El sorprendente mensaje del cardenal Cobo a los "católicos arco iris"
Queridos lectores, en relación al asunto objeto de este artículo, lo primero que deseo apuntar es que soy consciente de que no soy la primera persona en opinar sobre él públicamente, dado que otras personas ya lo han hecho con anterioridad y con una contundencia acorde, a mi juicio, a la gravedad del caso. Aunque no es mi deseo añadir más leña al fuego, sin embargo, dicha gravedad me mueve, también a mí, a manifestar mi posición al respecto, desde el respeto y afecto al Cardenal Arzobispo de Madrid y acogiéndome a la libertad que, en tal sentido, nos otorga a los fieles el canon 212 del Código de Derecho Canónico. Examinemos, pues, el mensaje del cardenal Cobo a la llamada “asamblea de la Red Mundial de Católicos Arco Iris (GNRC)”, cuyo contenido puede leerse íntegro en la noticia de InfoCatólica que les enlazo. Sin duda, hay muchas cosas que pueden decirse sobre él. Yo deseo reflejar las que a mí más me han llamado la atención.
Lo primero que quiero poner de manifiesto sobre el mensaje en cuestión es que no me llamo a engaño acerca del tipo de “católicos” a los que Su Eminencia afirma dirigirse. El Cardenal no se ha dirigido a católicos homosexuales que se esfuerzan en vivir la castidad, según indica en el Catecismo de la Iglesia Católica que han de hacer; sino a un colectivo de homosexuales que, autoproclamándose católicos, desean vivir su homosexualidad de forma práctica, esto es, realizando actos homosexuales y que, además, pretenden que la Iglesia acepte tal situación como válida y buena y, por tanto, nos imponga ese punto de vista perverso a los demás católicos. Este extremo ha quedado muy claro en el post publicado, al respecto, por Néstor Martínez. Además, si el Cardenal se dirigiera a homosexuales verdaderamente católicos, el texto de su mensaje, sin duda, hubiera sido de un tenor muy distinto.
Asimismo, me ha causado profunda tristeza la alusión de Su Eminencia “al jubileo de las personas con orientación sexual diversa y sus familiares que tendrá lugar en Roma, a principios de septiembre de este año”. Dicho jubileo fue convocado durante el Pontificado de Francisco y lamento enormemente que su celebración se haya mantenido, pues considero que resulta sumamente confusa y perniciosa. ¿Qué se pretende celebrar con ese jubileo? ¿El pecado? ¿Qué mensaje se nos quiere enviar a los católicos con semejante jubileo? Siento tener que decirlo, pero esa celebración me parece francamente escandalosa y la considero una herencia envenenada del Pontificado anterior.
Siguiendo con el mensaje de Su Eminencia, considero extraordinariamente grave la forma de aludir D. José a las Tres Personas de la Santísima Trinidad, en el contexto del mensaje. Me permito recordar que el Segundo Mandamiento de la Ley de Dios ordena no tomar el Nombre de Dios en vano. ¿Y acaso no se toma el Nombre de Dios en vano en el mensaje del Cardenal? Veámoslo.
En relación a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, esto es, a Nuestro Señor Jesucristo, afirma Su Eminencia lo siguiente:
“Él es el quien acompaña y sostiene incondicionalmente nuestra vida. Él nos conoce mucho mejor que nosotros mismos. A Él nos encomendamos y pido que esta asamblea regale frutos abundantes al servicio del anuncio de la alegría del evangelio en todos los contextos (…)
Nunca haremos suficiente para alcanzar la calidad y la calidez de las acogidas de Jesús. En sus encuentros, Cristo sabía desvelar la humanidad de cada persona, descubría incluso las heridas y el sufrimiento, pasando a segundo plano cualquier otra consideración”.
Después, el Cardenal alude al Espíritu Santo de esta guisa:
“Os deseo una fecunda asamblea y un diálogo iluminado por el Espíritu Santo”.
Finalmente, menciona D. José a Dios Padre del siguiente modo:
“Recibid un saludo cordial con mi oración al Dios Padre que nos abraza a todos”.
