31.10.13

Mi "mula" malacara

Ushetu, Tanzania, 30 de octubre de 2013.

Queridos familiares y amigos:

Espero que estén todos muy bien. Aquí les envío algunas noticias desde la misión, implorando que nos tengan presentes en sus oraciones y sacrificios.

Viernes 20 de septiembre.

Algún día iba a llegar… tener que subirme a ese aparato, que como primer experiencia no me había puesto muy contento. Pero de todos modos, es un instrumento de trabajo… así que había que arremeter. Se trataba de subir a la moto. Nosotros tenemos dos motocicletas, tipo enduro, para poder hacer las visitas a las aldeas, porque a varios lugares no se llega por camino de vehículos, y de paso porque es un medio de transporte mucho más económico para tantos viajes, cotidianos casi.

Me pareció buena la oportunidad el acompañarlo al p. Johntin a la visita a una aldea, de paso hacíamos algún trabajo, paseo, aventura, juntos. La aldea es la de Miluli… aquella que fuera motivo de la crónica del P. Johntin, cuando con el voluntario de Chile debieron cruzar una parte del río en balsas… y que se les hundió una motocicleta en el agua… recordarán (“Misión anfibia”). Esta aldea está en el confín sur de nuestra parroquia, colindando con la diócesis de Tabora. Se calculan unos 30 km, pero todo en camino de tierra, huella en muchas partes, huella de moto o bicicleta.

Cuando salimos, ya me encontré con las “corcoveadas” de la moto… como un caballo arisco. Me empezó a hacer traspirar mas de lo debido. Y me acordé que una vez una persona a la que le gustan mucho las motos, y yo le había contado de mi temor, me había dicho: “Métale padre, con coraje, que la moto después va a ser como la mula “Malacara” del Cura Brochero, que lo llevó a tantos lados a predicar el evangelio”. Buena oportunidad, tan cerca de su beatificación, así que lo invoqué al principio, al medio y al final del viaje… Y me puse firme con mi “Malacara”, aunque en algunos momentos se había empecinando en acabar con mis fuerzas y paciencia.

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22.10.13

Diario de un misionero en Tanzania

Si tuviera que hacer un recuento de los hechos que me llevan a estar este día comenzando con éste blog, me tendría que remontar muchos años atrás. Hoy estoy misionando en un desconocido lugar de Tanzania, nuestra misión se encuentra en el ignoto Ushetu. Soy misionero de la Iglesia Católica, y pertenezco al Instituto del Verbo Encarnado. Soy misionero en África como los hay por miles en este continente, por gracia de Dios. No hay ninguna novedad en todo esto, pero tal vez lo que me ha traído hasta este medio de predicación, es el hecho de que me gusta escribir, y de que siempre me agradaron las crónicas de los misioneros.

Cuando era seminarista, y nos preparábamos para algún día cumplir el sueño de dejar todo por Cristo y salir por esos mundos de Dios a predicar el Evangelio, los relatos misioneros nos encendían en deseos, nos animaban, nos hacían poner los pies en la realidad. Jamás podría olvidar, aunque hayan pasado más de quince años, aquellas crónicas de los primeros de los nuestros que llegaban a la fría Rusia, después de la caída del comunismo, a predicar en pueblitos ignorados, ante el frío incubado en los corazones después de 70 años de ateísmo forzado. Y siempre estará en mi recuerdo aquella misa celebrada por el P. Eugenio, un jueves santo, con un solo feligrés, que ni siquiera era católico. Jamás podré olvidar los relatos de los primeros misioneros nuestros, que llegaron al lejano Oriente, y los primeros pasos dados para aprender una de las lenguas más difíciles… y poder celebrar la misa en chino después de más de un año o dos de estudio. Y los diarios de los misioneros en Sudán, ante culturas tan primitivas que había que elevarlas a lo humano primero, y luego a lo divino. Y en Medio Oriente, ante los peligros de guerras, misiles y balas, en medio de una cultura musulmana, dando el testimonio de Cristo… y así podría seguir poniendo ejemplos. Entre tantas historias, historias reales, y tan reales como que las escribían los que habían vivido con nosotros años anteriores, y por eso se hacían tan cercanas. Entre esas historias, Dios fue moldeando nuestro deseo de ser misioneros. Y ese fuego se acrecentaba, y se guardaba para el momento determinado y conocido sólo por Él.

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18.10.13

¡Día de niño!

Ushetu, Tanzania, 15 de octubre de 2013.

Día de Santa Teresa de Ávila, la grande.

Querida Familia:

Han quedado para contarles muchas cosas, de mas de un mes atrás. Pero no quería que fuera todo junto, porque sino se hace arduo para leer. Y no quiero que se pierdan ni un detalle de esto.

Domingo 1º de septiembre.

