 21 de agosto de 1919, hija de Joseph y Bertha Schmidt, sor Jean creció en un hogar católico ferviente en el barrio de Castro, en San Francisco.
Desde los ocho años sintió el llamado a la vida consagrada. En sus memorias, publicadas en 2023, relató cómo conoció a una profesora alegre y amable perteneciente a las Hermanas de la Caridad de la Bienaventurada Virgen María (BVM). Admirando a aquella religiosa, solía rezar cada día: «Querido Dios, ayúdame a entender lo que debo hacer, pero por favor dime que debo ser una hermana BVM».
En 1937 ingresó en dicha congregación religiosa y tomó el nombre de sor Jean Dolores.
En 1991 se incorporó al personal de la Universidad Loyola de Chicago y, tres años más tarde, se integró en el equipo de baloncesto, primero como asesora académica y posteriormente como capellana.
Su labor con los «Ramblers» cobró notoriedad cuando, en el torneo universitario de 2018, el equipo venció inesperadamente a la Universidad de Miami con una canasta en los últimos segundos del encuentro.
Tras esa victoria, sor Jean fue destacada en redes sociales, recibió menciones de medios de comunicación y figuras públicas, e incluso fue objeto de un perfil en el diario The New York Times.
Antes de cada partido, sor Jean dirigía la oración del equipo, pidiendo por la seguridad de los jugadores, la imparcialidad de los árbitros y la ayuda de Dios durante el encuentro. También confesaba rezar por el equipo rival, aunque «no con tanta intensidad».
En sus memorias recordaba esas oraciones previas, que pronunciaba también por micrófono ante todos los presentes en el pabellón Gentile Arena.
«¿A Dios le importa realmente quién gana un partido de baloncesto? Quizá le importe más de lo que pensamos», escribió. «Al menos, imagino que Dios se ríe a veces cuando alguien le pide ganar un partido. Dios ve muchas cosas horribles suceder. A veces necesita una buena risa. Me gusta pensar que le saco una sonrisa cada vez que digo por el micrófono: “¡Amén y vamos, Ramblers!”».
Cuando cumplió 100 años, la Universidad Loyola creó un fondo de becas en su honor para apoyar a los estudiantes. Ese mismo año, el gobernador del estado de Illinois proclamó el 21 de agosto como el «Día de sor Jean».
A los 103 años, la plaza de la estación de tren situada en el campus Loyola de Chicago fue rebautizada con su nombre. Un gran cartel fue instalado con el mensaje: «¡Hogar de la mundialmente famosa sor Jean!».
Le sobreviven su cuñada, Jeanne Tidwell, y su sobrina, Jan Schmidt. La Universidad Loyola anunciará próximamente los detalles del velatorio y del funeral.






