(LNB/InfoCatólica) La nueva edición, actualizada cada dos años, se presenta como una guía no vinculante para que los países adopten o adapten sus listados nacionales según prioridades sanitarias, evidencia de eficacia y seguridad, y coste-efectividad comparativa.
Por primera vez, la lista incluye un apartado específico sobre medicamentos para el aborto, en el que se señalan mifepristona y misoprostol. La OMS indica que la Lista Modelo identifica fármacos destinados a estar disponibles en sistemas sanitarios funcionales, en todo momento y en formulaciones de calidad garantizada y asequibles.
La medida ha generado reacciones inmediatas de organizaciones provida en diversos países. Entre ellas, la ginecóloga Ingrid Skop, del Charlotte Lozier Institute, sostiene que los fármacos para aborto «presentan una tasa de complicaciones cuatro veces superior a la del aborto quirúrgico», y afirma que «hasta una de cada cinco mujeres sufrirá una complicación y una de cada veinte requerirá intervención quirúrgica». También alude a estudios en los que «más de un tercio de las mujeres no estaba preparado para la intensidad del dolor y el sangrado».
La OMS, por su parte, enmarca la atención al aborto dentro de los servicios de salud esenciales y sostiene que el acceso a una atención «segura, respetuosa y no discriminatoria» es un objetivo sanitario y de derechos humanos, con implicaciones para metas de salud y de igualdad de género.
El alcance de la Lista Modelo no impone obligaciones legales: cada Estado decide su posible incorporación y condiciones de uso en sus listados nacionales. La actualización del 5 de septiembre de 2025 funciona como referencia técnica para compras públicas, cobertura y protocolos clínicos.
En el contexto internacional, el Gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump, ha anunciado su salida de la OMS con efectos previstos para 2026.