Yo a los primeros que les había escrito adelantando algo del trabajo que se acercaba, les dije que esperábamos unos 300 niños. No quería exagerar. Después me pareció medio poco, y a otros les decía que tal vez unos 400. Pero la verdad, menos mal que yo no hago el cálculo para la comida, porque los niños fueron alrededor de 700, mas todos los grandes y jóvenes en los trabajos, llegamos a 800… ¡Qué tal! Y para que me crean… van las fotos.

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7.10.13

No hay plan B

Ushetu, Tanzania, 7 de octubre de 2013.

Día de la Virgen del Rosario y de la Victoria de Lepanto.

Querida Familia:

Sé que recibieron mi correo hace poco, y no suelo escribirles tan seguido, no porque no tenga ganas, sino para no cansarlos. Pero como siempre se me ha dado eso de escribir por necesidad, hace días que la idea de este correo me está dando vueltas en la cabeza. Finalmente me he decidido, porque creo se puede hacer mucho bien.

Les mando un artículo de la revista Que Pasa online, del jueves 03 de octubre de 2013, titulado “ya no basta con rezar”.

Pero no quiero mandarlo así nomás, sino con una pequeña introducción, para que vean el porqué de mi interés.

En diciembre de 1999, en el umbral del inicio del Gran Jubileo del 2000, tuvimos la ocasión de realizar una “mega” misión popular en la ciudad Quilpué, Chile. Viajamos más de 250 misioneros, entre sacerdotes, seminaristas, hermanas, menores, aspirantes, laicos. Yo era diácono, y me tocó integrar un grupo de 25 misioneros, que misionamos en una ciudad cercana a Quilpué, llamada Belloto Sur.

No voy a entrar en los detalles de esa misión, que habría tanto para recordar, sino sólo en un hecho. Cuando quedaban sólo tres días para finalizar la misión, llegó un joven, de unos 24 años, atraído por el ejemplo de sus padres, que todos los días asistían al rosario de la aurora. Estuvo en contacto con los misioneros en esos días, y en el fogón de la despedida, en el atrio de la Parroquia San Pío X de Belloto Sur, se acercó y comenzamos a charlar. Me preguntó sobre la Congregación, las misiones, etc. El fogón transcurría casi sin que nos demos cuenta, canciones, distintos números, grupos. En un momento me dice que quiere ingresar con nosotros. Se me iluminaron los ojos… increíble que casi en el final de esa misión Dios nos concediera esta gracia. Yo le conté que justamente estaba de bedel en nuestro noviciado de Argentina, así que charlamos acerca de la vida de los novicios, dónde estábamos, el plan inicial de formación. Un poco de todo. Y quedamos en que nos veríamos, entonces, en marzo del siguiente año. Realmente lo veía muy decidido. En ese momento llegó un sacerdote de la congregación, misionero en Taiwán, que aprovechó un par de días en sus vacaciones para visitar esta mega misión popular en Chile, y se sumó a la conversación, el P. Jorge Montagna. Allí estuvimos los tres… y más sorprendido estaba este joven, me imagino, que le presentara a un compañero de seminario, “misionero en Taiwán”. Sólo quedábamos nosotros tres en el atrio de la iglesia San Pío X.

Bueno, les dije que la introducción sería breve… los dejo con el artículo de la revista chilena.

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3.10.13

¡Qué intercesor que tenemos!

Ushetu, Tanzania, 3 de octubre de 2013.

Querida Familia:

Espero que se encuentren todos muy bien. Les mando algunas noticias de estos lados, para que nos sigan teniendo presentes en las oraciones.

Fiesta de las hermanas que hicieron sus votos

En otra oportunidad les conté de las dos hermanas, vocaciones de esta parroquia, que hicieron sus votos en la ciudad de Tabora. En la primer quincena de agosto les permitieron venir a visitar sus familias, y así podían hacer un festejo con todos sus familiares y amigos. Y en verdad que fue una fiesta grande en la parroquia.
En la misa del domingo rezamos especialmente por ellas, y al terminar todos pasaron a saludarlas y darles sus regalos.
Fue un gran testimonio el de estas hermanas… y signo de madurez de una comunidad. Y el hecho de que haya alegría en todos por eso, que se honre a los religiosos, que se haga una fiesta y regalos, y que se felicite a los padres, es signo de la gran estima que se tiene entre la gente a la religiosa y al sacerdote.
Una de las hermanas habló y expresó ideas tan sencillas como profundas acerca de la consagración, y de la maternidad de una religiosa. Ella misma les explicaba a la gente que la religiosa es una esposa de Cristo, y que tiene muchos hijos, hijos espirituales.
Luego la fiesta continuó en la casa de una de ellas, que queda a diez minutos caminando desde la misión.

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