Personalmente, me resulta asombroso que un Cardenal tenga el atrevimiento de aludir a Dios mismo, para, a lo que parece, brindar apoyo a unas formas de vida que son claramente pecaminosas, según ha enseñado el Magisterio de la Iglesia durante sus dos mil años de Historia. ¿O no es eso lo que hace el Cardenal en su mensaje? ¿De verdad Su Eminencia piensa que es posible que la asamblea de la Red Mundial de Católicos Arco Iris pueda regalar “frutos abundantes al servicio del anuncio de la alegría del evangelio”? ¿De verdad se puede pensar que los diálogos de esa asamblea van a estar iluminados por el Espíritu Santo? ¿De verdad Dios Padre nos abraza a todos, así, sin más? ¿Hagamos lo que hagamos?
Naturalmente, soy consciente de que el cardenal Cobo no es el primer Clérigo de alto rango que se pronuncia en términos de este estilo. Esta forma horrenda de redactar tiene precedentes en el Pontificado anterior, pero no voy a profundizar ahora en ello. Según yo lo veo, Su Eminencia da a entender que Dios nos ama tanto, tan incondicionalmente, que le da lo mismo lo que hagamos; o, al menos, lo que hagan los homosexuales que practican su homosexualidad; porque el Señor es muy acogedor, nos conoce muy bien, nos abraza, nos ilumina, etc., de forma que le trae sin cuidado lo que los homosexuales hagan, los va a salvar de todos modos.
Esta idea resulta sumamente engañosa y peligrosa, debo decirlo; pues, insisto, tal como enseña el punto 2357 del Catecismo de la Iglesia Católica, Dios ha revelado claramente, por medio de la Sagrada Escritura y la Tradición, que considera los actos homosexuales como gravemente pecaminosos. La actitud de Su Eminencia no hace ningún favor a los homosexuales, ni a la Iglesia, ni a sí mismo. La misión de los Pastores de la Iglesia es conducir las almas al Cielo, no al Infierno. Quienes practican actos homosexuales no pueden salvarse, si mueren sin haberse arrepentido sinceramente y pedido perdón a Dios por ello; y, si los Pastores de la Iglesia quieren ejercer verdadera misericordia con los homosexuales, lo que deben hacer es recordárselo, a tiempo y a destiempo, como enseña el admirable apóstol San Pablo (2 Timoteo 4, 2).
Asimismo, cualquiera que conozca de verdad a Jesucristo sabe bien que su interés es, siempre y ante todo, la santificación y salvación de las almas, por las que Él dio su vida; y la acción del Espíritu Santo, igualmente, busca siempre tales fines y no otros. Se ha de tener mucha prudencia, pues, a la hora de pronunciarse sobre cómo es Dios y cuál es Su Voluntad.
Finalmente, el siguiente aspecto que me llama la atención del mensaje del cardenal Cobo es que, aunque Su Eminencia afirma dirigirse a los asistentes a la referida asamblea arco iris, en realidad, según yo lo veo, lo que hace es enviar, de forma subrepticia, un mensaje a los católicos (a los que lo son de verdad, vaya). Así, el Cardenal señala que desea se propicie “una Iglesia donde nos escuchemos unos a otros, de puertas abiertas, acogedora y fraterna, capaz de caminar desde el respeto, la compasión y la delicadeza”; añade que “la centralidad de la persona y su dignidad debería ser normativo (sic) para todos los cristianos” y que hay que “evitar todo tipo de discriminaciones injustas y procesos que nos deshumanizan”; y termina diciendo que ahora hay pastorales nuevas que van a propiciar todo eso.
De este modo, a lo que parece, D. José considera que, hasta ahora (y nos contemplan dos mil años de Historia de la Iglesia), la Iglesia no escuchaba, no era acogedora, ni fraterna, no caminaba desde el respeto, la compasión y la delicadeza, la centralidad y dignidad de la persona no eran normativas para todos los cristianos y no se evitaban discriminaciones injustas, ni procesos que nos deshumanizan; al menos, no respecto a las personas “de orientación sexual diversa”. Dando a entender, por tanto, que somos los católicos quienes tenemos que cambiar, que somos nosotros los que tenemos que corregirnos y no las personas que practican actos homosexuales. Con una forma de redactar y un tenor del mensaje que yo, personalmente, considero un insulto a los católicos, es decir, a la Iglesia.
