XCI. La humanidad de Cristo
1074. –Con la refutación de la herejía nestoriana, se ha probado que hay que entender: «el misterio de la Encarnación de suerte que sea una e idéntica la persona del Verbo de Dios y la del hombre». ¿Hay más dificultades en el «estudio» de este misterio?
–Declara Santo Tomás que todavía hay otra dificultad, porque: «la persona divina sigue necesariamente a la naturaleza divina. Y lo mismo hay que decir de la naturaleza humana, pues todo lo que subsiste en la naturaleza intelectual o racional tiene razón de persona». Como ya dijo al tratar el misterio trinitario, el subsistente –la substancia individual que existe por sí y en sí, porque tiene un ser propio proporcionado a su naturaleza o esencia–, cuya naturaleza es racional, es lo que constituye y define la persona. «De ahí que (en Cristo) no parezca posible que haya una sola persona, siendo dos las naturalezas divina y humana».
Explica seguidamente que: «para solucionar tal dificultad, propusieron algunos diversas opiniones. Y así, Eutiques, para salvar contra Nestorio, la unidad de persona en Cristo, dijo que había también en Cristo una sola naturaleza, de suerte que, a pesar de que antes de la unión hubiera dos naturalezas distintas, divina y humana, sin embargo, en la unión se juntaron en una sola naturaleza. Y así decía que la persona de Cristo: «procedía de dos naturalezas», pero «que no subsistía en dos naturalezas». Por esto fue condenado en el sínodo de Calcedonia»[1].