InfoCatólica / María Lourdes Quinn / Categoría: ........ - Bíblicos

1.09.09

El legado de fe de Kennedy

Josué (1450A.C.-1370A.C.) nació en Egipto y cruzó el Mar Rojo con Moisés, sucediéndole por voluntad divina. Cruzó el río Jordan para entrar en la Tierra Prometida con el pueblo de Dios y conquistó ese territorio ayudado por el Señor, que, por ejemplo, detuvo el sol hasta que ganaron una batalla (Josué 10, 13).

Poco antes de su muerte, reunió a todo el pueblo para recordarles las maravillas que obró el Señor por ellos y declaró: “ ‘En cuanto a mí y a mi casa toca, nosotros serviremos al Señor.’” (Jos. 24, 15) El pueblo decidió lo mismo y Josué les recomendó: “Quitad, pues, los dioses ajenos que haya entre vosotros y volved vuestros corazones al Señor, Dios de Israel”. (Jos. 24, 23) Tras practicar su fe ante su familia y el pueblo, pudo dejar como legado una exhortación clara a amar y a servir a Dios sobre todas las cosas.

¡Cuánto se lamentaría que el Señor dijera en el Evangelio del XXII Domingo de Tiempo Ordinario a los judíos: “Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres” (Mc. 7, 8), todo lo contrario de lo que el valiente Josué hizo en vida.

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30.08.09

¿Preguntamos cosas al Señor más como los fariseos o como los apóstoles?


En el Evangelio del XXII Domingo de Tiempo Ordinario: “Los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: ‘¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?’” (Mc. 7, 5) Ellos se acercaban al Señor para hacerle preguntas, lo cual también hacían los apóstoles y otros en el mismo Evangelio. Examinando algunas características de las preguntas que le hicieron al Señor podremos discernir mejor si nos acercamos al Señor más como los fariseos o como los apóstoles.

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29.08.09

¿Cuándo se llega demasiado tarde a Misa?

S. Juan Bautista (s. I) indicó a sus discípulos que Jesucristo era el “Cordero de Dios” y demostró lo que S. Pedro expresó en el Evangelio del XXI Domingo de Tiempo Ordinario: “Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6, 68), al querer que el Señor creciera y su propia predicación disminuyera ante los hombres, y efectivamente murió antes que el Señor, dando testimonio de su fe.

¿Nos creemos también que el Señor tiene “palabras de vida eterna”? ¿Le damos suficiente importancia a la Liturgia de la Palabra de la Misa?

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Hay quienes se preguntan si uno debe llegar a tiempo para oír el Evangelio en una Misa para cumplir el precepto dominical o para poder comulgar, como hace esta persona en la sección de Preguntas y Respuestas de EWTN (pregunta y respuesta traducida del inglés):

Recibiendo la Eucaristía

Pregunta del 2.7.2003:

He hecho esta pregunta a muchos sacerdotes, y siempre he recibido una respuesta diferente. Si uno llega tarde a Misa, ¿no debería esa persona no recibir la Comunión? ¿Y hay un momento en la Misa que es un cierto punto límite después del cual uno no debería de recibir la Comunión? He visto a gente entrar justo antes de la Comunión y comulgar. Me han dicho que uno tiene que llegar a tiempo para oír el Evangelio. También me han dicho que tengo que estar presente para el Rito Penitencial. ¿Cuál es la verdad? Muchas gracias por su tiempo.

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24.08.09

3.08.09

¿Por qué no debemos cogernos la mano al rezar el Padrenuestro en la Misa?

Santa Lidia (s. I) era una comerciante de púrpuras, una mujer rica que convirtió por la predicación de S. Pablo. Vivía en Filipos, donde insistió en hospedar a S. Pablo en su casa mientras estuviera el santo en la ciudad. (Hechos 16, 13-15) Pero, no era la proximidad física ni los gestos externos los que unían a las primeras comunidades cristianas a pesar de la hospitalidad que se mostraban. Aunque Sta. Lidia y S. Pablo no estuvieran siquiera en la misma ciudad, había algo que les unía fraternalmente aún más: la Eucaristía.

Como nos dice Jesús en el Evangelio del XVIII Domingo de Tiempo Ordinario: “Mi Padre es el que os da el verdadero pan del cielo” (Jn. 6, 32). Este Pan del Cielo es el mismo Cuerpo y Sangre de Jesucristo que compartimos los católicos en la Santa Misa, el que está verdaderamente presente en la Eucaristía tras la Consagración mientras se conserven las especies de pan y vino.

La siguiente traducción de un fragmento del programa “Web of Faitih” de los Padres Levis y Trigilio en EWTN (Episodio 2, desde 47:48, producido el 30.6.08) ayuda a comprender un poco mejor la importancia de la Eucaristía para los católicos.

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Carta de un oyente:

“Querido Padre Trigilio:

“En cada parroquia que he tenido, se pide a la gente que se cojan la mano al rezar el Padrenuestro. Conozco a muchos que obviamente están incómodos o son reacios a unirse a eso, pero lo hacen de todos modos. Soy uno de esos individuos. Cuando expreso mis sentimientos sobre eso, la gente me pregunta: “¿Por qué eres tan quisquilloso?” o “¿Por qué no puedes aceptarlo?” Me dicen que podría ser un abuso, pero que aún si lo fuera, no sería uno muy grande.

“Siendo un converso del protestantismo al catolicismo, tengo grandes deseos de atender una Misa que no tenga abusos. ¿Es esto un abuso? ¿Qué tal si yo y otra persona que estamos hartos de esto imprimimos un pequeño artículo sobre las razones por las cuales cogerse de las manos es un error y lo dejamos en la cesta de la colecta? ¿Sería una buena idea? [dice el P. Trigilio: “No.”] Gracias por su respuesta y la energía que pone en cada programa. Que Dios le bendiga, Bob.”

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