A este respecto, me permito recordar que, como enseña el Señor, las ovejas de Cristo no conocen la voz de los extraños (Jn 10, 5). Tampoco, cuando los que actúan como extraños ostentan la condición de Ministros de la Iglesia. Los católicos, sin duda, debemos prestar obediencia al Papa y a los Obispos cuando nos transmiten la sana doctrina, esto es, la auténtica doctrina de Jesucristo; mas no si percibimos, con claridad, que tratan de inculcarnos “fábulas” conforme a las pasiones pecaminosas (2 Timoteo 4, 3 - 4), como, muy lamentablemente, ha ocurrido en este caso. Desconozco los motivos de semejante comportamiento del cardenal Cobo, pero, francamente, me resulta imposible reconocer la voz del Buen Pastor en su mensaje.
Para terminar, al igual que el valiente sacerdote D. José Luis Aberasturi, también yo me pregunto dónde están los demás Obispos, ante todo este tipo de escándalos: La asamblea mundial arco iris celebrada en Madrid, el jubileo LGTB en Roma, el referido mensaje del cardenal Cobo… Ante todo esto, los demás Sucesores de los Apóstoles, ¿No tienen nada que decir? ¿Dónde están los Pastores de la Iglesia, cuya misión es defender el rebaño de Cristo? Los Obispos deben saber que necesitamos de su testimonio valiente en defensa de la Verdad, son ellos quienes, por su posición y autoridad, más deben sacrificarse y pronunciarse, en pro de la salvación de las almas.
Queridos lectores, recemos. Recemos mucho por el Papa, los Obispos, los sacerdotes y por toda la Iglesia. Recemos por el cardenal Cobo y la conversión de los “católicos arco iris”. Recemos por España y por el mundo entero. Y defendamos, nosotros también, la sana doctrina. Buena falta hace.
¡Oh, Virgen Santa María…! Sé nuestro amparo y refugio, en esta noche oscura y no dejes de conducirnos a todos hasta tu Divino Hijo, por medio de una vida verdaderamente santa. Así sea.
23 comentarios
Lamentablemente, el Pontífice anterior, con su Fiducia S., les dio el espaldarazo a todos esos. Sigamos rezando por el descanso de dicho Pontífice, porque las consecuencias de sus equivocadas acciones, van a perdurar por largo tiempo en el seno de la Iglesia.
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L.V.: Quiera Dios, en su infinita Misericordia, acortarnos la duración de esa cruz...
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Lo cual quiere decir -lo siento mucho- que las cosas en la Iglesia no van a cambiar demasiado, y por lo visto, por bastante tiempo. Continuidad... la misma ambigüedad... por más muceta y Regina Coeli... Una de cal y una de arena. Y ya sabemos qué prevaleció en el pontificado anterior (¿La cal o la arena?). Habrá que rezar mucho.
Y parece que ha llegado el momento de volcar todo eso al pueblo fiel, las parroquias, a través de las pastorales y demás lugares comunes.
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L.V.: Muy preocupante, esto que usted comenta. Desde luego, si eso es así, hay que defender la sana doctrina. Gracias a Internet, es fácil conocerla y acceder a ella, empezando por el Catecismo de la Iglesia Católica.
Efectivamente, se está anteponiendo el cuerpo (con sus heridas, sufrimientos) al alma; y es justamente lo contrarío que Jesús nos ha dicho.
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L.V.: Gracias, una vez más, por su apreciación, JLuis.
En mi opinion, por quien tenemos que rezar a fondo es por nosotros para que no desfallezcamos.
Las murallas ya han sido derribadas, nuestros jefes nos han traicionado, y los barbaros han tomado la ciudad, la civil y la eclesiastica.
Por lo que tenemos que mantenernos firmes en nuestra creencias, lo mismo que la aldea gala de Asterix, aislados pero con la pocion magica de la oracion. Permanecer unidos en la oracion.
Y esa va a ser toda la ayuda que recibiremos.
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L.V.: Sin duda, también tenemos que rezar por nosotros mismos, lo necesitamos. Pero vamos, he señalado que hay rezar por toda la Iglesia, lo cual nos incluye. No obstante, en la oración, siempre se puede precisar como uno desee.
Saludos cordiales.
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L.V.: Así es; aunque yo diría que existen, además, antecedentes previos pertenecientes al Pontificado anterior. Pero en fin, dejémoslo estar.
