Isabel la Católica a la luz de un versículo de «Mateo»
Isabel la Católica

Isabel la Católica a la luz de un versículo de «Mateo»

«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas»

El versículo es sobradamente conocido: «Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas» (Mt 10, 16). En distintas versiones la frase sufre algunas variaciones. Este «sagaces» puede ser «astutos» o «prudentes» y «sencillos» aparece en ocasiones como «mansos». Como es frecuente en las afirmaciones del cristianismo, encontramos una aparente contradicción, una paradoja. ¿Qué son, por ejemplo, las bienaventuranzas sino paradojas solubles sólo a la luz de la fe?

La vida de la reina de Castilla está llena de turbulencias y complicaciones. Es una gran creyente, pero está lejos de ser una figura contemplativa, dedicada a la oración y la meditación en un ámbito de serenidad. Su ámbito fue, por el contrario, la política. Su contexto histórico, una época en que la política es una lucha despiadada y cruenta por el poder y una sucesión de hechos violentos. Las guerras internas en Castilla por ostentar el poder entre familiares de la estirpe real y entre distintas facciones de la nobleza que apoyan a distintos candidatos son continuas y crueles.

Hija de Juan II, rey culto y mundano aunque no muy apto para el gobierno. Jorge Manrique en sus Coplas describe aquella fastuosa y mundana corte: « las justas y los torneos, paramentos, bordaduras y cimeras,... que se fizieron las damas, sus tocados, sus vestidos, sus olores...»Las costumbres de la corte del rey Juan no encajan con la austera Isabel, que consigue que la envíen a Segovia por «salir de una guarda que era deshonesta y peligrosa para mi vida».

Es constante la tensión entre la nobleza y la Corona. Un sector de los nobles se rebela contra Juan II y postula a Alfonso, hermano mayor de Isabel. El marqués de Villena ofrece su apoyo al rey a cambio de casar a Isabel con su hermano, Pedro Girón, que muere antes de realizar la boda. Muere Alfonso muy joven y los rebeldes toman como bandera a Isabel. «Vuestros intentos –dice Isabel– no agradan a Dios. Yo deseo que el reino me venga más tarde». Renuncia momentáneamente al poder, alegando en última instancia una motivación religiosa, pero exige que Enrique le declare heredera del trono de Castilla. Aquí hace una jugada maestra de habilidad política. El rey tiene a su heredera natural, su hija Juana, llamada la Beltraneja –uno de los personajes más curiosos de la historia de España. Presionado por el bando enemigo, accede y se llega a un (inestable) equilibrio de poder.

Como heredera de la Corona de Castilla, a Isabel le surgen muchos pretendientes. Ella, en contra de la opinión del rey y tomando una arriesgada decisión personal, elige a Fernando, heredero del Reino de Aragón. Su boda se realiza rápida y sigilosamente. Otra vez Isabel actúa con energía y decisión, sin olvidar los intereses superiores y trascendentes.

Muere Enrique IV y es nombrada reina. Se desata una nueva lucha de poder entre sus partidarios y los de Juana, apoyados por el rey de Portugal. Consigue hacerse con los resortes del gobierno y, lo que no es más fácil, lograr una armonía, evidentemente compleja, entre ella y su marido en cuanto a la distribución de funciones y reparto del poder.

A partir de aquí, su historia es la consolidación de la Corona como poder aglutinante y la creación de un embrionario aparato del Estado que supere las deficiencias de las instituciones medievales. La creación de España como unidad de reinos. Fin de la Reconquista, conflictos con judíos y moriscos, la reforma (la verdadera) de la Iglesia, con la gigante figura de Cisneros, la aventura americana... Un periodo intenso y brillante de la historia de España.

Hasta su muerte mostró esa paradógica unión entre la astucia y un firme pragmatismo en los asuntos humanos, con una visión sobrenatural, religiosa, que abarca tanto su vida personal como su condición de figura pública. En uno de los codicilos de su testamento, dejó estas palabras, pensando en sus súbditos de la «otra España»: «Nuestra principal intención consiste en mirar primero por la conversión y luego por el bienestar material del los indios».

El poder, para Isabel, no es una realidad ajena a Dios, una realidad exenta que tiene sus propias normas y valores –idea que el pensamiento político moderno, a partir de Maquiavelo, va a desarrollar. La fuerza transformadora del poder hay que ejercerla, a la luz de la fe, con la humildad del creyente.

 

Dejar un comentario



Los comentarios están limitados a 1.500 caracteres. Faltan caracteres.

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.

Los comentarios aparecerán tras una validación manual previa, lo que puede demorar su aparición.