(Orthodox Times/InfoCatólica) Este anuncio era ampliamente esperado tras la negativa del metropolitano Onufriy a cumplir con las peticiones del gobierno de cortar lazos con el Patriarcado de Moscú y declarar a la Iglesia completamente independiente. Cabe recordar que la Metrópolis de Kiev, que era parte del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, fue transferida al Patriarcado de Moscú en 1686 (ver más abajo).
Además, según el comunicado, el 27 de agosto de 2025, el Servicio Estatal de Ucrania para la Política Étnica y la Libertad de Conciencia (DESS) dictaminó oficialmente que la Metrópolis de Kiev de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (IOU) (código de identificación EDRPOU: 21510633) está afiliada a una organización religiosa extranjera cuyas actividades están prohibidas en Ucrania en virtud del artículo 3 de la Ley de Ucrania «Sobre la protección del orden constitucional en el ámbito de las organizaciones religiosas».
La decisión se tomó tras una investigación llevada a cabo por el DESS sobre indicios de afiliación entre la Metrópolis de Kiev de la IOU y una organización religiosa extranjera. La investigación confirmó los vínculos de la Metrópolis de Kiev con la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), lo cual infringe la Ley de Ucrania «Sobre la libertad de conciencia y las organizaciones religiosas». Tal ley, a pesar de su título, es evidentemente contraria a la libertad religiosa.
Tras dicha investigación, el DESS emitió una orden formal a la Metrópolis de Kiev de la IOU para subsanar las infracciones. Sin embargo, el metropolitano Onufriy, primado de la IOU, se negó a cumplir con la orden mediante una carta oficial.
Ante dicha negativa y en ausencia de fundamentos para concluir que las infracciones fueron subsanadas, que la orden fue emitida por error (artículo 16, apartado 15 de la Ley), o para revocar la orden (artículo 16, apartado 17), el DESS ha reconocido formalmente que la Metrópolis de Kiev de la IOU está afiliada a una organización religiosa extranjera prohibida.
La dependencia de Moscú
La controversia histórica sobre 1686 gira en torno a si la carta sinodal firmada por el patriarca Dionisio IV de Constantinopla y su Sínodo supuso una simple concesión del «derecho de ordenar» al metropolitano de Kiev o una transferencia plena de jurisdicción al Patriarcado de Moscú. La Metrópolis de Kiev, hasta entonces dependiente de Constantinopla, quedó afectada por un documento cuyas condiciones y alcance exacto siguen siendo objeto de disputa.
Para Constantinopla, la metrópolis de Kiev siguió perteneciendo canónicamente al Patriarca Ecuménico. La carta de 1686 habría permitido a Moscú únicamente ordenar al metropolitano elegido en Kiev por una asamblea local, imponiendo además la conmemoración en primer lugar del Patriarca Ecuménico durante la liturgia como signo de dependencia. Se preservaban los derechos tradicionales de la sede y una amplia autonomía, incluida la gestión interna y las costumbres litúrgicas propias. Desde esta óptica, el «derecho de ordenar» era un arreglo práctico por razones políticas y geográficas, no un traspaso territorial.
El Patriarcado de Moscú, en cambio, sostiene que en 1686 se consumó una transferencia integral y definitiva de la metrópolis de Kiev a su jurisdicción. Argumenta que la carta sinodal respondió a peticiones del clero y de las autoridades locales de la orilla izquierda del Dniéper y que la recepción eclesial posterior confirmó de hecho esa nueva realidad. La obligación de conmemorar a Constantinopla se interpreta como un gesto honorífico heredado, sin implicación jurídica, y la autonomía mencionada en la carta sería un estatuto particular dentro de la Iglesia rusa compatible con la jurisdicción moscovita.
La disputa se complica porque no se conserva el original del documento de 1686, solo copias y traducciones antiguas con variantes, lo que alimenta lecturas divergentes. Además, Dionisio IV fue depuesto en 1687 con acusaciones que incluyeron simonía, un episodio que algunos invocan para cuestionar la legitimidad del proceso. A lo largo de los siglos XVII al XIX, la práctica continuada de ordenaciones por Moscú, la integración administrativa de las diócesis y la memoria documental consolidaron interpretaciones distintas.







