LXXXIV. La Ascensión de Cristo
Utilidad de la Ascensión de Cristo[1]
A las cuatro cuestiones dedicadas a la Resurrección de Cristo, en el tratado de la Vida de Cristo de la Suma teológica, ya examinadas, sigue otra en la que Santo Tomás se ocupa de su Ascensión, porque, como dice en el escrito sobre el Credo: «Después de la Resurrección de Cristo es necesario creer en su Ascensión: ascendió al cielo a los cuarenta días»[2].
En el artículo primero de esta cuestión sostiene que fue muy conveniente que Cristo subiera al cielo tanto para Él como para los hombres. Respecto a lo primero lo prueba con el siguiente argumento: «El lugar debe ser proporcional al que lo ocupa. Cristo, después de su resurrección, inauguró por ella una vida inmortal e incorruptible. Además, esta tierra que nosotros habitamos está sometida a la generación y a la corrupción, mientras que el cielo está exento de la corrupción. Tal es el motivo, porque no fue conveniente que Cristo, después de la resurrección, permaneciese en la tierra, sino que fue conveniente que subiese al cielo»[3].