La vida oculta y la Epifanía (I): esperanza en tiempos difíciles (Mt.2,2)
Hace algún tiempo, la lectora Camino Iriarte recomendó un escrito poco conocido de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), “La vida oculta y la Epifanía”, que es muy apropiado para acompañar la meditación del Evangelio del domingo de Epifanía. Fue escrito en 1940, poco después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, después de que las carmelitas le trasladaron de su convento en Alemania a uno en Holanda para intentar salvarle la vida y dos años antes de su muerte en Auschwitz. La primera parte nos ayuda a meditar: “hemos visto salir su estrella” (Mt. 2, 2). A continuación tienen la traducción de una versión en inglés que se puede encontrar aquí.
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Cuando la suave luz de las velas de adviento comienzan a hacer brillar en los oscuros días de diciembre una misteriosa luz en una oscuridad misteriosa, despierta en nosotros el pensamiento consolador de que la luz divina, el Espíritu Santo, nunca ha cesado de iluminar la oscuridad del mundo caído. Ha permanecido fiel a su creación, a pesar de toda la infidelidad de las criaturas. Y si la oscuridad no se permitía ser penetrada por la luz celestial, hubo de todas formas algunos lugares siempre predispuestas para que ardiera.

Los nombres que usamos no sólo nos identifican, sino que pueden expresan algo sobre los que nos dieron nuestros nombres, como por ejemplo su cultura, su formación, sus deseos de uno por la persona nombrada, etc. Aunque el nombre “Jesús” ya existía entre los judíos, Dios Padre deja claro el origen divino del nombre propio de su hijo al mandar al Arcángel Gabriel a anunciarlo a la Virgen María, y confirmando públicamente por medio sobrenatural que en el hijo de María se van a cumplir la larga espera de los hombres por la salvación de los pecados. Así, pues, Simeón confirmó en 
¡Feliz Año Nuevo 2009 a todos!
Los judíos consideran 2009 como el año 5770 porque al año gregoriano añade el calendario hebreo 3761 años (considerado por ellos la fecha A.C. de la creación del mundo). Además, porque su calendario es lunisolar, celebran el día de año nuevo el día de Rosh Hashaná (“cabeza de año”), que suele caer en septiembre. Los judíos en Israel llaman al 31 de diciembre “Silvestre” porque en tiempos remotos lo oían de los cristianos en la región. Sin saberlo, nombran al santo del día: