El consejo de Tolkien a su hijo en una crisis como la actual: comunión frecuente
¡Me encantan los epistolarios! Al menos desde que, en palabras de mis hijos, soy mayor. Las personas perspicaces, penetrantes y sensibles lo son siempre, también en la intimidad, y quizá ahí más. Son mucho mejores que los «diarios», de los que a veces tengo dudas de que no estén escritos «pensando en que alguna vez serán publicados».
Este verano he leído las «Cartas de JRR Tolkien» seleccionadas por Humphrey Carpenter (no puedo recomendarlas porque el libro está descatalogado, creo). Ha sido una fuente insospechada de inspiración, y en las circunstancias actuales he recordado una dirigida a su hijo Michael a finales de 1963. El Concilio Vaticano II está en marcha, para lo bueno y para lo malo. Tolkien tiene 71 años, ha vivido mucho y ya es un escritor admirado en todo el mundo. Sus hijos ya son mayores.
No dispongo de la carta a la que está contestando, pero se deduce por el contexto. Es una respuesta de padre a hijo. Resulta entrañable porque aunque empieza abordando la situación laboral y académica de su hijo («lamento mucho que te sientas deprimido») enseguida salta a lo importante: «Pero tú hablas de ‘fe debilitada’». Y le dedica al tema casi todo el escrito, hasta el punto de que de repente se da cuenta «¡No pretende ser un sermón! No me cabe duda de que tú sabes todo eso y aún más». Lo que haría cualquier padre: ir a lo trascendental.
Parece que la «crisis» de fe de su hijo tiene sus raíces en el escándalo de varios clérigos, como está ocurriendo estos días.
Por un lado, con la experiencia que sólo da la edad, contextualiza y pone el foco donde se debe, en la santidad personal: «pero deberíamos apenarnos por Nuestro Señor, identificándonos con los escandalizadores, no los santos…». Además advierte que echar la culpa fuera, «encontrar un chivo expiatorio», es síntoma de que ya algo, dentro, estaba mal previamente.
En esta crisis evidente de la Iglesia que estamos viviendo, tengo a veces la sensación de que algunas personas la observan desde fuera, o como si ellos fuesen a solucionarla, o como si su seguimiento tipo campeonato de fútbol fuese a justificarles cuando se presenten delante del Señor, cuando es fundamentalmente un asunto de santidad personal, correspondencia a la Gracia.
Y por otro lado, Tolkien padre le propone la solución a su hijo: «la única cura para el debilitamiento de la fe es la Comunión», pero no de modo cualquiera, frecuente: «siete veces a la semana resulta más nutritivo que siete veces con intervalos», y da razón de ello.
Juanjo Romero

Casado y padre de familia numerosa. Hispano-cubano. En la actualidad compagina su trabajo en una multinacional con la dirección de conoZe.com, de la que también es fundador. Director de InfoCatólica. Interviene regularmente en programas de radio y como analista en diversas publicaciones digitales.
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