(Laura Danielle/Abc/InfoCatólica) Carlos Romero acaba de ser elegido presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) tras una elección muy reñida que necesitó una segunda vuelta. Marino de profesión, Romero llega a la dirección de esta asociación con una economía saneada por su predecesor Alfredo Dagnino, pero con un gran desafío por delante: la descristianización general de la sociedad.
–¿Cuáles serán sus prioridades al frente de la ACdP?
–Hay que potenciar la participación de los católicos en la cultura. Ese es el tema que a mí más me preocupa y donde tenemos que centrar nuestros esfuerzos. Desde luego me gustaría tener 50 diputados del Congreso que fueran propagandistas. Católicos ya los hay, pero que además fueran propagandistas. Sin embargo, en el campo de la cultura estamos prácticamente desaparecidos. El católico no existe en el mundo cultural.
–¿Qué posibles salidas puede tener la fe en el espacio público? El Papa ha dicho que vivimos en medio de un laicismo agresivo...
–Primero es necesario el testimonio y luego la forma de hacer y de trabajar. Nuestro primer presidente don Ángel Herrera Oria y además director del periódico Debate en los primeros años del siglo XX siempre decía: “Primero tenemos que hacer un buen periódico y después que sea católico”. Nunca al revés. Eso lo podemos llevar a cualquier ámbito de la vida. Nuestras obras educativas deben tener un nivel de excelencia, buenos profesores, buen nivel de enseñanza. Eso ya te va llevando, casi sin querer, a tu identidad que es el humanismo cristiano y el catolicismo.
–Hablamos del católico en su vida cotidiana, ¿pero en la escena pública es usted partidario de la creación de un partido político católico?
–Pienso que no debería haber un partido político católico. Los católicos tienen que estar en la política, pero tienen que estar en todos los partidos políticos: católicos convencidos, practicantes. Eso sería mucho mejor. Evitaríamos los radicalismos y conseguiríamos unas leyes adecuadas en las que todos los ciudadanos, católicos y no católicos, podrían convivir.
–Muchos católicos sienten complejo. Son católicos en su vida privada, pero no profesan públicamente su fe...
–Eso pasa, pero cada vez menos.
–También está el prejuicio. Ser católico no es ser progre....
–Ese es un mensaje permanente. Ya solo el nombre conservador siempre se relaciona con algo atrasado, pasado. Aquí se utiliza con carácter peyorativo, si eres cristiano no eres progresista. Si no estás a favor del aborto no eres progresista. Pues verá, yo estoy en contra del aborto porque estoy a favor de la vida, más progresista que estar a favor de la vida, nada.
–¿Habrá novedades en el Congreso de Católicos y Vida Pública?
–Ya hemos tenido la primera reunión de la comisión ejecutiva del congreso y coincidimos en que hay que dar un paso más allá. Hay que ir a buscar al que no está tan convencido como nosotros, al que está alejado de la fe. Eso no quiere decir que vaya a haber un cambio radical, pero sí que vamos a hacer intentos de llegar un poco más lejos.