Saludos cordiales también para ti, Néstor.
una Iglesia donde nos escuchemos unos a otros, de puertas abiertas, acogedora y fraterna, capaz de caminar desde el respeto, la compasión y la delicadeza ... la centralidad de la persona y su dignidad debería ser normativo para todos los cristianos ... y evitar todo tipo de discriminaciones injustas y procesos que nos deshumanizan.Sería bueno saber que entiende Cobo por discriminaciones injustas; evidentemente para él la que sufren los homosexuales a causa de su práctica del sexo contra-natura es de ese tenor. ¿Qué nos dice San Pablo? Pues lo siguiente:
Os escribí en la carta que no tuvieseis trato con los fornicarios. No digo con los fornicarios de este mundo en general, o con los avaros, ladrones o idólatras, pues entonces tendríais que salir del mundo. Mas lo que ahora os escribo es que no tengáis trato con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con ese tal ni siquiera toméis bocado. Pues ¿qué tengo yo que juzgar a los de afuera? ¿No es a los de adentro a quienes habéis de juzgar? A los que son de afuera los juzgará Dios: “Quitad al malvado de en medio de vosotros”.Claro que sí Doctora, las ovejas de Cristo no conocen la voz de los extraños. Y no solo eso nos dijo Él, sino que nos guardáramos de los que vienen a nosotros con vestidos de ovejas pero por dentro son lobos rapaces. Y Cobo es un lobo disfrazado de oveja; sus palabras y acciones lo ponen en evidencia (lamentablemente también en Argentina tenemos otros tantos). Es una persona que no cree en Dios ni le teme; si creyera en Dios, obraría conforme enseñó Cristo ("¿Por qué me llamais Señor, Señor, y no haceis lo que yo digo?"). Y el Señor dejó fuera de toda duda que el matrimonio es entre hombre y mujer y que toda actividad sexual fuera del matrimonio es pecado. Y lo que practican éstos que así mismos se llaman "católicos", no solo es pecado porque lo hacen fuera del matrimonio, sino que es pecado nefando, que clama al cielo. Como decía Isaías, "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz".
Procedió muy bien al escribir este artículo Doctora (que por otra parte está excelentemente redactado, ni una coma de más), por más que otros articulístas de Infocatólica también se hayan referido a este episodio. Nunca es poco dejar bien establecida la doctrina católica en esta época de oscuridad, donde estos enemigos de Cristo a fuerza de repetir una mentira, la quieren convertir en verdad.
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L.V.: El problema es que se puede generar mucha confusión, dentro y fuera de la Iglesia, con grave riesgo para muchas almas.
2. Pues, la Iglesia no condena a nadie, es Sacramento universal de salvación, lo más que puede es excomulgar al hereje que si no se arrepiente se condena él y es medida para proteger a los demás de ese peligro para el alma -como debería ser en el caso de la pretensión LGTB como uniones válidas-, porque es el hombre viejo quien se condena al rechazar a Dios y Su Cristo. El grave problema está en el príncipe de los Jerarcas y muchos Jerarcas tipo Cobo.
3. La Iglesia enseña quien se puede condenar por poseer la Verdad, no por más inteligente que ha encontrado la Verdad, sino que la Verdad la ha fundado para transmitirla como Remedio para toda alma.
4. Así, pues, en base a la Revelación de los Mandamientos y el Evangelio, la Tradición Apostólica y el Magisterio, es pecado mortal de palabra, pensamiento, obra y omisión el pecado sodomítico. Si en el adúltero es pecado mortal el deseo de su corazón y el acto mismo del adulterio, en el sodomítico igual y mayor por ser contra natura. La tendencia homosexual no es pecado, pero es desordenada, porque es tendencia a algo que es contra la naturaleza, pecado nefando.
5. Hay que rezar por el alma de Robert Francis Prevost. Pues, el Papa ha recibido en audiencia a James Martin, y de tapadillas a la Caram, porque del 5-7 septiembre el Vaticano recibirá una peregrinación LGTB: Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti, Intersexual y Queer, y sus familiares, por el Jubileo organizado por la Casa de Jonatan.
6. La agenda de la peregrinación incluye una vigilia de oración, una misa, y el cruce de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro. Alessandro Previti, uno de los organizadores de la peregrinación, señaló: “El objetivo principal es orar y sentirnos parte de la Iglesia, ser bienvenidos como somos, por quienes somos”. El somos es la palabra, el pensamiento, la obra y la omisión LGTB: que se hable bien de lo sodomítico, que se piense que está bien, que el acto sexual es normal y que se omita a Dios y Su Cristo en los sucesores de los Apóstoles para recordarles su pecado mortal.
7. La postura francisquista de confusión y ambigüedad de León XIV ya está clara. En mayo dijo que el matrimonio es “el modelo concreto entre el hombre y la mujer” y ahora esto: cuando el Martin y la Caram deberían estar expulsados y excomulgados por el daño que están haciendo en las almas que se pierden. Todo esto es de una gravedad extrema: "eunucos por el Reino de los Cielos; no tengáis trato con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con ese tal ni siquiera toméis bocado; y todo el que se extravía y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina, ése tiene al Padre, y también al Hijo. Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, ni le saludéis. Porque quien le saluda participa en sus malas obras". Pero, no estéis apesadumbrados, sino serenos, detestad y rechazad siempre lo sodomítico, porque de Dios no se burla nadie. Y vivamos bien y serán buenos tiempos para el prójimo y camino de salvación para nosotros por ser fiel a Jesucristo Señor nuestro.
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L.V.: Gracias por su comentario, pero los comentarios deben ser más breves. No se trata de que usted escriba un artículo.
A lo largo de dos mil años de historia la Iglesia no escuchaba, ni era acogedora, ni fraterna, no se evitaban discriminaciones injustas, ni procesos que nos deshumanizan.
Porque los católicos no solamente consideraron la homosexualidad (durante mucho tiempo llamada sodomía) un pecado sino una degeneración moral, una enfermedad y un delito.
Y los sodomitas han sufrido todo tipo de burlas, discriminaciones y castigos.
Ya el código de Justiniano acusaba a los sodomitas de causar la cólera de Dios, el cual mandaba a las naciones terremotos, plagas y sequías por tolerar su pecado y por eso se les condenaba a muerte para evitar dicha furia divina.
En España las Siete Partidas de Alfonso X continuaban con esa consideración y se contemplaban castigos de castración y ejecución.
Los Reyes Católicos en 1497 repetían lo mismo con una pragmática sanción que condenaba a la hoguera a los sodomitas y con los Austria el Santo Oficio los tenía entre sus objetivos.
Ya en tiempos de los Borbones se les mandaba a galeras y en fin con Franco y hasta 1977 estuvo vigente la Ley de vagos y maleantes bajo la cual a los homosexuales se les enviaba a prisión y campos de trabajo.
Además muchas veces fueron sometidos a pseudoterapias que incluían cirugías y drogas, e incluso ahora se les trata como pederastas en potencia, gente indeseable y enferma, se trata de hacer del SIDA sinónimo de homosexualidad, incluso un bloguero de esta web se quejaba de que al SIDA ya no se le llamara "el cáncer gay" como en los 80.
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L.V.: El lobby LGTB "católico" busca lo que busca, ya lo he explicado en el post. Así que no, D. José no tiene razón.
Pero si se afirma que durante la mayor parte de su historia la Iglesia no trató con respeto a los homosexuales, desde luego que es cierto.
Vamos que una cosa es que la sodomía sea pecado y otra que te manden a la hoguera o a remar en galeras.
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L.V.: Tampoco yo soy de ningún lobby; pero yo sí me meto, porque creo que me debo de meter.
Incluso hoy en día en países de mayoría cristiana del Caribe y el África negra la homosexualidad sigue siendo delito, en casos extremos condenada con la muerte como en Uganda.
Y eso a nivel de las leyes de los gobiernos, a nivel personal todavía hay mucha discriminación contra los homosexuales.
La referencia que di fue de un artículo de Juanjo Romero donde se quejaba de que al SIDA ya no se le llamara GRID como a principios de los 80 (Gay-Related Inmune Deficiency), lo cual es absurdo porque da a entender que sería una enfermedad exclusiva de homosexuales, cuando puede afectar a cualquier persona y de hecho a nivel mundial la mayor parte de enfermos e SIDA son heterosexuales.
Vincular homosexualidad con SIDA, con pederastia y demás es algo que sigue ocurriendo en ambientes católicos.
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L.V.: Que sí, hombre, que sí, que en toda esta historia los malos, malísimos, somos los católicos. Hale, p'a ti la "perra gorda". Este debate se acaba aquí.
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